Tiempo de acción y de definición
Un rumor. Meses. Una posibilidad. Semanas. Una negociación. Horas. Una realidad. Instante. La foto. La alianza entre los precandidatos a gobernador José Cano y Domingo Amaya se gestó con un ojo en la Casa de Gobierno, ocupada desde hace una docena de años por el alperovichismo. El oficialismo, desde luego, siguió con atención cada instancia del acuerdo opositor más rimbombante de la década. En la sede del Ejecutivo provincial fue un hecho, incluso, antes de que lo fuera. Pero, a casi una semana del anuncio y a tres meses de las elecciones, ¿cuáles fueron las primeras repercusiones?

Tiempo de acción

La reacción inicial fue retórica. José Alperovich, fue la primera voz en alzarse y la que marcó a sus dirigentes el tenor de las respuestas a las críticas disidentes. “Amaya lo que quiere es entregarle el gobierno a la UCR”, “Amaya se golpeaba el pecho por el kirchnerismo” y “El que traiciona una vez, traiciona toda la vida” han estado entre las frases más fuertes. Subió la temperatura y también lo hicieron sus discípulos. Basta con repasar los cuestionamientos de los oficialistas para desmenuzar cómo pretenden diferenciarse de la nueva dupla, mediante el juego valor-disvalor: somos coherentes (ellos incoherentes), somos leales (ellos traidores), le decimos la verdad a la gente (ellos mienten), somos peronistas (Amaya no) o sabemos a dónde vamos (están perdidos). A estos se suma la idea de que el armado, de llegar al Gobierno, terminaría como la Alianza (1999-2001). La segunda respuesta fue estratégica. Operadores de la Casa de Gobierno advierten que nadie debe esperar cambios demasiado bruscos, sobre todo, por parte de la fórmula: prometen que se seguirá “caminando la provincia” y mostrando la gestión. Sucede que el postulante a la gobernación, Juan Manzur, de acuerdo con sus allegados, no gusta para nada de las improvisaciones ni los sobresaltos. Lo mismo sucedería con su compañero Osvaldo Jaldo. En los últimos días, sin embargo, el dúo comenzó a “dividirse” para cubrir más. Mientras el vicegobernador concentra sus actividades proselitistas en la capital, el ministro del Interior, recorre pueblos y ciudades.

En el Ejecutivo afirman estar entusiasmados ante la confirmación de que no sería Silvia Elías sino al amayista Germán Alfaro a quien Pablo Yedlin enfrentaría. Consideran que el ministro de Salud tiene más posibilidades de captar la adhesión de la clase media capitalina, esquiva para el oficialismo en los últimos comicios. Dirigentes cercanos al despacho gubernamental sostienen su júbilo con las últimas encuestas de Hugo Haime. En ellas, Yedlin se ubicaría sólo tres puntos por debajo de Alfaro en intención de voto. Reconocen que Alfaro cuenta con más “territorio” que la senadora radical, pero dicen estar convencidos de que los referentes fuertes del alperovichismo en la capital podrán dar batalla.

La tercera fue de “contención” de dirigentes amayistas “desilusionados”. El concejal Eloy del Pino y algunos ex funcionarios municipales fueron los primeros. Pero en los pasillos de 25 de Mayo y San Martín advierten que las conversaciones están avanzadas -y bien encarriladas- con otros, como el edil Oscar Cano.

La cuarta fue “ideológica”. En el acto que ofrendaron a Daniel Scioli, éste dejó en claro que desde ahora los candidatos kirchneristas en Tucumán son los de Alperovich. Y es muy probable que, tras un llamado de la Casa Rosada, Alperovich sea también el precandidato a senador en las boletas del otro postulante K a la presidencia, Florencio Randazzo. Por otro lado, el sindicalismo subrayó esta idea. Los titulares de más de 60 de los gremios más importantes de la provincia remarcaron en un cónclave en El Cadillal que, como peronistas, avalan a Manzur y Jaldo.

Tiempo de definición

En las últimas semanas, el panorama ha comenzado a estar más claro en relación a las candidaturas. Varios interrogantes obtuvieron respuesta, por ejemplo, éste: ¿Amaya puede volver al oficialismo? Aseguran que no hay manera. Altas fuentes del Ejecutivo afirmaron que, con la fórmula propia ya definida y con su conductor confirmado como aspirante a una banca en el Senado, las filas comienzan a acomodarse. Al tope de las listas oficiales para la Legislatura comenzaron a garabatearse con tinta indeleble algunos nombres, de acuerdo a dirigentes cercanos al gobernador. En la de la sección Este, apareció el de la senadora Beatriz Rojkés y en la del Oeste, la de su hermana, la ministra de Educación, Silvia Rojkés. En la de la capital, en tanto, estaría el del secretario de Prensa y Difusión, Marcelo Ditinis

La composición de allí hacia abajo, sin embargo, puede variar. Intendentes y funcionarios siguen en la puja por entrar a las nóminas del Frente para la Victoria.En ese contexto, trascendió que La Cámpora, aún dolida y pasmada por la salida de Amaya, busca acomodarse en los listados. El rumor, abonado por miembros del alperovichismo, da cuenta de que en los últimos días el líder nacional de la organización, Andrés Larroque, habría hecho varios pedidos a Alperovich. Entre ellos, que bajara a Jaldo de la fórmula y que incluyera al secretario local de su agrupación, Jesús Salim, en la lista de legisladores. Al ser consultados sobre el primer requerimiento, media docena de dirigentes descartaron de plano que el “Cuervo” obtuviera una respuesta positiva. Antes de que se confirmara a Manzur-Jaldo, los camporistas se habían mostrado más afines a las alternativas de que Amaya, Rojkés o José López estuvieran incluidos.

En las intendencias son cuatro los postulantes que han sido oficializados con actos de los que participaron la fórmula y el gobernador: María del Carmen “Cuyi” Carrillo de Olea (Monteros), Alejandra Cejas de Graneros (Graneros) Adriana Najar de Morghenstein (Las Talitas) y Sergio Venegas (Alderetes). Más allá de contar con el OK gubernamental, el resto está a la espera de la “bendición” pública. De todas maneras, queda en evidencia que, a casi una semana del acuerdo y a tres meses de las elecciones, todo puede cambiar en meses, semanas, horas o un instante.

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