¿Cómo cambiar la vida para bien en sólo un mes?

¿Cómo cambiar la vida para bien en sólo un mes?

Hoy puede ser un día perfecto para empezar a disfrutar de una vida de calidad.

LA GACETA LA GACETA
30 Junio 2015
A menudo, el ajetreo de la vida diaria dificulta mucho a las personas salir de la monotonía y ocuparse de sí mismas. Pero, como dice el proverbio, “el camino más largo, comienza con un solo paso“, y hoy puede ser un día perfecto para empezar a disfrutar de una vida de calidad. 

Estos pasos, que son en realidad muy sencillos, te ayudarán a cambiar tu vida para bien en sólo un mes: 

Semana 1: cuerpo y hábitos

- Levantarse temprano: alrededor de las 6; si lo hacés, el tiempo que te hacía falta y que nunca tenés durante el día para dedicarte a vos mismo aparecerá de inmediato. Ventajas: silencio y tranquilidad que te permiten concentrarte en tus asuntos mientras los demás duermen. Es un momento ideal para hacer ejercicios matutínos que te permitan disfrutar el día al 100%. La pereza y la falta de deseo de levantarte temprano no son un indicador de cansancio, en realidad podrían interpretarse como un indicador de que no querés levantarte a vivir tu vida. ¿Para qué levantarse si te espera el ómnibus, el tráfico, el trabajo...? Pero si en cambio el primer pensamiento fuera "¡qué bien, un nuevo día, hoy voy a hacer (lo que quieras que no sea dormir) para sentirme bien!", muy probablemente será mucho más facil salir de la cama. Levantate temprano y dedicate tiempo. Si es dificil levantarse porque no dormís bien, acostate más temprano. Podés hacerlo si te organizás.

- Alimentación ligera: para los cambios que se aproximan necesitarás una gran cantidad de energía. Lo más probable es que toda la energía que tenés en este momento sea usada por tu organismo para seguir funcionando y contrarrestar la influencia del alcohol, cigarrillos, comida grasosa, pastelitos, dulces, etcétera... Cada quien tiene en su lista debilidades que hay que tachar. Podés elegír el tipo de alimentación que te parezca correcto. El vegetarianismo es una opción para algunos; otros no podrían vivir sin la carne (y eso es normal); otros deciden eliminar los fritos, y así sucesivamente. Lo que sí es cierto es que el alcohol, las papitas, los refrescos dúlces, los embutidos y la comída chatarra no aparecen en ninguna guía nutricional sana; por eso lo mejor es eliminarlos. También sería prudente reducir el tamaño de las porciones y no comer hasta el hastío antes de dormir (y mejor aún, no comer en la noche). En lo que respecta al resto de la alimentación, podés escuchar lo que tu organismo o tu nutricionista quieran; lo más importante es no ponerse metas prácticamente inalcanzables para eliminar y/o metabolizar las toxinas. Por el contrario, sería mejor ayudar al organismo alimentándolo con comída ligera, sana y deliciosa. Tendrás más energía y te sentirás físicamente mejor.

- Deporte: quizá lo más importante. Tener un cuerpo tonificado (no necesariamente perfecto) y sano es una condición necesaria para disfrutar de una mente sana. El movimiento es vida; por eso, para despertar la vida que hay en ese cuerpo y mente cansados hay que moverse. No importa cómo prefieras hacerlo; lo importante es que sea a conciencia. Practicar yoga, trotar y bailar son opciones populares que producen gran placer, aunque también podés ir al gimnasio, caminar al trabajo o sencillamente olvidarte del ascensor. 

Semana 2: limpieza de espacios, asuntos y lo que te rodea

- Limpiar el espacio: todo lo que no sirve, que no estorbe. Guardar lo viejo en el depósito no vale. Límpiá y ordená todos los rincones, todas las mesas, todos los armarios y por todas partes. Pensá que cada cosa que hay en tu casa no sólo ocupa espacio, sino que además se lleva un poco de tu energía, hasta la cosa más pequeña. ¿Vale la pena? Dejá sólo lo realmente útil, las cosas que te alegren, que te inspiren y que te generen bienestar. Aquí hay un detalle: si aún tenés ese oso de peluche que te regaló esa persona especial en 1998 pero ya no estás con él o ella, pues también es hora de despedirse del oso, o lo que quiera que sea, por más "positivo" que te parezca. Tiralo y no lo pensés, verás que será más facil respirar, especialemente si después limpiás el polvo y el piso.

- Limpieza de asuntos y deberes: pensá: ¿hace cuántos años querés aprender inglés? ¿hace cuánto que tenías planeado un viaje? ¿cuántos puntos de los propósitos de año nuevo pasás al año siguiente cada vez? Pensá en todas las promesas similares que te has hecho y has hecho a los demás, y decidé qué hacer con ellas. Hacé lo que tenés que hacer en vez de cargar con el peso de esas responsabilidades. Es algo así como llevar sobre tus hombros un mono que no te deja estar tranquilo; a medida que dejas todo para después, el mono crece y te tapa los ojos, juega con vos y apesta.

- Limpieza de lo que te rodea: acabá con las relaciones interpersonales que son como un lastre, y/o te hacen sentir triste o de mal humor. No relacionarse con aquellos que critícan constantemente y nunca están satisfechos con nada, con aquellos con quienes ya no tenés nada en común y que no te enseñan nada bueno no sólo no es un pecado, sino que es muy saludable. Date permiso para decir no, para no sonreir si no te nace, para no ser tan educado como deberías si no te place, para ser sincero; si ese es el costo de la libertad, vale la pena pagarlo. En cuanto a los padres, por más que la relación con ellos sea dificil, lo mejor es intentar mejorarla y pasar más tiempo con ellos.

Semana 3: planes, metas y sueños

- Escribir y realizar los planes: la semana pasada ya debiste hacer una lista de cosas por hacer. Mirala: ¿qué te parece? ¿despierta en vos alegría, entusiasmo y deseo de subirte las mangas y comenzar? Si no es asi, es posible que valga la pena tachar otro par de puntos. O bien, llevarlos a cabo y luego tacharlos. En cualquiera de los casos, aumentará tu fuerza y tu deseo de vivir. Escribí también lo que te hace vibrar, lo que te apasiona; pensá en lo que te gusta y lo que te gustó alguna vez. No olvidés planear no sólo el trabajo y el dinero, sino también el descanso, el tiempo con los amigos y las personas que amas. Por ultimo pero no menos importante, el tiempo que te dedicarás a vos mismo. Hay que hacer un plan que sientás ganas de realizar, que te haga temblar las piernas de emoción. Es como si quisieras escribir un libro tan interesante de tu vida que después querrías volver a leerlo. Lo importante es definir fechas y pasos concretos; así tenés prácticamente garantizado que se cumplirá y no caerá en el ciclo del “después“.

- Escribir la lista de lo imposible: se trata de escribir una lista de los sueños que no se cumplirán nunca, ese tipo de cosas que son tan irreales que realizarlas parece algo imposible (podés escribir también el erradicar el hambre del mundo y subir al Everest). Apagá por un momento tu lógica e imaginá que todo en el mundo está a tus pies: tenés tiempo, dinero, las conexiones necesarias, el talento especifico. Hacer esto es muy útil porque sabés lo que querés, y aunque sea muy dificil estás un paso adelante para lograrlo, porque si aparece la oportunidad, la reconoceràs.

- Hacer planes cada día: cada noche escribí los planes para el dia siguiente, ya sean planes cortos, medianos, especificos o como sea, pero debe haber un plan. Incluso, si el otro día ya no te acordarás de que tenías ese plan, tu productividad aumentará mucho; está comprobado. Además, no olvidés mirar de vez en cuando tu plan global y preguntarte ¿es hacia allá para a donde voy? ¿para dónde voy? e incluso ¿voy a alguna parte? ¿por qué?

Semana 4: extender las fronteras

- Tratar de vivir de otra manera: no hay necesidad de hacer cambios abismales; podés ir al trabajo por otro camino, entrar a un café al que nunca habías ido o a una tienda hasta ahora desconocida. Al menos por una vez intentá practicar diferentes tipos de deporte; tratá de hacer lo que nunca habías hecho. Durante un día normal, cuando hagás las cosas que normalmente haces preguntate: ¿qué puedo hacer de otra manera ahora mismo? Hay que crear la costumbre de probar algo nuevo cada día, y salir poco a poco de la rutina.

- Salir de la zona de confort: por supuesto que todo lo anterior -si en verdad lo has hecho- ya habrá significado salir un poco de la zona de confort, pero se puede ir más lejos, ver a la cara a tus miedos, y no sólo verlos a la cara sino combatirlos. ¿Temés a las alturas? Pues andate a saltar en paracaidas. ¿Le temés a tu jefe? Presentate en su oficina con nuevas ideas para mejorar la eficiencia del lugar donde trabajás. ¿Tenés miedo de conocer gente nueva? Entonces concurrí a una fiesta donde no conozcás a casi nadie -o a nadie de ser posible- para no tener la opción de esconderse tras conversaciones con algun camarada y dejar pasar la oportunidad de agarrar al toro por las asts y hablarle a gente nueva. Intentá probarte a vos mismo en situaciones “extremas“ como esas.

- Descansar: ¿y qué pensabas? ¿sólo hay que trabajar? No. Pero si vas a descansar es indispensable hacerlo fuera de casa, desconectar internet y apagar el teléfono. También es indispensable hacerlo solo. En este último punto es igualmente esencial tener una buena y sincera ”retroalimentación". ¿Qué pasó? ¿Que ha cambiado? ¿Qué cambios permanentes habrá en mi vida después de esto?

Lo que te espera a mitad de este camino puede que supere tus expectativas. Llevando a cabo estas sencillas instrucciones, cada día y dándoles cabida en tu vida, te sentirás en armonía, serás consciente de lo que podés, verás la luz al final del tunel y el sendero que va al camino correcto, y que con el tiempo será tu camino.

Fuente: Genial.guru

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