Manantial Sur recibe a los desterrados por las lluvias

Manantial Sur recibe a los desterrados por las lluvias

Comenzó la entrega de casas a las familias afectadas por los temporales del verano. Alegría mezclada con desarraigo.

HACIENDO COLA. Operarios de EDET recibían los papeles para poder realizar las conexiones de electricidad en las casas que comienzan a habitarse. la gaceta / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO HACIENDO COLA. Operarios de EDET recibían los papeles para poder realizar las conexiones de electricidad en las casas que comienzan a habitarse. la gaceta / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO
16 Junio 2015
Tres meses durmiendo en el piso es mucho tiempo. Y a pesar de que soy luleña de nacimiento y que me va a costar empezar de nuevo acá, estoy contenta de tener una casa. Ya no dábamos más.

Una montaña rusa de emociones y sentimientos empezó a funcionar ayer en el barrio Manantial Sur, donde comenzaron a relocalizarse 92 familias que perdieron sus casas durante los temporales del verano. Era una alegría melancólica la que se expresaba en los rostros de los nuevos habitantes de ese megabarrio. Era una alegría melancólica la de María Juana Silva, luleña de 66 años que desde el día en que el río dejó su casa al borde del barranco, durmió en un colchón sobre el piso durante tres meses.

En el barrio hay máquinas trabajando, hay suelos removidos y hay cordones con el cemento todavía fresco. Los nuevos vecinos hacen cola para presentar los papeles para tener luz eléctrica, servicio que, según les prometieron, iba a estar funcionando ayer. Para lo único que tendrán que esperar es para el gas natural, por lo que algunas familias estaban dispuestas a llevar sus garrafas y anafes para cocinar y calentar agua para bañarse.

Apuro

“Por orden del Gobernador (José Alperovich) hemos adelantado la entrega de las viviendas. El único servicio que falta es el gas natural y se lo advertimos a las familias, pidiéndoles que no conecten los calefones ni las cocinas a sus garrafas porque están preparados para gas natural. Agua, cloaca y luz van a tener desde el comienzo”, le aseguró a LA GACETA Gustavo Durán, titular del Instituto de la Vivienda.

La razón del apuro, explicó el funcionario, es que no se podía sostener más la situación de las familias en los centros de evacuación. Además, habían corrido rumores de usurpaciones, entonces optaron por otorgar las casas.

Según Durán, en esta ocasión se entregarán 92 casas a familias de El Corte, Las Piedritas y Lules afectadas por las inundaciones; y 97 a policías que accedieron a las viviendas por sorteo. “Les explicamos que durante un tiempo van a estar un poco incómodos, porque el barrio está en obra”, advirtió.

Beatriz Mirkin, ministra de Desarrollo Social, adelantó además que en una próxima etapa serán relocalizadas las familias de capital que perdieron sus viviendas durante la emergencia hídrica. “Son casos puntuales que hay que ir resolviendo, porque no todos están dispuestos a relocalizarse. Además, tenemos que ver que estén los servicios en el barrio”, explicó.

Era verdad

Hasta que no tuvieron las llaves en la mano, los desterrados del temporal no creían en la promesa oficial de la relocalización. “Pensaba que era verso, como todo lo que dicen los políticos. Nos decían que teníamos que desarmar nuestras casas, pero nosotros no queríamos hacerlo hasta estar seguros”, confesó Fabiana Chaparro, una joven luleña de 27 años que mostraba la escritura de la casa donde va a vivir con sus dos hijos.

Nadie conocía ayer su dirección. “Si alguien me quiere venir a visitar, no sé cómo indicarles para llegar”, se reía Fabiana. Ella sabe que va a extrañar su tierra, pero jamás pensó que de un día para otro fuera a convertirse en propietaria. “Es algo para dejarles a mis hijos, eso me pone contenta”, dijo.

Para Rita Soria (24), en cambio, la inundación fue un milagro: “vivíamos a la orilla del Salí, en un lugar peligroso. No pensábamos que esto iba a ser verdad, que nos iban a trasladar. Es una bendición”, admitió, con la cara inundada de felicidad.

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