Por Nicolás Iriarte
28 Mayo 2015
REGULAR. Colazo intentó por la banda izquierda pero no siempre pudo prosperar. El defensor pateó un tiro libre desviado. telam
Por 84 minutos, la pelea entre una tropa armada con resorteras, escudos de cartón y piedritas y otra con bombas nucleares, tanques de guerra y bazucas, la ganó la primera. Huracán de Las Heras, Mendoza aguantó con suficiencia los ataques de Boca y pese a que bajó la guardia en los minutos finales para terminar perdiendo 2-0, ese esfuerzo es el que hizo valer las entradas del espectáculo.
A un cuento similar lo habíamos leído el 26 de abril cuando Alianza Coronel Moldes estuvo a punto de dejar en el camino a Independiente. Y como sucede en estos partidos compuestos por dos rivales tan diferentes, los primeros 45 minutos tiene a sus observadores expectantes por ver de que tamaño será la goleada.
Sin embargo, transcurrido el entretiempo y sin goles de ningún bando, esos mismos observadores se transforman en espectadores morbosos del desastre que hubiera producido la eliminación de Boca ante un rival del Federal B (cuarta categoría).
El equipo de Rodolfo Arruabarrena debía al menos llenar de situaciones el arco de su rival y lo hizo. Emir Basabe, el arquero de Huracán, se encargó en varias ocasiones de que el cuento de hadas para los mendocinos tenga más páginas pero él lo terminó: una mala salida suya bastó para que Jonathan Calleri asista a Daniel Osvaldo, peleado a muerte con el arco en sus últimos partidos. En este caso se amigó, al igual que Andrés Chávez, cuatro minutos más tarde.
La fuerza del más grande se terminó imponiendo pero aquellos 84 minutos convirtieron en un partido casi sin perdedores: Boca avanzó y Huracán dignificó.
A un cuento similar lo habíamos leído el 26 de abril cuando Alianza Coronel Moldes estuvo a punto de dejar en el camino a Independiente. Y como sucede en estos partidos compuestos por dos rivales tan diferentes, los primeros 45 minutos tiene a sus observadores expectantes por ver de que tamaño será la goleada.
Sin embargo, transcurrido el entretiempo y sin goles de ningún bando, esos mismos observadores se transforman en espectadores morbosos del desastre que hubiera producido la eliminación de Boca ante un rival del Federal B (cuarta categoría).
El equipo de Rodolfo Arruabarrena debía al menos llenar de situaciones el arco de su rival y lo hizo. Emir Basabe, el arquero de Huracán, se encargó en varias ocasiones de que el cuento de hadas para los mendocinos tenga más páginas pero él lo terminó: una mala salida suya bastó para que Jonathan Calleri asista a Daniel Osvaldo, peleado a muerte con el arco en sus últimos partidos. En este caso se amigó, al igual que Andrés Chávez, cuatro minutos más tarde.
La fuerza del más grande se terminó imponiendo pero aquellos 84 minutos convirtieron en un partido casi sin perdedores: Boca avanzó y Huracán dignificó.
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