Repitencia

Repitencia

Las propuestas educativas de los precandidatos a gobernador son disímiles. Unos ven necesario el endurecimiento del sistema y otros, al contrario, la flexibilidad. Sin embargo, se destaca la necesitad de mejorar la calidad de la educación, mediante un aumento del presupuesto.

24 Mayo 2015

DOMINGO AMAYA

Políticas más integrales y flexibles

No se debe optar por la inclusión educativa y descuidar la calidad. Precisamente, la incorporación de los niños y jóvenes al sistema educativo tiene como fin primordial garantizar el derecho a aprender, promoviendo el logro de aprendizajes relevantes. Para enfrentar la repitencia y la deserción escolar, es necesario instrumentar políticas más integrales y flexibles. A modo de ejemplo; ofrecer más tiempo y recursos a quienes más lo necesitan, atender los requerimientos específicos de las diversas comunidades y fortalecer las instituciones y sus agentes, superando el deterioro del principio de autoridad. El desafío es grande, porque la política educativa es muy compleja. Exige la responsabilidad de toda la sociedad, y en especial de dirigentes políticos, gremiales y empresariales que deben liderar los cambios necesarios. La educación que queremos para la generación del Bicentenario, tiene que construir una nueva ciudadanía que, apoyándose en la ciencia y la tecnología, sea capaz de transformar en los próximos 30 años, la economía, la salud, el medio ambiente, la cultura... Es decir, promover el desarrollo de la provincia, del país, en vistas a conformar una sociedad más justa y con cohesión social.

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DANIEL BLANCO (Frente de Izquierda)

Una política de rescate social


Combatir la deserción educativa con flexibilización de las promociones sólo sirve para enmascarar la bancarrota educativa, presupuestos insuficientes y salarios docentes de miseria. Que sólo el 50% de los jóvenes termine la secundaria expresa el colapso al que llevaron 12 años de políticas educativas K, profundizando las políticas menemistas. La principal causa de deserción es la gravísima situación social. Esto no se soluciona eliminando los aplazos sino dando soluciones educativas y sociales de fondo. Proponemos las siguientes medidas: triplicación del presupuesto educativo, reconocimiento de las conquistas históricas de la docencia, jubilación a los 25 años de servicio, salario que cubra el costo de la canasta familiar, perfeccionamiento en horario de grado a cargo del Estado y 25 alumnos como máximo en los grados. Junto con ello, es necesaria una política de rescate social, asegurando salarios dignos, el trabajo estable y en blanco y el 82% móvil para los jubilados. En el marco de estas transformaciones, un congreso de la docencia y pedagogos debería reorganizar el gobierno educativo a manos de la docencia, así como los contenidos y demás factores que aseguren la vigencia plena de la educación pública, laica, gratuita y obligatoria.

JOSÉ CANO (Acuerdo Cívico y Social)

Sentir el placer de aprender


Sostener que la promoción automática de los alumnos es una estrategia para retenerlos en el sistema educativo es un argumento falaz. Nuestra convicción es que hay que recuperar una cultura que premie el esfuerzo y que permita evaluar si el educando cumple o no con los objetivos propuestos. Hay que asumir que las escuelas están para que los chicos aprendan determinados contenidos y que, si no lo hacen, no deben ser promovidos. Los engañamos al reconocerles condiciones académicas que no tienen. Apostamos a democratizar la educación y esto implica, entre otras cosas, generar mecanismos para motivar a los alumnos y a sus familias a acceder al conocimiento en todos los niveles. Tenemos que hacer que los chicos sientan el placer de aprender. Debemos, además, generar condiciones que permitan la continuidad de todos en el sistema más allá de la condición social. Vamos a crear un régimen provincial de becas que se base en el mérito y también un programa de boleto estudiantil universal. Por otra parte, también es clave darles poder a los directivos y docentes, para flexibilizar los modelos de enseñanza que implementan, a fin de adaptarlos a las necesidades de cada institución.

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JUAN MANZUR (Frente para la Victoria)

Inclusión con calidad de enseñanza


Las dicotomías resultan traicioneras. A nivel internacional, los países que mejores resultados obtienen en las evaluaciones PISA no utilizan la repitencia como modalidad de recuperación de aprendizajes. Combatir la deserción y mejorar los resultados no son cosas antagónicas. Bajar la exigencia podría significarles no pensar, ni esperar nada de ellos, desconocerlos en sus propias posibilidades. Una política educativa inclusiva significa poner en el centro la enseñanza y el cuidado de los chicos. Frente a la diversidad de estudiantes, profundizar saberes y acompañar a aquellos que aún no han logrado consolidarlos. Este debe ser un compromiso de los docentes, de los estudiantes y de sus familias. Este delicado equilibrio entre entrega, exigencia y espera requiere pensar que los saberes no pueden ir desvinculados de la calidad que han alcanzado los procesos de enseñanza. En Tucumán hemos logrado índices históricos de inclusión por lo que podemos decir que una buena escuela no sólo debe crear las condiciones para que los estudiantes se expresen, produzcan, permanezcan, aprendan y egresen, sino que debe estimular la integración con la comunidad y el desarrollo local. Ese es nuestro desafío hacia el futuro.

En la escuela confluyen los problemas sociales que generan ausentismo: chicos que trabajan, desnutrición y padres desocupados o precarizados. El Gobierno tapa esto ejerciendo presión sobre los docentes que, a su vez, sufren bajos salarios, aulas recargadas o problemas edilicios. Ahora quieren imponer una hora más no remunerada a preceptores y secretarios. Contra los intereses de los capitalistas, que privilegian el presupuesto para subsidios a empresarios, educación privada o el pago de la deuda, es la docencia quien defiende la educación pública, porque allí van nuestros hijos y los de otros trabajadores. Los políticos tradicionales ven la educación como un costo. Los funcionarios y legisladores deben cobrar como un docente y sus hijos, educarse en la escuela pública. Para cambiar, hay que cambiar de raíz esta sociedad basada en la explotación y opresión, para que no se defina el acceso por la condición de clase social de los niños. Como docente, veo a la educación como una apasionante herramienta para aportar a ese cambio. Es necesario sacar de las manos del Estado, la Iglesia y empresarios los planes de estudio, que deben ser manejados por los verdaderos interesados, es decir, por los trabajadores y sus familias.

MARIO KOLTAN (Unión y Progreso Social)

Desarrollar sentimiento de pertenencia

Un estudio hecho en 2015 en siete países de América Latina reveló que Argentina tiene las tasas de repitencia más altas en el secundario (11,7% de los alumnos repite en los tres primeros años y un 6,5% en los últimos). El estudio mide a estudiantes de 13 años en Ciencias Naturales y Sociales, Matemáticas y Lengua. Esto demuestra el fracaso del sistema educativo. La calidad educativa cayó y es imprescindible apuntar a una educación inclusiva y de calidad. Endurecer no es bueno, produce rechazo. Flexibilizar tampoco, fue la principal causa de la pérdida de autoridad ante el alumno. Para mejorar debemos trabajar con los padres entendiendo que la educación es información formadora, pero que ellos son los directos responsables de sus hijos, aun en familias disfuncionales. Además, un docente debe tener capacidad, idoneidad y vocación y no confundir empatía con complicidad. Por otro lado, es necesario desarrollar el sentimiento de pertenencia por el establecimiento y el conocimiento. No se les debe regalar nada más que las herramientas, a todo lo demás, los alumnos lo tienen que lograr con su esfuerzo sintiéndose apoyados por el sistema, la escuela, docentes y padres.

RICARDO BUSSI (Fuerza Republicana)

Reforzar autoridad y jerarquía

Se debe endurecer la promoción. El régimen vigente se caracteriza por el facilismo demagógico, el permisivismo indiscriminado y el fomento del ocio complaciente, con bochornosos resultados a la vista, tal como lo confirmaron los estudios internacionales PISA. Fuerza Republicana propone reforzar la autoridad y la jerarquía tanto del docente como de la institución educativa. Tenemos que volver a la noción de premios y castigos. Hay que restaurar el sistema de amonestaciones y que todo aquel que merezca repetir, repita sin más trámites. Es una vergüenza que el alumno responsable y aplicado obtenga el mismo premio que el vago y el indisciplinado. Un país no se construye con generaciones formadas en la pereza igualitaria, sino con camadas de jóvenes que absorban la noción de responsabilidad personal y que sepan que el día de mañana, nadie los va a rescatar de sus fracasos sino ellos mismos. El paternalismo escolar genera argentinos inútiles, que encima estos, en el futuro, sólo sabrán demandarle cosas al Estado. Deben tomar conciencia de que la cultura del esfuerzo es la única que los hará dignos y con la cual podrán ver satisfechas sus necesidades materiales o espirituales.

GUMERSINDO PARAJÓN (Alternativa Popular)

No pasarán de grado sin estudiar

Como gobernador, no permitiré que los alumnos pasen de grado sin tener la capacidad y el estudio correspondiente. No me interesan las estadísticas en educación, pues no se trata de una competencia cuyo final sea una provincia de analfabetos. Sólo deben obtener un título aquellos que estén capacitados para desempeñarse en el lugar que les toque actuar. Únicamente con docentes capacitados puede haber alumnos formados para la vida, razón por la que priorizaré los resultados reales y no las estadísticas falsas. Argentina está después del lugar 70 en educación, mientras que Finlandia que, hasta el año pasado estuvo en primer lugar, en la actualidad ocupa el séptimo lugar ¿Saben qué hizo el ministro de Educación de ese país? Renunció porque consideró que el fue el responsable del fracaso de su gestión. En cambio, nuestro ministro sigue mintiendo a la sociedad argentina y al mundo. Tenemos docentes preocupados por la exigencia del Gobierno de aprobar todos los niños que estudian, por eso es que tenemos alumnos mediocres y casi analfabetos y profesionales que se reciben sin tener ningún tipo de formación. Es una vergüenza que haya docentes que perciben $3.500 y funcionarios provinciales y de la UNT con sueldos mayores a $50.000.

JUAN LUIS VÉLIZ (Frente de Izquierda)

Los planes de estudio deben cambiar

En la escuela confluyen los problemas sociales que generan ausentismo: chicos que trabajan, desnutrición y padres desocupados o precarizados. El Gobierno tapa esto ejerciendo presión sobre los docentes que, a su vez, sufren bajos salarios, aulas recargadas o problemas edilicios. Ahora quieren imponer una hora más no remunerada a preceptores y secretarios. Contra los intereses de los capitalistas, que privilegian el presupuesto para subsidios a empresarios, educación privada o el pago de la deuda, es la docencia quien defiende la educación pública, porque allí van nuestros hijos y los de otros trabajadores. Los políticos tradicionales ven la educación como un costo. Los funcionarios y legisladores deben cobrar como un docente y sus hijos, educarse en la escuela pública. Para cambiar, hay que cambiar de raíz esta sociedad basada en la explotación y opresión, para que no se defina el acceso por la condición de clase social de los niños. Como docente, veo a la educación como una apasionante herramienta para aportar a ese cambio. Es necesario sacar de las manos del Estado, la Iglesia y empresarios los planes de estudio, que deben ser manejados por los verdaderos interesados, es decir, por los trabajadores y sus familias.


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