En la villa de Famaillá

En la villa de Famaillá

La delineación y las expropiaciones de 1889

LÏDORO J. QUINTEROS. A pedido de los vecinos, dictó el importante decreto sobre Famaillá de 1889.  la gaceta / archivo LÏDORO J. QUINTEROS. A pedido de los vecinos, dictó el importante decreto sobre Famaillá de 1889. la gaceta / archivo
En 1889, Eudoro Robles, José Elías Pérez, Ciriaco Heredia, Lucio Torres, Déboro Avellaneda y otros doce vecinos de Famaillá, expusieron al gobernador Lídoro J. Quinteros que años atrás habían pedido, sin éxito, que se delineara la villa con las expropiaciones del caso.

Esto porque, decían, estando “rodeada la villa por la estancia de Famaillá y estando ella indivisa, no había persona que pudiera o quisiera vender terreno para edificar”. Agregaban que “muchísimos son los vecinos y extraños que solicitan lotes de terreno; pero como no hay quién venda, es imposible la edificación y progreso de la villa”.

El Departamento Topográfico, a pedido del Gobierno, pasó a ejecutar el plano. Proponía dar a la villa la extensión de 98 y media hectáreas, “debiéndose descontar de ella la plaza actual y los terrenos ya divididos en solares para la edificación”.

El 24 de octubre, el gobernador Quinteros declaró de utilidad pública “las 98 y media hectáreas pertenecientes a la señora Mercedes de Morales y a la estancia denominada Famaillá”, con el descuento de los predios indicados por el Departamento Topográfico

Fijaba los límites del área a expropiar: una línea hacia el Este, desde la esquina del terreno de Ciriaco Heredia (al Noreste de la plaza), que toque con la barranca del río Famaillá. Tal punto de intersección servirá de arranque del trazado, “tirando desde este hacia el Sur una línea de 604,73 metros, de cuyo término se tomará al Oeste una longitud de 1.026 metros”. Desde la terminación de esta, “se determinarán 1.038,73 metros al Norte y, a partir de este último punto, se trazará una línea hasta dar con las barrancas del río de Famaillá”.

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