Por LA GACETA
02 Junio 2015
Las dramáticas consecuencias que provocaron las inundaciones del último tramo del verano todavía subsisten en amplios lugares de la provincia, pero especialmente en la zona Suroeste de nuestro territorio -en la zona limítrofe con Catamarca-, donde buena parte de la infraestructura caminera ha quedado destruida tanto por la evidente endeblez de sus construcciones, cuanto por la avalancha de lodo y agua a la que fue sometida por la inclemencia atmosférica.
Son continuas y numerosas las advertencias y denuncias de pobladores de esos lugares que, a través de fotos, mensajes por las redes sociales y cartas de lectores dan del cuadro de situación que enfrentan en esa zona y que golpean centralmente las actividades habituales de los pobladores de esas localidades, además del comercio y el movimiento económico que trasiega -o utilizaba- por esas rutas y caminos.
Es especialmente crítica la situación de la ruta nacional 65 (antes provincial, llamada 365) que une la ciudad de Concepción y la localidad de Alpachiri, con los poblados catamarqueños de Las Estancias (Aconquija) y Andalgalá. Cartas de lectores del domingo y de hoy dan cuenta de este trágico cuadro de situación.
El camino en la zona de Las Lenguas y el faldeo que continúa por esa ruta ha quedado seriamente obstruido por un alud que cubrió gran parte de la infraestructura del camino en esos días inclementes. Desde entonces, el paso está prácticamente cortado en la ruta, los ómnibus se ven imposibilitados de circular, y acceder a esas localidades se ha tornado imposible, muy especialmente a Las Estancias, un lugar tan próximo y apreciado para los tucumanos.
Así, al daño provocado por las violentas lluvias y el escaso mantenimiento de la red vial en esas zonas sobre la vida, el comercio y el patrimonio de cientos de tucumanos, la demora en resolver el desastre ocurrido en marzo pasado viene a agregar nuevos y dolorosos padecimientos a esos pobladores. Prácticamente incomunicados para abastecerse y desarrollar con alguna normalidad sus actividades, cientos de tucumanos -y catamarqueños, obviamente- tiene que hacer frente también a los nuevos gastos y sobrecostos que le demanda este lamentable retardo en la respuesta de parte de los gobiernos provincial y nacional. Y qué decir del movimiento del transporte de pasajeros y de las distintas cargas, que ante estos destrozos deben utilizar vías más extensas para cumplir con los servicios y obligaciones. Pero si esta rápida enunciación de los problemas ya entraña gravedad, todavía falta señalar los apuros que podrían demandar algunas cuestiones de urgencias de salud para esos comprovincianos y vecinos que se encuentran hoy en práctico aislamiento.
Las voces oficiales han asegurado que las tareas de reconstrucción de la ruta están en próxima a realizarse y aún cuando en este caso pudiera existir una cuestión de competencia jurisdiccional -¿la Nación o las provincias son los responsables de la administración de la ruta?- está rotundamente claro que esta emergencia debió haber tenido una respuesta urgente y coordinada. Es de esperar que la autoridades viales y de obras pública de todas las jurisdicciones involucradas salgan del letargo burocrático en que se encuentran y redoblen su vocación de servicio, compromiso y responsabilidad. La reparación de la ruta a Las Estancias es exigida por miles de personas.
Son continuas y numerosas las advertencias y denuncias de pobladores de esos lugares que, a través de fotos, mensajes por las redes sociales y cartas de lectores dan del cuadro de situación que enfrentan en esa zona y que golpean centralmente las actividades habituales de los pobladores de esas localidades, además del comercio y el movimiento económico que trasiega -o utilizaba- por esas rutas y caminos.
Es especialmente crítica la situación de la ruta nacional 65 (antes provincial, llamada 365) que une la ciudad de Concepción y la localidad de Alpachiri, con los poblados catamarqueños de Las Estancias (Aconquija) y Andalgalá. Cartas de lectores del domingo y de hoy dan cuenta de este trágico cuadro de situación.
El camino en la zona de Las Lenguas y el faldeo que continúa por esa ruta ha quedado seriamente obstruido por un alud que cubrió gran parte de la infraestructura del camino en esos días inclementes. Desde entonces, el paso está prácticamente cortado en la ruta, los ómnibus se ven imposibilitados de circular, y acceder a esas localidades se ha tornado imposible, muy especialmente a Las Estancias, un lugar tan próximo y apreciado para los tucumanos.
Así, al daño provocado por las violentas lluvias y el escaso mantenimiento de la red vial en esas zonas sobre la vida, el comercio y el patrimonio de cientos de tucumanos, la demora en resolver el desastre ocurrido en marzo pasado viene a agregar nuevos y dolorosos padecimientos a esos pobladores. Prácticamente incomunicados para abastecerse y desarrollar con alguna normalidad sus actividades, cientos de tucumanos -y catamarqueños, obviamente- tiene que hacer frente también a los nuevos gastos y sobrecostos que le demanda este lamentable retardo en la respuesta de parte de los gobiernos provincial y nacional. Y qué decir del movimiento del transporte de pasajeros y de las distintas cargas, que ante estos destrozos deben utilizar vías más extensas para cumplir con los servicios y obligaciones. Pero si esta rápida enunciación de los problemas ya entraña gravedad, todavía falta señalar los apuros que podrían demandar algunas cuestiones de urgencias de salud para esos comprovincianos y vecinos que se encuentran hoy en práctico aislamiento.
Las voces oficiales han asegurado que las tareas de reconstrucción de la ruta están en próxima a realizarse y aún cuando en este caso pudiera existir una cuestión de competencia jurisdiccional -¿la Nación o las provincias son los responsables de la administración de la ruta?- está rotundamente claro que esta emergencia debió haber tenido una respuesta urgente y coordinada. Es de esperar que la autoridades viales y de obras pública de todas las jurisdicciones involucradas salgan del letargo burocrático en que se encuentran y redoblen su vocación de servicio, compromiso y responsabilidad. La reparación de la ruta a Las Estancias es exigida por miles de personas.
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