Alma desnuda

Alma desnuda

Estela Figueroa, "No destruyan mi cerro"

05 Junio 2015
Parada junto a un barranco, adentro del río, Estela Figueroa levanta su brazo derecho, hasta donde más puede. Se eleva en puntas de pie y señala una franja en el muro de barro, sobre su cabeza. “Hasta ahí llegaba el suelo años atrás”, dice sin quitar la vista de su dedo.

El trecho del río donde se encuentra está ubicado detrás de la avenida Perón, en el municipio de Yerba Buena. Figueroa ha emprendido una travesía por ese lecho, desde la altura del country del Golf del Jockey Club de Tucumán hasta la Escuela de Agricultura de la Universidad Nacional de Tucumán, más o menos. Y en ese trayecto se ha topado con barrancas agrandadas por el hombre -según ella- y con árboles caídos.

“El Anta Yacu ha sido destruido. Antes, era una senda por la que apenas pasaban dos personas juntas. Hoy, tiene el ancho de una avenida. Es evidente que no se efectúan controles”, dice la directora de No Destruyan Mi Cerro, una organización ambientalista que en 2011 denunció penalmente a la Municipalidad de Yerba Buena, a la Universidad Nacional de Tucumán y a la Dirección de Minería de la Provincia, por la extracción de áridos.

“La actividad minera es necesaria para el mantenimiento de los ríos. El problema es que se pasan. Sacan todo. Dejan el alma del río desnuda”, grafica.

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