Racing murió de pie

Racing murió de pie

Guaraní empató, eliminó a la “academia” y ahora enfrentará a River

NO LO PUEDE CREER. Diego Milito se lamenta por haber quedado eliminado. dyn NO LO PUEDE CREER. Diego Milito se lamenta por haber quedado eliminado. dyn
Que sea Guaraní y no Racing el rival que enfrentará River en semifinales de la Copa Libertadores se debe a esa ilógica inherente al fútbol que le quita posibilidades al que más tiene y se las da al que menos. En este caso, el despojado fue la “academia”, que hizo todo lo humanamente posible para ganar, pero no pudo salir del 0-0 que lo condenaba por el 0-1 en la ida.

Si le queda un consuelo al equipo de Diego Cocca, es que no tiene nada que reprocharse. Mereció largamente la victoria a lo largo de los 90’, pero entre la noche consagratoria del arquero Alfredo Aguilar y el error de Leandro Grimi que obligó a Racing a tener que jugar otra vez todo el segundo tiempo con un hombre menos, le quitaron la posibilidad.

La única forma de desarticular a un equipo abroquelado en defensa, amparado por la ventaja en el global, es abriendo la cancha, tocando con paciencia hasta que aparezca la grieta. Racing lo hizo al pie de la letra y estuvo varias veces cerca del gol que necesitaba.

El único factor de riesgo estaba en el arranque. Salir con pelota dominada en lugar de reventarla y que sea lo que Dios quiera, es una intención noble, pero requiere un cierto nivel de seguridad que Racing no tuvo. Y por ahí llegó lo que parecía ser la sentencia racinguista: Grimi buscó a Saja ante la presión de Palau, pero lo entregó atado con un medio pase y al “1” se sacrificó bajando al rival que se iba al gol. Entró Nelson Ibáñez y se convirtió en héroe tapando el penal justo antes del descanso. En el segundo tiempo, taparía otras cuatro ocasiones claras.

Es curioso cómo la cabeza puede valer por uno o dos jugadores más cuando hay motivación suficiente. Contagiado por el heroicismo de Ibáñez y apurado por el reloj, Racing jugó el segundo tiempo con 10 pero como si tuviera 12. Arrinconó al ya de por sí muy retrasado Guaraní y le acribilló el arco a Aguilar, pero el arquero de apariencia aniñada se agigantó y sacó todo. Todo.

Así se terminó el sueño “académico” de la Libertadores. Fue lindo mientras duró.

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