¿Qué será lo que nos está matando?

¿Qué será lo que nos está matando?

Marie Curie fue una mujer que rompió todos los moldes, todos. Fue la única ganadora de dos premios Nobel, uno en Física (1903) y otro en Química (1911), la primera en tener a cargo una cátedra en la Universidad de la Sorbona (Francia) y la única cuyos restos descansan el pabellón de Hombres Ilustres de Francia. Su historia es apasionante y la descubrí gracias al libro de Rosa Montero, “La ridícula idea de no volver a verte”, que me regaló un médico.

Curie descubrió el radio, por eso se la considera la madre de la radioactividad. Murió de cáncer a los 67 años, probablemente, por causa de los efectos de su propio descubrimiento. Trabajó igual o más que su marido, Pierre, con el que compartió su primer Nobel. Tuvo un affaire con un científico casado (ella era viuda) y por esa razón le negaron el ingreso a la Academia Nacional de Ciencias, también le sugirieron que no asistiera a la entrega de su segundo Nobel. Ella no hizo caso y fue lo mismo, subió al estrado y le dedicó la distinción a la memoria de su marido. Lo amó con locura. Tuvo dos hijas con él, una de ellas también fue premiada con el Nobel de Química.

No se pintaba, se arreglaba muy poco y pasaba más de 12 horas por día en el laboratorio. También cuidaba a sus hijas, cocinaba y era esposa.

Su descubrimiento revolucionó las ciencias y la medicina del naciente siglo XX. Pequeñas dosis de radio comenzaron a incorporarse a miles de productos, desde cosmética hasta ropa para bebés. Se decía que curaba la impotencia, los dolores de articulaciones, que era una fuente de juventud. Pero con el correr de los años también se descubrieron sus efectos devastadores. Tanto Marie como su hija, Irene, murieron de cáncer y todo indica que por haber manipulado sin precauciones el radio en el laboratorio. Pero a principios de 1900 era tanto el entusiasmo que había por el descubrimiento, que nadie pensó cuál podría ser el perjuicio, sino más bien, los beneficios.

Casi al pasar, Rosa Montero se pregunta: “¿Cuál será hoy nuestra radioactividad autorizada, qué sustancias legales nos estarán matando estúpidamente?”. Qué buena pregunta. Seguro que se te ocurren cientos de respuestas.

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