Las tres palabras que movieron el cierre

Las tres palabras que movieron el cierre

La de anoche, cuando el cierre de esta edición, fue otra adrenalina. El apuro del cierre fue reemplazado por otro vértigo: el de ganarle a Paraguay y que la Selección Nacional llegue a la final de la Copa América. Las noches en la redacción de un diario se caracterizan por la urgencia para que los periodistas cierren sus crónicas, para que los diseñadores rediagramen una página en la que impactó una noticia de “último momento”, para que el editor de fotografía procese esa imagen que falta, para que los jefes titulen... Pero ayer todo se asemejaba a una maquinaria aceitada. La edición transcurría sobre una suerte de rieles tácitos. Todos escribían, rediagramaban, ilustraban y titulaban en una silenciosa comunión de objetivos. Los pedidos, por supuesto, eran imperativamente formulados a las pantallas de los televisores. “¡Marcalo!” “¡Tirala para el otro lado!” “¡Amonestalo, infeliz!” “¡No hagamos eso, por Dios!”. Hasta que llegó el primer desahogo. Y otro. El de ellos, sí. Pero en el segundo tiempo, otro nuestro. Y después otro. Y otro más. Y el último. Mientras tanto, la edición cobraba forma casi con sigilo. Movida apenas por tres palabras: sí, no, gol...

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