Las apps que mandan un médico hasta tu casa

Las apps que mandan un médico hasta tu casa

Por Jennifer Jolly / The New York Times

Joyce Hesselberth / The New York Times Joyce Hesselberth / The New York Times
23 Mayo 2015
Nuevas aplicaciones para los teléfonos inteligentes pueden hacer que llegue un doctor hasta tu puerta. Heal es una de ellas. Es parecida a Uber, la del servicio de taxis, pero, en lugar de un vehículo, se presenta un médico. Los usuarios descargan la aplicación y luego teclean la dirección y la razón de la consulta. Después de agregar una tarjeta de crédito, el profesional debería llegar en menos de una hora.

Heal empezó en Los Angeles, Estados Unidos, en febrero, y hace poco se expandió a San Francisco; está programado que este año se introduzca en otras 15 ciudades grandes de Estados Unidos. Sus médicos están de guardia de 8 a 20 los siete días de la semana, comentó la doctora Renee Dua, fundadora y directora ejecutiva médica de Heal.

Los galenos llegan con un asistente y con un kit que incluye los aparatos sanitarios de más alta tecnología (entre ellos se cuentan instrumentos necesarios para tomar los signos vitales o grabar video de alta definición del tímpano del oído). “Estamos recuperando técnicas de la vieja escuela con tecnología de la nueva escuela”, notó Dua.

Obviamente, los doctores de Heal solo ofrecen servicios limitados en una consulta domiciliaria. Entre otras cosas, pueden diagnosticar y tratar padecimientos ligeros, como bronquitis, poner inyecciones, suturar una corte grave o extender una receta. Nada más.

“La salud realmente empieza en la casa”, comentó la doctora Janani Krishnaswami, quien trabaja con Heal. “Al atender a alguien en donde vive, puedo ver cómo es su vida, qué come, que lo pone tenso... Puedo tomarme el tiempo que sea necesario, lo cual es cada vez más difícil en nuestro sistema actual de atención médica”.

Hay un servicio similar, llamado Pager, en Nueva York. (el cofundador de Pager, Oscar Salazar, también fue parte del equipo que creó Uber). La primera consulta a domicilio cuesta U$S 50. Las regulares son de U$S 200 y un examen físico vale U$S 100 dólares.

Go2Nurse lleva enfermeras a las casas en Chicago y en Milwaukee, e incluye atención domiciliaria en el embarazo, ayuda con recién nacidos, atención a los ancianos y atención especializada para pacientes de alzheimer y parkinson, entre otros servicios. Curbside Care ofrece visitas domiciliarias de enfermeras autorizadas para extender recetas médicas y de médicos en la zona de Filadelfia.

La asociación American Telemedicine estima que casi un millón de personas consultará a un médico a través de una cámara web en 2015. Y United HealthCare, la aseguradora más grande de Estados Unidos, anunció hace poco sus planes para cubrir las consultas médicas por videoconferencia.

Una de las aplicaciones más populares es la que funciona en Chicago, Doctor on Demand, respaldada por Google y por la personalidad de la televisión estadounidense, Phil McGraw. Ofrece videoconsultas con un médico general o con un pediatra por U$S 40. Hace poco, la empresa añadió consultas psicológicas a través de una cámara web y consultas sobre lactancia a su lista de servicios.

“Existe un enorme problema de acceso a la atención primaria en Estados Unidos”, explicó Adam Jackson, fundador y director ejecutivo de Doctor on Demand. “El tiempo promedio de espera para ver a un médico es de 20 días. La gente realmente quiere y necesita algo más rápido, y ahora tenemos la tecnología para conseguirlo”.

Los críticos de las aplicaciones de telemedicina advierten que se con ellas se pierde el contacto humano y dicen que la gente también necesita asegurarse de que el doctor con el que trata esté titulado y tenga cédula profesional.

Es importante recordar que estas aplicaciones no son un remplazo de las tradicionales citas con el médico, en particular con el que lo conoce desde hace años. Sin embargo, para padecimientos y síntomas que no amenazan la vida, esta generación de aplicaciones para la salud puede ahorrar tiempo y energía, lo que ya es gran cosa cuando uno no se siente con ganas de esperar en el consultorio.

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