“Se pasó de un espectador a secas a uno crítico”

“Se pasó de un espectador a secas a uno crítico”

El experto Jorge Dubati analiza los cambios que se registraron en el público en los últimos 15 años. El impacto de las redes sociales.

ESPECIALISTA. El crítico Jorge Dubati tiene previsto montar una sede de su Escuela de Espectadores en Salta. la gaceta / foto de héctor peralta ESPECIALISTA. El crítico Jorge Dubati tiene previsto montar una sede de su Escuela de Espectadores en Salta. la gaceta / foto de héctor peralta
03 Junio 2015
“El espectador cambió mucho en este siglo, desde 2001 hasta ahora. Tiene nuevas competencias, nuevos rasgos muy característicos y singulares, que son muy distintos a cómo eran en el pasado. No se limita al viejo rol de ir a ver una función, sino que se transformó en alguien crítico y activo, sobre todo es el que interviene de manera muy fuerte en el boca a boca, que es la institución que mantiene vivo al teatro en este momento”, afirma Jorge Dubati a LA GACETA.

El crítico teatral es uno de los más destacados de la Argentina y tiene un aceitado relevamiento empírico de las mutaciones que se vienen dando en el público argentino. Desde hace más de una década desarrolla la Escuela de Espectadores, un espacio dentro del Centro Cultural de la Cooperación de la Capital Federal donde se debate, discute y analizan las distintas propuestas que hay en la escena porteña. Pero ese modelo se replicó en otros puntos del interior del país y del exterior, lo que le permite tener un conocimiento acabado de la realidad artística desde el espacio más complejo: el del público, cuya satisfacción es siempre, desde la mirada de los creadores, un enigma difícil de resolver.

- ¿Qué le gusta hoy al público en el teatro, a diferencia de otros años?

- Es muy complejo hablar de si cambió el gusto, porque las tendencias del campo teatral llevan a desarrollar nuevas poéticas y uno siempre piensa que ellas están tanto en relación con las demandas del público como con los proyectos artísticos. Sí creo que hay nuevas formas de aproximarse al teatro y de reclamarles nuevas poéticas.

- Pero se registran mutaciones...

- Definitivamente sí. Se pasó del espectador a secas a un espectador crítico, y esto implica la democratización de esta última función, aunque muchas veces sea con una gran carga de amateurismo. No es un crítico profesional, pero están pasando cosas tan importantes, que exige la reubicación del crítico en su nuevo rol, un crítico filósofo.

- ¿En qué consiste esa nueva función?

- Si hacer crítica es describir, interpretar y valorar un espectáculo, como son sus bases desde el origen mismo de la labor en el siglo 18, eso hoy lo hace el espectador. Entonces, el crítico tiene que hacer otra cosa: su gran misión es transformarse para que, además de cumplir con todas esas funciones antes señaladas, produzca pensamiento, que es algo muy valorado por los espectadores.

- ¿Qué es la Escuela de Espectadores?

- Una experiencia de investigación que se abrió en 2001 en Buenos Aires, con una dinámica muy chiquitita al comienzo, con sólo ocho alumnos, yo como docente y una coordinadora, y que fue creciendo. A partir de 2007, ya éramos 340 personas, que actualmente llenan la Sala Solidaridad del Centro Cultural de la Cooperación y hay una lista de espera enorme, que crece todos los años. De Buenos Aires pasamos a Montevideo, México, Chile, La Paz, Colombia, Barcelona y a distintos lugares de la Argentina, como Córdoba, Bahía Blanca, Rosario, Neuquén y Mar del Plata, que es muy exitosa, y va a empezar en Salta. Es muy importante porque responde a una nueva realidad del funcionamiento del teatro. Evidentemente responden a una necesidad que tiene que ver con el funcionamiento de los campos teatrales hoy, con una gran cantidad de propuestas, con un teatro muy complejo y con características conceptuales muy especiales.

- ¿Las redes sociales cambiaron las formas de recomendar obras?

- El boca a boca o boca en oreja es una institución de la oralidad, que hoy incluye también a la escritura, y que implica la circulación de recomendaciones por parte de los propios espectadores. Es tanto el “andá a verlo”, el “no te lo pierdas”, el “es importante que lo veas” como el “no lo vayás a ver, porque no me gustó”. Incluye formas discursivas más elaboradas y es lo que verdaderamente mueve el espacio de los discursos críticos en el mundo. A partir de un empoderamiento de las nuevas tecnologías, ha surgido una enorme cantidad de espacios donde los espectadores escriben, por ejemplo blogs, Youtube (en lo audiovisual), Facebook, Twitter, Whatsapp, espacios de opinión en diarios y de páginas especializadas. Es una institución complementaria de la escritura, que democratiza absolutamente el mensaje para la difusión del teatro.

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