Reparo católico a Lugones

Reparo católico a Lugones

Visita de 1901 como inspector de enseñanza.

LEOPOLDO LUGONES. El poeta, ataviado de frac en una conferencia, fotografiado en la revista “Fray Mocho”. la gaceta / archivo LEOPOLDO LUGONES. El poeta, ataviado de frac en una conferencia, fotografiado en la revista “Fray Mocho”. la gaceta / archivo
En 1901, el poeta Leopoldo Lugones (1874-1938) vino a Tucumán por primera vez. Era entonces Inspector Nacional de Enseñanza Secundaria. Visitó establecimientos y pronunció una conferencia en la Sociedad Sarmiento. El periódico católico “La Verdad”, que aparecía entonces, le asestó una áspera crítica, en su edición del 12 de mayo.

Expresaba que la disertación “debía ser pedagógica” para ilustrar a los profesores sobre los nuevos programas. Pero fue “sobre todo literaria” y, si bien acreditó una vez más las condiciones de “literato galano y brillante orador” de Lugones, al mismo tiempo significó “una nueva prueba de su poca o ninguna competencia como pedagogo e inspector de enseñanza”.

Publicaba, para sustentar su juicio, el texto de la intimación que dirigió en Jujuy a la directora de la Escuela Normal, Juana Stevens, ordenándole que retirase las imágenes religiosas de las aulas, ya que ellas violaban “las leyes educacionales, cuyo espíritu expreso es laico”.

Afirmaba también que descalificaba a Lugones, la teoría que expresó en el Colegio Nacional de Tucumán, en la clase de Filosofía de cuarto año, donde afirmó que “el fin último de la vida es el placer”. Y también la indicación, a los profesores del Colegio Nacional de Catamarca, de que la bibliografía “principal y más adecuada de consulta, en materia de Economía Política, son las obras de Karl Marx”.

Consideraba que estas teorías invitaban “a los trabajadores a levantarse contra los patrones, arrojando así, en medio de la sociedad, la tea de guerra social que ya aqueja tan dolorosamente a la vieja Europa y que pronto se hará sentir en estos continentes”.

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