El noble acto de donar órganos

El noble acto de donar órganos

Se suele creer con alguna frecuencia que los padecimientos les ocurren a los otros y la vida transcurre sin demasiadas complicaciones, sobre todo de salud, hasta que nos toca vivir una situación límite en lo personal o en el ámbito de los afectos. Alguien querido que necesita un órgano para poder seguir viviendo nos recuerda la finitud de la vida y el deseo de prolongarla. Se celebra hoy el Día Nacional de la Donación de Órganos y Tejidos, instituido en recuerdo del nacimiento del hijo de la primera paciente trasplantada de hígado, en un hospital público en nuestro país, el Argerich. El objetivo es concientizar a la población de la importancia de donar sus órganos.

El trasplante de órganos es un tratamiento médico indicado cuando toda otra alternativa para recuperar la salud del paciente se ha agotado, que sólo es posible gracias a la voluntad de las personas que dan su consentimiento para la donación, se indica en el sitio web del Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (Incucai), entidad que impulsa, norma, coordina y fiscaliza las actividades de donación y trasplante de órganos, tejidos y células en nuestro país. Se trata del reemplazo de un órgano vital enfermo, sin posibilidad de recuperación, por otro sano. Los órganos que se trasplantan en la Argentina son: riñón, hígado, corazón, pulmón, páncreas e intestino. La donación de órganos es posible sólo en cinco de cada 1.000 fallecimientos debido a la complejidad de los requerimientos necesarios para llevarla a cabo; sólo puede concretarse si la muerte sucede en una unidad de terapia intensiva y requiere de inmediato una serie de pasos coordinados en simultáneo.

Por lo general, se desconoce que un solo donante puede salvar ocho vidas: dos trasplantes de riñón, dos de pulmón, dos de hígado (dividiendo el órgano), uno de páncreas o intestino delgado y uno corazón, sin contar los vinculados con la calidad de vida, como los trasplantes de córneas o de piel.

El 1 de abril de 2006 entró en vigencia la ley 26.006 que establece que toda persona es una potencial donante de órganos, a menos que oficialmente y por escrito deje constancia de su negativa. Entre otras consideraciones, la norma indica que los funcionarios del Registro Civil están obligados a informar a toda persona mayor que concurra por un trámite, que tiene la posibilidad de dar su voluntad positiva o negativa para convertirse en donante. Incluso, se debe promover la posibilidad de que esta consulta pueda hacerse en las mesas electorales cuando se efectúen comicios. Este hecho no ocurrió, sin embargo, en las elecciones provinciales desde agosto 2008. Cualquier persona a partir de los 18 años puede asentar su voluntad de donar. La expresión de voluntad siempre puede ser revocada por el manifestante. Es personal, no puede ser cambiada por ninguna persona después la muerte. El registro de la expresión de voluntad puede consultarse en el sitio del Incucai.

En alguna ocasión hemos señalado la necesidad de que se implementaran campañas permanentes en los establecimientos educativos -especialmente en el secundario y en las universidades- o en la administración pública y la actividad privada, acerca de la importancia de ser un potencial donante de vida; se podrían aprovechar los espectáculos masivos para informar a los asistentes; posiblemente el número se incrementaría en cifras importantes.

La educación es el punto de partida para la concientización acerca de la importancia no sólo de la donación de órganos, sino también de sangre. Sería positivo que aprendiéramos que donar los órganos que no es otra cosa que uno de los actos más nobles de amor y generosidad hacia el prójimo.

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