El turismo deportivo no existe
Hace muy poco tiempo, Luis Castillo, tucumano que presidió a la poderosa Unión Argentina de Rugby, calificó a Tucumán como una isla deportiva porque por su falta de infraestructura está cada vez más lejos de los grandes espectáculos. Pero en realidad, pareciera que es una isla donde se realizan ensayos nucleares, ya que nadie la tiene en cuenta y mucho menos la quieren visitar.

Turismo deportivo son palabras que no forman parte del léxico del gobierno tucumano. Y por eso la provincia quedó totalmente aislada. Esta es una herramienta que genera fuentes de trabajo, mueve la economía y marca a un destino porque se lo muestra o porque sus visitantes se encargan de hablar de sus bellezas. En Brasil lo entendieron y por eso, en dos años, Río de Janeiro, su ciudad emblemática, fue escenario del Mundial 2014 y se prepara para recibir nada menos que a los Juegos Olímpicos el año próximo.

La realidad indica que a Tucumán, por falta de un estadio -el Monumental de Atlético que acaba de cumplir 93 años es el más grande y “cómodo”-, no llegan la selección Argentina de fútbol, Los Pumas ni los grandes equipos que juegan la Copa Argentina, como sí visitan Chaco, Catamarca, Salta y San Juan. La Liga Mundial de Voley pasa por “La Linda” porque tiene un microestadio y el ruido de motores de las categorías más importante a nivel nacional e internacional sólo se escucha en Termas de Río Hondo.

Los tucumanos se ilusionaron con la llegada de Bernardo Racedo Aragón al Ente Tucumán Turismo. Pensaron que el funcionario aplicaría la receta que utilizó en Salta y que reposicionó a esa provincia. Durante su gestión, “La Linda” generaba envidia con el estadio Fray Martearena, el microestadio “Delmi” y el autódromo “Miguel de Güemes”. Evidentemente el funcionario encontró más apoyo en el gobernador Juan Carlos Romero que en José Alperovich. Pero la gran pregunta es por qué siguió en el cargo. ¿Era más importante continuar mamando de la teta del Estado que llevar adelante un proyecto exitoso? ¿El funcionario prefirió quedar en el ojo de la tormenta con tal de aspirar a otro cargo? Pareciera que sí y por eso se postula a intendente de Yerba Buena.

A todas las voces críticas el alperovichismo intenta silenciarlas mostrándole el estadio de hockey, obra que se hizo con fondos públicos, para que allí se disputara la fase final de la Liga Mundial a fines de 2013. Pero después de todo el brillo que generó el certamen, el escenario terminó en manos de un club (Natación y Gimnasia) y no del Estado o de la Asociación Tucumana de Hockey, que hasta tuvo que pagar alquiler para usarla. Eso desató una serie de debates y ese gigante, el mejor del NOA, no se utilizó ni para un certamen regional. Pero ahora tiene revancha: en junio 2016 se jugará la Champions Trophy Masculina. Sólo habrá que esperar que el aforo esté en condiciones y que las obras sean tan rápidas y prolijas como las que se hicieron para el centro nocturno que se inauguró el sábado.

Los funcionarios no se cansan de elogiar las bellezas naturales que ofrece la provincia y no dudan en apoyar cuanta prueba se hace de mountain bike, la presencia del Rally Dakar, carreras de aventuras y de rally. Pero todos pasan rápido y no queda nada. La pesca es un ejemplo de la desidia oficial. Mientras la Patagonia mueve millones con sus truchas y el Litoral hace lo mismo con las bellezas del Paraná, aquí nada se aprovecha. ¿Sabrán las autoridades que camino a Tafí del Valle se pueden capturar salmónidos? ¿Tendrán idea que La Angostura es considerado como uno de los paraísos de la pesca de pejerreyes a nivel nacional? ¿Valorarán que El Cadillal es un gran sitio pesquero ubicado a 25 minutos de la plaza Independencia? No. Por eso no existen servicios para el visitante y a los clubes de pesca (Pesca y Regatas, Caza y Pesca de la UNT y Náutica y Pesca Concepción) se los ningunea, a pesar de que son los únicos en condiciones de atender a los deportistas locales y foráneos.

Alperovich se va con una materia pendiente. Ni siquiera con el Bicentenario de la Declaración de la Independencia se animó a hacer una obra que vaya a quedar en la historia de la provincia y que sea utilizada por varias generaciones, como ocurre con el parque 9 de Julio, diseñado y construido para conmemorar el centenario de semejante acontecimiento histórico. Pero cómo se puede pensar en dar ese paso si las autoridades hasta hacen poco para recibir bien a los visitantes. Los turistas que llegan a la ciudad, si es que no se pierden por la falta de señalización, se encuentran con una montaña de desperdicios en los principales lugares de ingreso. Si quienes lo sucedan no cambian de rumbo de manera urgente, el Jardín de la República pasará a ser el Basurero del NOA, como una isla donde se realizan ensayos nucleares.

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