Papá por primera vez a los 50 años

Papá por primera vez a los 50 años

A una edad en la que generaciones anteriores pensaban más en ser abuelos hoy cada más hombres apuestan a la paternidad. En esta ola de papás “maduros” hay muchos que lo hacen porque se divorciaron y encaran una nueva relación. Otros, han extendido demasiado su soltería y recién a los 50 deciden tener un hijo. Los pro y los contra de tener un bebé en el mediodía de la vida.

ENAMORADOS. A Julia le enloquece jugar con los anteojos de su papá, Fernando Ríos Kissner. LA GACETA / FOTO DE ANALÍA JARAMILLO ENAMORADOS. A Julia le enloquece jugar con los anteojos de su papá, Fernando Ríos Kissner. LA GACETA / FOTO DE ANALÍA JARAMILLO

¿Me alcanzará la vida para verla crecer? La pregunta irrumpió rápidamente en su cabeza. Apareció justo después del terremoto que causaron esas dos rayitas en el test de embarazo de su pareja. No se había imaginado como padre, mucho menos a los 50 años. Estaba demasiado acostumbrado a vivir para él, sin ataduras. Y sin embargo, ahora, se siente el hombre más feliz del mundo cuando sus ojos se clavan en la mirada de la pequeña Julia.

Fernando Ríos Kissner cumplirá el mes que viene los 51 años. A esa edad otros hombres podrían estar pensando más en ser abuelos que padres. A él eso no le afecta. Se vuelve loco cuando su bebé de nueve meses le agarra la nariz y le roba los anteojos. “¿Quién te ha visto y quién te ve?”, le gritan en la calle sus amigos mientras él empuja el cochecito con paciencia y esmero. Los paseos con su hija y jugar en el piso son las actividades favoritas de este papá, que se describe como un baboso total y ya planea todas las cosas que piensa hacer con Julia cuando ella crezca: teatro, pintura y cocina, entre otras cosas.

Hace tres años está en pareja con Natalia, de 35 años. “De hecho estábamos juntos, porque ninguno de los dos sentía la necesidad de tener un hijo. No pensábamos que esto podía completar nuestras vidas. Y tampoco nos sentíamos preparados”, declara él. Y enseguida acota: “pero esta bebé me cambió el mundo, mi forma de pararme ante la vida. Hizo que mis días se llenaran de preguntas sin respuestas. Ya no soy el desestructurado de siempre; ahora me organizo y vivo en función de lo que ella necesita”.

Aprendió a dar la mamadera, a cambiar pañales y a ceder espacios en su departamento de soltero. “Todo se llenó con su ropa, con su aroma. Hay cajas de leche, pañales, apareció la niñera. De repente pasamos a ser un montón en un espacio reducido así que tuve que salir a buscar una casa. Por suerte, pronto nos mudaremos”, detalla Ríos Kissner, un reconocido gestor cultural y empresario gastronómico.

Fernando camina, alza a su bebé, la llena de besos. Y un remolino de emociones se apodera de él. “Uno cree que se las sabe todas y, de repente, hay demasiados interrogantes. Me pregunto si será que en todos mis años de soltero me estaba perdiendo de algo realmente bueno. El reloj biológico es un hecho, uno tiene 50 años y está con un bebé. Me inquieta saber cuánto tiempo la podré disfrutar, si estaré en sus momentos más importantes, si llegaré a ver mis nietos... También soy más racional ahora”, reflexiona.

No se siente un padre viejo. “Al contrario, soy un tipo muy activo. Ahora estoy viendo cómo darme más tiempo para estar con ella. Tengo que resignar cosas y darle prioridad”, dice. “¿Sabés dónde se denota mi edad? En el consultorio del pediatra. Soy de los que tienen miles de preguntas. No me resigno a criar a mi hija por Google”, confiesa Fernando, el mismo que ahora no cierra la puerta a la posibilidad de volver a ser padre.

"No es mi nieta, es mi hija"

Volver a ser papá después de los 50, y de los 60, es llenarse de vida, de nuevos proyectos. Es animarse a jugar otra vez tirado en el piso. Es reírse a carcajadas con una bebé que está aprendiendo sus primeras monerías. Así define su estado emocional Juan José Torres. Tiene 61 años y una pequeña de apenas nueve meses.

Juan José, que es locutor y trabaja de manera independiente, cuenta que fue padre en tres etapas distintas de su vida: a los 30 años, cerca de los 50 y a los 60. De su primer matrimonio nacieron tres hijos que ahora tienen 29, 30 y 32 años. Fruto de su segunda historia de amor llegaron al mundo tres nenas. Las más grandes tienen 11 y 13 años y la más pequeña cumplirá un año en septiembre.

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“Con Sandra, mi esposa, deseábamos tener hijos. Nunca sentí que la edad me condicionaba”, relata. Cuando ella quedó embarazada la última vez, no lo esperaban. “Fue impactante al principio. Me asusté porque ya tengo 40 años. Juan José parecía más tranquilo”, relata la mamá, que es profesora de danzas españolas y actriz.

Y Rocío llegó para alterarles la rutina. Se convirtió en la alegría de la casa. Tiene los ojos azules y la sonrisa picarona. Siempre le estira los brazos a su papá. Él la alza, le da mimos, le hace cosquillas.

La cuna donde duerme la bebé está justo en el estudio donde Juan José hace grabaciones, así que los dos pasan mucho tiempo juntos. Como la mamá trabaja fuera de casa, el papá se encarga durante varias horas de cambiar pañales, dar la leche o llevar al médico a la pequeña.

Aunque Juan José se define como una persona muy activa y ágil, le da miedo pensar cuánto tiempo estará con sus hijas, especialmente con la más pequeña. Mientras tanto, la goza.

“Vivo con mucha intensidad la paternidad en esta etapa de mi vida. Disfruto mucho más que cuando tenía 30 porque a esa edad estaba haciendo mi carrera profesional. Pasaba días enteros trabajando. Ahora tengo mucho más tiempo”, reflexiona el locutor. A los 50 años renunció a sus trabajos estables y empezó a hacer labores free lance. Eso le permite acomodar sus horarios y estar disponible cada vez que sus mujeres lo necesitan.

Pero no todo fue fácil en la vida de Torres. La reacción de los hijos más grandes no fue del todo buena cuando se enteraron que iban a tener una hermanita al mismo tiempo que ellos ya son padres. De hecho, Juan José tiene cuatro nietos, tres de ellos más grandes que su última bebé.

“Me llevo bien con mis nietos. Al tener todavía niños chicos eso hace que no sea un abuelo ansioso ni cargoso. Lo vivo con mucha naturalidad”, cuenta.

Reconoce que a su edad podría ser sólo abuelo y estar ahora paseando por el mundo o pensando en la jubilación. En cambio, está jugando en el piso, levantándose a la madrugada si llora la bebé, yendo a reuniones de padres o al pediatra. Pero no lo cambiaría por nada. “Es maravilloso, te rejuvenece más que cualquier gimnasio”, resume.

Los hombres, entre el reloj psicológico y la necesidad de que los llamen padre

Tienen una edad en la que generaciones anteriores soñaban más con la idea de ser abuelos. Algunos alargan demasiado la soltería. Otros se divorciaron después de varios años de matrimonio. Los que forman parte de esta ola de hombres maduros que apuestan a la paternidad en general lo asumen con felicidad y se sienten rejuvenecidos, sostiene el psicólogo José Azar.

- ¿Qué motivaciones puede tener un hombre de 50 para querer ser padre?

- Creo que uno de los factores principales que influye en esta tendencia, de la cual también soy parte, es que los segundos matrimonios se han vuelto muy habituales. Para quienes encaran una nueva relación después de los 40 años aparece la posibilidad de reintentar armar una familia. Otra motivación clara puede ser la ilusión interna del hombre de reverdecer a través del hijo, sentir que todavía se es joven si uno puede cuidar y tener un bebé a los 50, más teniendo en cuenta que en la actualidad la expectativa de vida aumenta. Hoy, a los 70 años, no sos un viejo. A esa edad mucha gente trabaja, hace actividad física y se mantiene bien. Otro factor que influye es la soltería extendida: por un lado cada vez más jóvenes priorizan los logros profesionales antes de casarse y también se ven más adolescentes tardíos en la casa materna. Recién cuando sus padres se mueren se ven empujados a la adultez y salen a formar su propia familia. Se puede también hacer una lectura más profunda de esta tendencia: no es descabellado pensar que un hombre mayor quiera tener un hijo para demostrar virilidad. El hombre necesita demostrar que puede procrear, y necesita también ser llamado padre. Le pesa si no es nombrado padre.

- Si bien los varones no tienen el peso del reloj biológico como las mujeres, ¿sufren algún tipo de presión acerca de la paternidad?

- Si hay una presión, no tanto desde el punto de la sexualidad; yo diría más bien que es un reloj psicológico. El hombre se plantea si tendrá la fuerza y la prestancia para ejercer esa función protectora y separadora que tiene el padre, esa fuerza para arrancar a los hijos de los brazos de la madre y lanzarlos hacia el mundo.

- ¿Cuáles son los pro y los contra de ser padre a los 50?

- Depende del caso. Creo que cada uno envejece acorde a cómo ha vivido. Si antes fue temeroso será más miedoso en la vejez. Todo se potencia, lo bueno y lo malo. Ser un padre “maduro” da una perspectiva de vida diferente, rejuvenece y obliga muchas veces a pensar que uno nunca más podrá jubilarse. Tener un hijo después de los 50 te da proyectos de vida, te estira los plazos. Algunos lo pueden sentir como una carga pesada y sufrir miedos. Los típicos temores son: qué va a pasar con los hijos cuando ya no esté, tendré tiempo suficiente para poder sostenerlos y estar con ellos cuando más lo necesiten, en la adolescencia, por ejemplo, que es una etapa clave en la cual hay que estar con todas las luces prendidas.

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Los riesgos de la paternidad tardía

Los especialistas ya hablan de la “paleo- paternidad” para referirse a la tendencia de convertirse en padres después de los 50 años. Las estadísticas apoyan esta teoría. Y en el mundo sobran los ejemplos de hombres maduros que no dudaron en ponerse a empujar un cochecito. Paul McCartney tenía 61 años cuando nació su último hijo y Clint EastWood 66. Steve Martin tuvo a su primer hijo a los 67. Ahora, el que dio la nota es Norman Briski: a los 77 años será papá de mellizos.

¿El esperma es indestructible? ¿Es cierto que la paternidad tardía tiene sus riesgos? Las palabras del urólogo Carlos Zain aclaran algunas dudas.

- ¿Los hombres también tienen un reloj biológico o se puede ser padre a cualquier edad?

- El reloj biológico del hombre no es el mismo que el de la mujer, quien llega a una cierta edad que no produce más ovocitos y por lo tanto no puede embarazarse. El hombre puede producir espermatozoides hasta los 90 años, pero el daño genómico de éstos es tres veces superior al de una persona menor de 35 años. El volumen seminal disminuye un 35% aproximadamente y la motilidad de los espermatozoides, un 80%.

- ¿Hay riesgos si se concibe un hijo a edad avanzada?

- En estudios realizados, una de las observaciones más preocupantes es que pacientes esquizofrénicos o enfermos con cáncer de testículo, en la mayoría de los casos, son hijos de hombres mayores. Científicamente no está demostrado, pero sí hablamos de posibles riesgos.

- ¿Qué consejo les daría a los hombres que se plantean una paternidad tardía?

- Es bueno acudir a un úrologo para que le hagan una serie de pruebas para averiguar si existe algún problema con su fertilidad o con su potencia sexual. Otro consejo que daría es que este tipo de papás deben preparase psicológicamente para comprender ese proceso de crecimiento y brecha generacional que existe entre padre e hijo. Creo que no hay una edad ideal para ser padre; cada edad tiene sus ventajas y sus desventajas. Pasa más por la persona y sus deseos.

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