Drama pasional en la estación de trenes de Concepción

Drama pasional en la estación de trenes de Concepción

27 Junio 2015
Los viajeros abarrotaban los andenes de la estación de trenes de Concepción; el ir y venir de pasajeros que llegaban o salían era imparable:   hasta el momento en que un hombre decidió terminar la discusión con su mujer a balazos. El miedo, los gritos, las corridas y los golpes dominaron la escena luego de que Ramón Gil Molina, de 24 años sacara un arma con la que le hizo cinco disparos a su concubina Justina Guzmán (20); dos impactaron en la mujer. Las heridas fueron de gravedad y tuvieron a la mujer varios días internada.

Según la crónica de LA GACETA las reyertas entre los amantes eran continuas; hasta que Guzmán se decidió a abandonar al hombre y dejar el hogar de ambos en la localidad de San Pablo. 

La mujer tomó el tren en esa ciudad con la intención de llegar hasta la sureña La Madrid seguida de cerca por su concubino. En la Perla del Sur fue alcanzada por Gil Molina, y siguió la disputa iniciada horas antes y casi 70 kilómetros más al norte. La discusión siguió en el andén con la imposición del hombre, que era casado y tenía tres hijos, de que ella volviera a su lado. Guzmán no estaba dispuesta a reconciliarse, se negó rotundamente y se subió al estribo del convoy haciendo gestos de negativa. El relato siguió así: “esto puso fuera de sí a Molina y sacando el revólver que llevaba consigo disparó contra ella cinco tiros, dos de los cuales fueron a herirla gravemente. Otro de los disparos alcanzó a rozar a un menor que se hallaba en el andén”.

Los disparos atrajeron al policía de guardia de la estación que rápidamente detuvo al hombre y secuestró el arma. La víctima fue atendida en el lugar, donde se constató que presentaba un balazo en el pómulo, sin orificio de salida, y otro en el abdomen con orificio de salida por la espalda. Luego fue trasladada al hospital de Concepción donde fue atendida y permaneció internada. 

Mujer golpeada

La violencia de género ese día también se extendió a la capital tucumana donde un hombre, en estado de ebriedad llegó a su casa y sin mediar palabra comenzó a romper todo lo que encontraba. Ante esto su esposa “le insinuó que cesara en sus hostilidades”. Esto fue suficiente para que se disgustara y haciendo una demostración de su estado de ánimo la tomó primero a golpes de puño y luego la agredió armado con un cuchillo cañero”.  La mujer sacó entereza, tomó de las manos al hombre durante varios minutos “al final de los cuales cesó la agresión por agotamiento del atacante”. Poco después la señora se presentó en la sede policial, donde hizo la denuncia correspondiente para que se constatara las heridas que presentaba. 

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