El artista que hace hablar a las paredes

El artista que hace hablar a las paredes

Ever es uno de los primeros grafiteros porteños y sus obras están en todo el mundo. Esta vez, con “La cabeza”, el mural adquiere volumen.

27 Mayo 2015
Sus obras ya están en las paredes del mundo. Se las puede encontrar en Barcelona, en alguna ciudad de Austria, de EEUU o de México.

“El mural no va a hacer que la gente coma mejor, pero sí que haya más transitabilidad por la zona donde está ubicado”, evalúa Nicolás Romero Escalada, que eligió el seudónimo de “Ever”, en busca de permanecer con su obra, informa Télam.

“Otro efecto fundamental es que la presencia de artistas de todo el mundo pintando en un lugar determinado hace sentir a su gente que son importantes para la sociedad”, defiende el artista. En Buenos Aires Ever pintó las oficinas de Facebook para el Bicentenario y la figura de Lionel Messi para una subasta en Dubai. Ahora inaugura una instalación en la Ciudad de Buenos Aires.

Para Romero Escalada, de 29 años, nacido en el barrio porteño de San Cristóbal, “lo principal es que la gente sienta que ese pedazo de muro les pertenece a ellos y no es del artista; y es lo que pasa generalmente. La gente empieza a tomarlo como propio, por lo que las paredes tienen un dueño, que es el que vive adentro pero afuera es de todos”.

“La calle es el único espacio que sentimos que es nuestro porque cuando vemos que algo está mal salimos a la calle; es el único lugar donde nos sentimos libres, y si bien nuestras casas son espacios íntimos ahora no lo son tanto porque llegó el celular y todo invade los espacios”, sostuvo el artista que integra una red de muralistas a nivel mundial.

Legado mexicano

Este apego por la calle lo impulsó en su adolescencia a canalizar sus inquietudes artísticas hacia el grafiti. Conocer la obra y la técnica de los muralistas mexicanos David Siqueiros, Diego Rivera y José Clemente Orozco le provocó un gran impacto.

“El muralismo mexicano fue como un barquito que me llevó a la línea de lo que quería generar con mi obra, así adquirí la técnica, el conocimiento y después fui por ese río tratando de probar orillas”, reflexionó.

Aunque por muchos años se consideró apolítico, durante una estadía en Francia la amistad con filósofos le cambió la forma de mirar el mundo, tanto como la experiencia de su padre, que fue perseguido durante la dictadura militar, cuando trabajaba en la embajada de Brasil, en Argentina, como difusor del cine de ese país. “Si te aumenta el precio del pan es una decisión política, por eso si creés que sos apolítico es mentira; siempre hay acciones que van a manejar tu contexto”, le explicaron sus filósofos amigos. A partir de esa reflexión comenzó a leer sobre comunismo, lo que lo llevó a analizar pósters de comunistas chinos. En ellos observó una distancia entre la teoría y la práctica, que ahora representa en una instalación, denominada “La cabeza”, que realizó junto al escultor Marcos Berta.

En Palermo, en el laboratorio de Festival expone una cabeza gigante de Mao, de 3,30 por 2,70 metros, de color amarillo, hecha en telgopor, colgada como si estuviera flotando. Detrás guarda el conocido gatito de la suerte que saluda constantemente, y sobre el suelo hay libros pintados en rojo y amarillo, con la hoz y el martillo.

“Esa cabeza gigante de Mao que flota y nunca toca el suelo es la teoría que no se puede plasmar en la realidad, representada por el individuo, que es el responsable de que las teorías no funcionen”, consideró.

“El gatito de la suerte es la simplificación de todo: China hoy es comunista pero hace productos que son para el capitalismo, y así vivimos en un mundo de contradicción”, consideró al explicar la muestra denominada Dinámica, cuyos curadores son la francesa Camille Cousin y el argentino Lucas Zambrano.

Romero Escalada, que con esta instalación busca una nueva forma de exhibir su producción, iniciará una gira por ciudades de EEUU en una muestra colectiva, y luego en Cozumel y en Cuba realizará murales impulsado por una ONG.

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