La dedocracia del Sapo Pepe
“Yo tengo un sapo que se llama Pepe, que salta y salta por todo el jardín, no tiene cola y es de color verde, no me hace caso siempre salta así”. De este modo comienza la canción más famosa del Sapo Pepe, uno de los personajes más queridos por los niños en esta última década.

En la jerga política “tragarse el sapo” es aceptar algo que se detesta o aprobar algo a lo que nos oponemos por una orden verticalista, que viene “de arriba”.

Los Kirchner son los reyes de los sapos a la olla, a la plancha, a la parrilla. Desde el general comprometido con la dictadura César Santos Gerardo del Corazón de Jesús Milani al frente de las Fuerzas Armadas Nac & Pop, hasta el ultraliberal vicepresidente procesado Amado Boudou, el matrimonio santacruceño ha obligado a su tropa a tragarse más sapos que una serpiente en un estanque.

El relato progresista y filo setentista chocó demasiadas veces contra una realidad que está lejos del discurso cuasi revolucionario que intentaron venderle, en muchos casos exitosamente, a una juventud entusiasmada ideológicamente con una América Latina unida bajo los ejemplos de San Martín, Bolívar y el Che.

Es encomiable el esfuerzo sobrehumano que han hecho muchos militantes tantas veces, caídos en desgracia y al borde del ridículo, para defender lo indefendible. Explicar por qué la abanderada de los humildes “está en todo su derecho” de lucir 200.000 dólares en joyas, o justificar a Chevrón mientras se queman banderas yanquis. Es heroico ver al eco-hippismo kirchnerista callar ante las multinacionales de la soja y de la minería, los obscenos sueldos de los camporistas, la corrupción batiendo récords Guinness, la inflación fábrica implacable de pobres o el Indec que se niega a dar a conocer los índices de pobreza “porque no hay que estigmatizar a los pobres”. Ni hablar de bancar a fuego a los caudillos clientelistas de las provincias, los principales socios del “proyecto nacional y federal”, que administran los estados como si fueran propios.

Hubo momentos saperos desopilantes, como cuando antes de las elecciones de 2011 el kirchnerismo acuñó esa histórica frase: “El pueblo de La Rioja debe honrar a Carlos Menem y se lo honra con el voto”. Tan desopilante que algún travieso creó en Twitter el hashtag #TemporadaDeSapos, tendencia que aún hoy puede consultarse en esa red social.

Aquella vez explotó Twitter y el tema estuvo entre los diez más comentados durante varios días. Citamos algunos memorables recopilados por el blog “Nunca se Sabe”:

@pinchudo: hoy con lo de Menem queda instaurado el Día Oficial del Sapo?

@1nuncasabe: Cristina, Louis Vuitton y vos. #TempradaDeSapos

@Lucaballito: Se pintan de jóvenes rebeldes y son todos funcionarios con supersueldos al servicio de un gobierno del PJ.

@asnicarivan: “Sapos de la Argentina” Vol.15 El nuevo libro de Felipe Pigna.

@queca87: Vetar el 82% móvil en nombre de los intereses de los jubilados…

@queka87: Cuando La Cámpora dirige la Corpo Puerto Madero y está en el directorio de Aluar por la plata de los jubilados, sabés que es #TemporadaDeSapos

@orwellgeorge: Tenés 50 palos y hablás de redistribución de la riqueza. #TemporadaDeSapos

Esta semana pasará a la historia como uno de los íconos kirchneristas en su ya prolífica #TemporadaDeSapos, luego de que la jefa transformara las PASO que ella inventó en las SAPO.

Aniquiló de un plumazo una de las chicanas más célebres acuñada por los militantes K cuando querían patearle el tobillo a cualquier voz crítica: “Si no te gusta armate un partido y ganá las elecciones”.

Lo siento, esta vez no habrá elecciones primarias en el Frente para la Victoria. Y al que no le guste que se arme un partido y… en fin. La señora señaló con el dedo a Daniel Scioli, uno de los hombres más atacados, insultados y desprestigiados por los kirchneristas de paladar negro, y los dejó pedaleando en el aire, como en esa memorable escena de la película “ET” (para los que tenemos más de 40).

“Le digo Pepe vení y él salta salta, Pepe tomá y él salta salta, Pepe pará y él salta salta... te vas a marear, te vas a mareaaaaaaar”.

La estrategia de la presidenta sorprendió a millones, pero es muy simple y cruda, tanto que produce escalofríos. Guardó las ideologías en el cajón de las carteras Dior y los bolsos Hermés y eligió conservar el poder y los fueros. Demostró que tiene sangre fría y calculadora y que es capaz de degollar a un hijo para conseguir lo que quiere y es prácticamente lo que hizo. En el partido de la lealtad le clavó un puñal bien clavado por la espalda a Florencio Randazzo, quien prácticamente se enteró por televisión que la jefa lo cepillaba. Para colmo, lo traicionó con su jefe de campaña y principal mentor de su postulación presidencial, el secretario Legal y Técnico Carlos Zannini, el mismo que le daba letra para esmerilar al menemista, farandulero, candidato de los medios hegemónicos y las corporaciones, amigo de los fondos buitre y de los yanquis, Daniel Scioli.

“No creo que Cristina elija como candidato a Scioli. Cristina no le va a entregar nunca el proyecto a Scioli”, nos dijo Randazzo durante una reunión en LA GACETA, el 13 de noviembre de 2014.

“Cristina sabe que él es un hombre que emerge en los 90’ por ser motonauta famoso y estar casado con una modelo. Yo soy un militante desde 1983, me enamoré de la política y creo en la gestión. Scioli es conservador”, agregó.

Pero la jefa, como les encanta llamar a los peronistas a todo el que tiene la chequera, le entregó el proyecto a Daniel. Porque para la militancia progre ahora es Daniel.

De todos modos, el plan no le salió redondo a Cristina. Ella quería ponerle un lazo a Scioli con un perro guardián del proyecto sapo como es Zannini y mandarlo a Randazzo a Buenos Aires para, desde la provincia más importante del país, condicionar el gobierno de Scioli. Encima le ofrecía fondos nacionales directos para la provincia, para que no dependa del motonauta (así se deciden los presupuestos en este país). “No voy a desestabilizar a nadie”, le respondió Randazzo y se fue a su casa.

Desairó a la señora, algo que ella no perdona, y seguramente se lo hará pagar. Para colmo hizo público su desaire en una carta, donde además desnudó que fue ella la que lo bajó de la candidatura para favorecer a Scioli.

La furia y la decepción de la militancia enamorada de la causa sapo explotó en la propia página de Facebook de la presidenta. Hasta ayer había unos 4.000 comentarios bajo el último post que publicó Cristina, donde la inmensa mayoría se mostró desilusionada con la decisión de la señora.

Los principales reclamos fueron en torno de la elección de Scioli y de la imposibilidad de poder votar y elegir un candidato .“Te banco un montón Morocha, pero en esta, no”, escribió Nico Schön, en lo que tal vez es la síntesis de lo que expresaron miles.

Como si fuera una broma pesada, Cristina salió a responderles a través de Aníbal Fenández, quien transmitió sus palabras: “la presidenta recordó que hasta el sábado a las 24 horas está abierta la posibilidad de que se sumen precandidatos a presidente o a gobernador”. Parece una broma de Tinelli, pero fue real.

Como afirman algunos analistas, no bajaron a Randazzo, se bajó la presidenta, de su propio relato, porque la única coherencia que se mantuvo intacta en estos 12 años es la de conservar el poder.

“Y cuando llueve salta por los charcos, y ese pocito donde va a dormir, no tiene cola y es de color verde, no me hace caso siempre salta así…”

En un par de semanas el sapo Scioli será Daniel y ya nadie recordará nada. Y si en octubre gana será el dueño de la chequera, el nuevo jefe del proyecto nacional y popular progresista. El heredero de Néstor, Cristina y el Che.

Scioli, sí, el mismo Scioli desde hace 20 años, con los dos dedos en vé.

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