Atlético: el cazador de sueños

Atlético: el cazador de sueños

Asegura que cumplió la mayoría de sus deseos y que con Atlético busca el ascenso a Primera

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31 Mayo 2015
Franco Sbuttoni confiesa que cumplió la mayoría de los sueños que tenía de chico. Llegó al fútbol, debutó en un plantel superior y después su carrera, con sede de largada en Tiro Federal, de Rosario, lo catapultó a Sportivo Belgrano de San Francisco (Córdoba), Independiente Rivadavia (Mendoza) y por último a Atlético, donde, asegura el rubio, alcanzó otra meta más de las que tenía cuando todavía era un niño.

“Jugar en una categoría tan importante como esta y encima representar a un equipo con la historia de Atlético, para mí, ya es hacer realidad el sueño de mi vida”, asegura “Gringo”, cuyos tatuajes reflejan estados, ideas, amor y devoción por quienes estuvieron y estarán en con el ahora central del “decano”. “La verdad, perdí la cuenta de cuántos tatuajes me hice. Sí puedo decirte que todos son especiales”, afirma y baja la mirada hacia sus tobillos. En el izquierdo: “están los nombres de mis familiares”; en el derecho: “una bandera de colores locos que nos hicimos con los pibes de barrio”, detalle “Gringo”, nacido en Villa Constitución, Santa Fe, donde todo comenzó para él. “Cuando mi viejo me llevaba al baby fútbol me preguntaba qué quería ser yo cuando sea grande. Yo le decía que jugar al fútbol, llegar a Primera”, revela.

El año pasado Atlético estuvo cerca. Dilapidó la chance durante la segunda rueda del Torneo de Transición y en el desempate cayó 4-1 en el alargue con Huracán. La cicatriz no termina de cerrarse para ninguno de los que estuvieron presente en Mendoza, pese a que entienden que el show debe continuar.

“El objetivo de llegar está en pie todavía”, ratifica Sbuttoni mirando la actual campaña de un Atlético que en sus últimas dos presentación pareció que le faltaron cinco para el peso en la definición. Por supuesto que esa falencia, sumada a una serie de errores puntuales, le costaron sendas derrotas, por el torneo y la Copa Argentina, a manos de Gimnasia y Esgrima de Jujuy y de Lanús, respectivamente.

“Quizás por ahí nos está faltando ser más contundentes -repite-. Si vos convertís y dominás el marcador, ya son otros los espacios que se abren, además de que pasás a manejar el partido. Aparte, hay más lugar para lastimar al rival, algo que no sucede si el que está en desventaja es uno”, reconoce el lungo.

Hablar de fútbol en la previa a un partido tan importante como el que tiene hoy Atlético, a las 17, en el Monumental contra Estudiantes de San Luis, es la típica. Pero la charla con Sbuttoni continúa buceando por aguas desconocidas por el hincha. Hasta hoy.

Volviendo a los tatuajes, “Gringo” tiene cubierto el bíceps derecho con una imagen de la Virgen de San Nicolás, que protege los nombres de sus abuelos.

En el pecho, cuenta que tiene una frase que hace que se siente identificado. “Haz de tu vida un sueño y de tu vida una realidad”. “Tiene que ver bastante conmigo, con mi vida; me siento reflejado”, explica quien en la espalda lleva un imagen del ciclo de la vida y la muerte también.

Y si de ciclos se trata, el Sbuttoni de la actualidad no es el mismo de los inicios. “Soy un laburante más, como todos los que estamos en este plantel. Estamos para sumar. En mi caso, me preparo todos los días para mejorar, por si me toca estar adentro del 11 titular, entre los suplentes o fuera de los 18. En el fútbol nunca tenés asegurado un puesto, entonces todos los días tenés que demostrarle al técnico que podés jugar y aportarle algo al equipo”. En líneas generales Sbuttoni se reconoce como “un laburante”.

El familiero

Si bien desde chico debió acostumbrarse a esto de peregrinar por perseguir el anhelo de vivir del fútbol, Sbuttoni nunca cortó el lazo con la familia.

“Todo lo que hago en mi vida gira alrededor de mi mis seres queridos. Lo poco o mucho que he conseguido es gracias a ellos. Siempre estuvieron conmigo”, agradece quien revela qué hizo con el primer dinerito que cobró gracias al fútbol.

“La primer platita que gané fue el día de mi debut en Tiro Federal. Nos pagaron un premio por haber ganado un partido importante, así que no lo pensé e invité a mis viejos a cenar a una parrillada. Hacía mucho tiempo que no salíamos a comer porque en casa no sobraba el mango. Como llegamos medio tarde el asado estaba algo frío, pero tampoco importaba. Fue un lindo momento”.

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