El efecto Violetta dejó casi vacías varias aulas de 2° y de 3° grado

El efecto Violetta dejó casi vacías varias aulas de 2° y de 3° grado

Algunas de las nenas no pudieron dormir la noche anterior por la ansiedad de ver a su princesa favorita. Muchas faltaron a la escuela el martes.

“YUTERITAS”. Muchas mamás dejaron que sus hijas falten a la escuela para ir con tranquilidad a ver su ídola. la gaceta  / foto de osvaldo ripoll “YUTERITAS”. Muchas mamás dejaron que sus hijas falten a la escuela para ir con tranquilidad a ver su ídola. la gaceta / foto de osvaldo ripoll
25 Junio 2015
“¡Papá! ¿Sabés que ninguna de mis compañeras fue a clase? Solo estuvimos los varones”, dijo asombrado Iván, un nene de siete años, alumno de un colegio privado taficeño. Pero lo cierto es que lo que vivió Iván el martes se repitió en la mayoría de los colegios tucumanos. Los varones estuvieron a sus anchas porque las nenas pegaron un faltazo general. No cabía otra alternativa si se quería entrar a ver sin contratiempos el espectáculo de la princesa Violetta, que comenzó a las 18.30 del martes. “¡Pero además las chicas no tenían cabeza para estar en el colegio! Mi hija ni siquiera pudo dormir bien a la noche, se levantó por la mañana preguntando qué hora era y cuánto faltaba para que comience el show!”, contó María Fernanda, mamá de la pequeña Luz, de seis años.

Lo cierto es que en muchos colegios y escuelas públicas la sillas vacías sobraban desde 1° a 3° grado. “Pero sólo las de las nenas, en el caso de los varones no hubo ausentismo”, contó una docente de un colegio de Barcarce al 300. “Por ejemplo, de un grado con ocho mujeres faltaron siete. De un primer grado no vino a clase la mitad, todas nenas”, dijo la docente, que al principio no entendía nada hasta que se enteró del efecto Violetta.

La decisión de faltar al colegio el día del show ya estaba cerrada hace tiempo en algunos casos. Susana (mamá) y Solana (de seis años) estuvieron firmes a las 15, en la cola del club San Martín. “Allá nos encontramos con varias compañeras del colegio Nuevo Milenio donde va mi hija”, dijo Susana. ¿Cómo no acompañar a su hija en esa tremenda ansiedad por ver a la princesa de sus sueños? “Hace dos meses que sacamos las entradas, las de $ 800, ubicadas en la parte de atrás en la VIP pero de donde se veía bien. La organización no dejaba que ningún chico se pare en la silla”.

Solana se portó como una lady sentada sin chistar seis horas seguidas. ¡Y con el frío que hacía! “Bueno, ya cumplí. Me tenía loca con que la lleve a Buenos Aires a ver a Violetta hasta que nos enteramos de que venía a Tucumán”, suspiró Susana.

La mamá de Luana, en cambio, decidió que su hija no iba a faltar, pero la retiró a las 17 del colegio María Auxiliadora donde va a primer grado. “Compramos la VIP, estábamos en la fila 20, así que pudimos ver todo de cerca”, cuenta Érica. “La portera me contó que en los primeros grados no había tanta ausencia como en los 2° y 3°”, contó. Por esta vez, miles de mamás decidieron ser compinches de sus hijas, permitirles una yuta y corear juntas “Libre soy”, con complicidad.

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