Mi guitarra y yo tenemos algo común entre los dos

Mi guitarra y yo tenemos algo común entre los dos

JUNTOS. BB King y Pappo, la magia de hablar el mismo idioma. JUNTOS. BB King y Pappo, la magia de hablar el mismo idioma.
Cuando escucho mi guitarra/ siento que todo es mejor,/ y que todo se me aclara,/ todo a mi alrededor./ Es como escuchar distinto,/ es como escuchar mi voz.

Lucille no es una guitarra, sino todas las que utilizó BB King. Los bluseros no son hombres de una sola mujer, pero las guitarras representan otra cosa. No hay compañera más fiel, más propensa a dejarse acariciar, a dar todo sin exigir retribuciones. ¡Ah, si las mujeres fuesen como las guitarras!, viene anhelando el blues, con esas u otras palabras, desde que el delta es delta. BB King y la Lucille de turno, por lo general el modelo ES-355 de Gibson, conversaban armónicamente en el marco de una extraña relación. Lo escribió Pappo.

Cuando mis dedos se mueven,/ en su fino diapasón,/ de las notas de sus cuerdas/ hay una conversación./ Mi guitarra y yo tenemos/ una extraña relación.

Pappo se vistió de punta en blanco para trepar al escenario del Madison Square Garden, invitado por su ídolo. ¿Qué habrá visto BB King en Pappo, más allá de las declaraciones pour la galerie? Tal vez su propio reflejo, tal vez la encarnación del héroe de clase obrera, tal vez la sombra de algún espectro divisado en un cruce de caminos.

Recuerdo aquella noche,/ cuando ella apareció,/ desde entonces me acompaña,/ donde quiera que yo voy./ Mi guitarra y yo tenemos,/ algo común entre los dos.

Dicen que el mejor guitarrista de blues de todos los tiempos fue Robert Johnson, un fantasma de la historia de la música que apenas grabó un puñado de canciones. Vendría a ser algo así como la divinidad suprema, por encima de los correspondientes reyes: el del pop (Michael Jackson), el del funk (James Brown), el del blues (BB King). Todos muertos, para más datos. La nobleza nos va dejando irremediablemente huérfanos.

Pensé en cambiarla por otra,/ de calidad superior,/ yo nunca te dejaría,/ porque hay algo entre los dos./ No es sólo una melodía,/ es una conversación.

Por suerte, Lucille sobrevive en la infinidad de registros legados por BB King. Si del dolor y la visceralidad nació el blues, la guitarra -y ninguna mejor que la de BB King- sirve de catalizador para transformar ese lamento en un canto de devastadora belleza.

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