La siesta que terminó siendo una verdadera pesadilla para los “decanos”

La siesta que terminó siendo una verdadera pesadilla para los “decanos”

FLOJO. Imbert ingresó en el segundo tiempo, pero no aportó demasiado. fotos de matías napoli escaleri (especial para la gaceta) FLOJO. Imbert ingresó en el segundo tiempo, pero no aportó demasiado. fotos de matías napoli escaleri (especial para la gaceta)
21 Junio 2015
BUENOS AIRES.- Pocas cosas suelen ser tan placenteras como una buena siesta. Salvo que durante ese lapso posterior al almuerzo, Morfeo provea una pesadilla en lugar de un plácido sueño. En eso se transformó para Atlético su visita a Los Andes, un partido jugado a la hora de la siesta en el que estuvo casi siempre dormido y del que necesita despertar con urgencia.

Las imágenes se suceden sin solución de continuidad: Azconzábal agita sus brazos, carpeta inseparable en mano, y su equipo no le responde en un segundo tiempo sin una sola jugada clara de gol; la interminable reunión pos partido en el vestuario, cara a cara entre el “Vasco” y sus players, sin testigos de ninguna índole, y con posterior desfile de rostros demudados.

“Pablo tiene sus motivos y no fueron hacia mí, quedate tranquilo”, responde el técnico, fiel a su estilo, sobre la intemperante reacción de Garnier.

Minutos antes, el “Vasco” había sacado del vestuario al resto del cuerpo técnico -utileros, masajistas, médicos- y dirigentes para cumplir con un ritual acostumbrado pero a la vez diferente.

“Hablamos siempre con los jugadores y hoy se habló del partido, de esta manera de jugar que no la tenemos que repetir”, minimizó el entrenador las circunstancias de la reunión y la larga demora en que abrieran las puertas del camarín, 45 minutos después de sellada la derrota.

Ante la consulta sobre si se siente con la energía suficiente para seguir adelante con su proyecto pese a los últimos malos resultados, Azconzábal contestó: “No pasa nada, estamos calientes porque perdimos, esto es un deporte, y si no estás caliente cuando perdés y jugás mal, y yo como entrenador no me preocupase, estaría equivocado”.

Enseguida, con el micro ya en marcha, “Pulga” Rodríguez bajó raudamente para intentar calmar a un supuesto barrabrava “decano”, que discutía acaloradamente con Leandro Díaz y Alejo Distaulo. Una postal más, de una siesta para el olvido. (Especial para LG Deportiva)

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