Las niñas violadas en Alderetes regresaron a sus casas

La puerta que conduce a la sala 11 del hospital del Niño Jesús se abrió y dos nenas la atravesaron. Ninguna alcanzaba el metro de altura y cada una cargaba en sus brazos un bebé de plástico, envuelto en una manta. Las acompañaban sus madres, quienes no se despegaron de la habitación donde estuvieron internadas desde el sábado, cuando comenzó la pesadilla.

Las niñas, que son primas y tienen siete años, recibieron ayer el alta médica. Al mediodía regresaron a sus casas, en el barrio Antena de Alderetes. Sin embargo, y como sucede en todos los casos de abusos sexuales, deberán continuar un tratamiento psicológico.

Un hombre las violó y las golpeó el sábado a la mañana. “Salí a comprar la verdura para cocinar y cuando volví no las encontré”, recordó la madre de una de las niñas, quien había quedado a cargo de ambas esa mañana. “Mandé a mi sobrina y a mi hija mayor a buscarlas. No las encontraban por ningún lado”, siguió contando la mujer.

Un rato después, se presentó un policía en la cuadra. “Le dijo a una vecina que mi hija estaba grave en el hospital. Fuimos con mi marido a la comisaría de Güemes, ahí no nos quisieron dar información, sólo nos tomaron los datos y nos dijeron que vayamos al hospital, que ahí nos iban a decir qué sucedió con mi hija”, relató la mujer. Al llegar al hospital del Niño Jesús, la madre de una de las nenas recibió la noticia: ambas habían sido violadas por un desconocido.

Engañadas

De acuerdo a la información que maneja la mujer, las niñas fueron abordadas por el abusador a tres o cuadras de su casa. Según describió, el hombre tenía pelo negro, barba, una campera oscura y manejaba una motocicleta negra. Mediante engaños, subió a las nenas a la moto y las trasladó a un cañaveral, cerca del cementerio municipal “El Cochuchal”, ubicado a más de seis kilómetros de distancia. En ese lugar las violó, las golpeó y las arrastró por el piso. “Parece que ellas le luchaban para que no les haga eso”, comentó la madre de una de las víctimas. “Las encontró una mujer que vive por ahí. Dice que cuando las chicas la vieron salieron disparando y la abrazaron”, agregó.

“Esa mujer está como testigo y dijo que le vio la cara”, afirmó. A partir de ese testimonio, los policías pudieron elaborar un retrato hablado del abusador. Pero no hay mayores datos que esos. “No quiero preguntarle nada a mi hija, quiero que se olvide de todo”, explicó su madre. En ese sentido, exigió que atrapen al violador. “Lo único que quiero es que se haga justicia, que lo encuentren al que hizo esto”, reclamó.

Por otra parte, la mujer pidió que se desmienta que las niñas hayan salido a vender bolsas plásticas cuando fueron abordadas por el abusador. “No es verdad que la hemos mandado a vender bolsas de residuos, jamás explotaría a mi hija de esa manera”, remarcó la mamá de una de las víctimas.

Otro de los elementos que tiene la fiscala de Instrucción de la I° Nominación Marta Rivadeneira, para resolver el caso es la muestra de ADN que se levantó de las prendas que vestían las niñas al momento de sufrir el ataque sexual.