Los cuadernos negros de Heidegger

Los cuadernos negros de Heidegger

El secreto fue sepultado durante 40 años en Marbach, Alemania, a orillas del río Neckar. El hombre que ha confiado el secreto a su hijo es uno de los más célebres filósofos del siglo XX. Pero fue, además, un convencido nazi. No se trata de la trama de un film. Es, simplemente, la crónica del debate filosófico que divide al pensamiento europeo en la actualidad.

REVELACIÓN. Los Cuadernos Negros exhiben cuán obsesionado estaba Heidegger contra las “innobles acciones del judaísmo”. REVELACIÓN. Los Cuadernos Negros exhiben cuán obsesionado estaba Heidegger contra las “innobles acciones del judaísmo”.
17 Mayo 2015
Por Cristiana Zanetto
Para LA GACETA - MILÁN


Un secreto susurrado, trasmitido del padre al hijo. Un secreto encerrado en 34 cuadernos, con tapas en tela encerada negra, escondidos a los ojos del mundo.

El escándalo de los Schwarze Hefte, Los Cuadernos Negros, de Martin Heidegger, ocultados al resto del mundo durante decenios por voluntad del pensador germano y revelados hace unos meses en Alemania con las consecuencias de un terremoto que aún no se ha aplacado.

Estos textos, que apenas han visto la luz, vienen a insertarse en la añosa disputa sobre la militancia nacionalsocialista del filósofo. El asunto es conocido pero, sobre su interpretación, el mundo académico está dividido: ¿Fue una adhesión pasajera y no relacionada a los temas esenciales del pensamiento heideggeriano o se trata de algo totalmente ligado a su filosofía?

Hasta ahora muchos habían hipotizado sobre una distancia entre el pensamiento de Heidegger y la visión hitleriana del mundo; se trataría de una suerte de nazismo ligero, sin conexión profunda con la praxis y con las ideas substanciales del IIIº Reich. Todo ésto hasta la aparición de Los Cuadernos Negros en los cuales Heidegger escribe sobre los hebreos sin reticencia provocando la renuncia del conocido filósofo alemán Gunther Figal que, hasta hace unos meses, había presidido la Fundación Martin Heidegger. Las frases antisemitas contenidas en los Cuadernos Negros – declaró Figal – son terribles y de mal gusto. Jamás pensé de encontrar cosas del género en Heidegger.

En verdad hace algunos años, Emmanuel Faye, atrayéndose el desprecio de aquellos intérpretes de Heidegger que hoy se sienten traicionados, había afirmado que, en el pensamiento del filósofo alemán, existe una deliberada introducción a los fundamentos del nazismo y a la práctica hitleriana.

Ahora, leyendo las páginas de estos Cuadernos, que reflejan el pensamiento de Heidegger entre 1930 y 1942, nos revelan cuán obsesionado estaba en contra del bolchevismo y de las innobles acciones del judaísmo mundial, para él sostenidos por las potencias del mundo occidental como Gran Bretaña y Estados Unidos, y cuánto apoyaba el surgimiento y el desarrollo del nacionalsocialismo.

Núcleo conceptual

Lo que nos revelan Los Cuadernos Negros es que el prejuicio racial, en relación con los pueblos no germánicos, es el corazón mismo de la concepción filosófica de Heidegger, quien llega a sostener en algunas páginas de estos textos, que el exterminio de los judíos sería legitimado por una especie de tendencia hacia la autoeliminacióndel pueblo hebreo.

La antipatía de Heidegger en relación a los hebreos se fundamenta en el contexto y en la historia que él les adjudica. En los círculos antisemitas alemanes se había difundido la idea de que los judíos eran los principales responsables de la corrupción del espíritu, lo que venía asociado a un exceso de pensamiento abstracto demasiado moderno. En el período en que Hediegger fue Rector de la Universidad de Friburgo, nombrado por los nazis, aconsejaba a sus estudiantes cuidarse de un excesivo intelectualismo. Les pedía canalizar sus energías en los servicios militares o relacionados al trabajo social colectivo.

Stefano Azzará sostiene que se cometería un grave error si se tratara de asimilar las posiciones de Heidegger a las del antisemitismo “biológico” o a las perversiones eugenéticas del Estado nazi. Según este autor, las ideas antisemitas del filósofo alemán no tendrían una dimensión de “substancia natural” sino serían de origen cultural, al igual que el socialismo o el liberalismo. El judaísmo sería sinónimo de modernidad y de humanismo. Sería consubstancial con los procesos tendientes a la democratización y a la igualdad del género humano que suceden (aunque sabemos que no es así) bajo el signo de la técnica moderna y del desarrollo de las fuerzas productivas.

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Cristiana Zanetto - Periodista italiana de medios escritos y audivisuales.

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