La Historia a través de múltiples miradas

La Historia a través de múltiples miradas

Un esfuerzo serio entre la hojarasca que ha suscitado el Bicentenario.

INTERPRETACIONES. Un recorrido por el desarrollo de una etapa clave que cambió el curso de nuestra historia. INTERPRETACIONES. Un recorrido por el desarrollo de una etapa clave que cambió el curso de nuestra historia.
24 Mayo 2015

COMPILACIÓN

DOSCIENTOS AÑOS PENSANDO LA REVOLUCIÓN DE MAYO

RAÚL FRADKIN Y JORGE GELMAN (COORDINADORES)(Sudamericana – Buenos Aires) 

El valor de este libro radica en el amplio recorrido que se realiza, con la coordinación de Raúl Fradkin y Jorge Gelman, a través de algunos de los principales aportes historiográficos acerca de la Revolución de Mayo, para demostrar cómo aquel acontecimiento ocasionó sucesivas conclusiones, para legitimar episodios más recientes mediante la apelación al pasado; para contribuir a la construcción de la identidad nacional, o, superados esos estadios, con el fin de brindar una mirada más amplia y serena de lo acaecido y sus interpretaciones.

Luego de referirse a las “miradas múltiples” que suscitó el magno suceso de 1810, Fradkin y Gelman explican el porqué de la división en capítulos que representan otros tantos momentos en la tarea de pensar la Revolución. El primero, escrito por Griselda Sotelo, ocupa el segmento temporal en el que escribieron los propios actores, desde Mayo a la asunción por segunda vez al poder por parte de Rosas, a partir del anónimo “Diario de un soldado” hasta la reseña histórica de Tomás Guido. En cada caso, suministra fragmentos bien elegidos de sus respectivos recuerdos.

Bárbara Caletti Garciadiego, en “Cómo narrar la historia de una nación”, trata de los aportes que hizo la generación romántica a través de sus principales exponentes: Echeverría, Sarmiento, Mitre, Vicente Fidel López y Alberdi, la cual, luego del exilio, siguió escribiendo por décadas activamente, y reproduce textos de quienes mantuvieron sus disputas, a veces destempladas, al interpretar los sucesos.

Carolina Carman incursiona en la etapa de transición que data entre 1890 y 1920, en que se advierte una postura si se quiere más profesional con respecto a la búsqueda y el análisis, y una actitud de continuidad con respecto a algunos planteos y de nuevas propuestas para estudiar el pasado. Reproduce puntos de vista de Juan B. Justo, José María Ramos Mejía, Joaquín V. González, Ricardo Rojas y José Ingenieros, todas figuras señeras en la historia de la cultura argentina, cuyos intereses intelectuales superaban con creces el ámbito historiográfico.

Tensiones del presente

Gabriel Di Meglio trata a los autores que expresan una ruptura de la interpretación canónica del pretérito, en un capítulo que titula acertadamente “La crisis del consenso liberal” y que abarca las décadas que corren entre 1920 y 1950, donde se pone en entredicho la visión tradicional. Salvo Gustavo Martínez Zuviría (Hugo Wast), cuya producción había sido predominantemente literaria, Diego Luis Molinari, Enrique de Gandía, Ricardo Levene, Julio Irazusta y Ernesto Palacio, más allá de sus títulos profesionales, trabajaban con método y mentalidad de historiadores.

Es muy cierto que, como dice Fernando Gómez, quien se centra en el 150º aniversario de Mayo pero llega a los años 70, las divisiones que atravesaba la sociedad argentina hacia 1960, “refractaron ineludiblemente en quienes buscaron interpretar aquellos lejanos sucesos”. “La multiplicidad de interpretaciones sobre la Revolución de Mayo … comparte las tensiones de su presente histórico y también, con distinto grado, un ideario central que liga el quehacer historiográfico con las inquietudes políticas”. Aquí se observan los debates de la izquierda, con autores como Rodolfo Puigróss, Eduardo Astesano José Luis Romero, Jorge Abelardo Ramos, Manfred Kossok y Milcíades Peña; la mirada del revisionista José María Rosa, y lo que el autor del capítulo denomina replanteos de la “historia oficial”, en que ubica a Roberto Marfany, Carlos Segreti y Ricardo Zorraquín Becú.

En “El largo camino de la renovación, de la marginalidad a la primacía institucional (1970-2007), Lucas Rebagliati aclara que realizar una selección de fragmentos de obras de ese período requeriría por sí sola un libro, y opta sólo por textos de José Carlos Chiaramonte y Tulio Halperin Donghi. Menciona a otros historiadores, sin duda valiosos, y omite, como suele ocurrir en ciertos cenáculos, a otros que no lo son menos pero no pertenecen a ellos.

Cabe señalar, finalmente, que esta obra, más allá de lo que se señala en el párrafo precedente, constituye un esfuerzo serio entre tanta hojarasca como la que ha suscitado el Bicentenario.

© LA GACETA

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MIGUEL ÁNGEL DE MARCO

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