“Para los acusados, fue $ 1.500 lo que valía la vida de mi papá”

“Para los acusados, fue $ 1.500 lo que valía la vida de mi papá”

Priscila Barrientos, la hija del taxista, afirmó que siente alivio por el fallo condenatorio y dijo que su padre “puede descansar en paz”.

EMOCIONADAS. Madre e hija dialogaron con la prensa tras la sentencia. la gaceta / foto de Antonio Ferroni EMOCIONADAS. Madre e hija dialogaron con la prensa tras la sentencia. la gaceta / foto de Antonio Ferroni
22 Mayo 2015
“Se hizo justicia por mi papá, que ahora va a poder descansar en paz, y le voy a poder decir a mis hijos que su abuelo descansa en paz”. Priscila Barrientos temblaba ayer en el patio de los tribunales penales cuando habló con la prensa. Acababan de condenar a prisión perpetua a los homicidas de su padre, el taxista Mario Barrientos, y se abrazaba con sus familiares.

Priscila vive en la provincia de Buenos Aires. Allí había nacido y a principios del 2000 se mudó a Tucumán con sus padres, Barrientos y Susana Núñes. El hombre se había retirado de la Policía Federal y creyó que en esta provincia podría vivir en tranquilidad con su familia. Pero en 2007 las mujeres optaron por regresar a tierras bonaerenses. El taxista, aunque mantenía una buena relación con su esposa y su hija, quiso quedarse.

Desde que ocurrió el crimen el 5 de mayo de 2013, las mujeres se turnaron para viajar cada dos meses como máximo. “Insistimos para que el juicio se haga dentro de los dos años porque si no (los acusados) iban a quedar libres. Estábamos atentos a los tiempos, tuvimos que aprender cosas de abogacía”, manifestó Núñes.

“Siempre estuve segura de que eran los asesinos, pero tenía mucho miedo de que los larguen porque hoy en día no se sabe lo que puede pasar. Hoy son dos delincuentes menos en la calle”, expresó Priscila.

“Creemos en la Justicia y queremos que no vuelva a pasar, que ni a un taxista ni a ninguna persona le hagan lo que le hicieron a mi marido, que me destruyeron la familia. Hoy podré contarles a mis nietas lo bueno que era su abuelo, que estaba trabajando y que no se merecía lo que le pasó”, agregó la esposa de la víctima.

Barrientos tenía $ 600 de recaudación cuando lo asaltaron. Ese dinero nunca apareció. Pajón y Albornoz vendieron el taxímetro a $ 900. “No se qué puede haber pasado en la cabeza de estos hombres. Para los acusados fue $ 1.500 lo que valía la vida de mi papá”, afirmó Priscila.

Durante las audiencias, las mujeres lloraron cada vez que se describía la forma en la que mataron al taxista (hiriéndolo en el cuello con un cuchillo, atándolo y arrollándolo con el auto). Incluso, Priscila tuvo que salir de la sala cuando la querellante Marta Contreras Cuenca detalló las heridas que había sufrido. “Escuchar eso me generó una angustia, un dolor y una bronca tremenda. Mi papá no se merecía eso, era un trabajador que salió a laburar... la forma en que se describa todo... sé que son los procesos, pero era mi papá”, relató la joven.

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