Atlético: el dolor de ya no ser

Atlético: el dolor de ya no ser

De ser titular la temporada pasada, Grahl empezó mal el año y desapareció del mapa.

EMPEZAR DE CERO. Grahl, que ayer estuvo a pleno en la sesión matutina del “decano”, al igual que el resto de sus compañeros, busca un nuevo comienzo en Atlético. Quiere ganarse una nueva chance. LA GACETA / FOTO DE HÉCTOR PERALTA EMPEZAR DE CERO. Grahl, que ayer estuvo a pleno en la sesión matutina del “decano”, al igual que el resto de sus compañeros, busca un nuevo comienzo en Atlético. Quiere ganarse una nueva chance. LA GACETA / FOTO DE HÉCTOR PERALTA
14 Mayo 2015
Un terremoto emocional sintió después de su segunda participación de la temporada en Atlético. Fue la última para él de titular (o suplente). Francisco Grahl, el enganche que había llegado por expreso pedido de Héctor Rivoira en 2014 y que con “Chulo” mismo aceptó jugar de volante central, se cargó con la mayoría del dolor del hincha por el fracaso pasado y, para colmo, en su debut de local en 2015 todo le salió al revés. Jugó prácticamente desgarrado. Su final fue en el 1-1 con Central Córdoba.

“En ese partido no me fue nada bien. Me desgarré, una lástima... Hablé bien con el técnico, me dijo cómo son las cosas y tengo que esperar mi oportunidad”, le dice Grahl a LG Deportiva entendiendo que corre de atrás para jugar en una posición a la que debió adaptarse cuando fichó para el “decano”: la de doble cinco.

“Cuesta un poco pero en este fútbol moderno hay que acostumbrarse a todo. Hay muchos esquemas tácticos y hay que hacer lo que pida el técnico”, explica Grahl, como asumiendo que si le fue mal como “aduanero” la culpa fue suya.

“Por ahí cuando jugás de enganche priorizás más recibir y meter esa pelota de gol o rematar al arco, pero de cinco estás más lejos del arco y priorizás la marca antes que el juego. Ahí me equivoqué yo, me hago cargo. Hacía un gran desgaste en la marca y cuando debía avanzar con la pelota me quedaba sin resto. No arriesgué en muchos partidos”, lamenta.

Habiendo sido el blanco de críticas, el ex Almirante Brown bancó la parada, aunque le es imposible negar lo doloroso que fue ver a un familiar suyo sufrir por él en el Monumental. “El día del empate (1-1) con Central Córdoba estuvo mi mujer y la pasó mal. Yo también porque es duro cuando insultan a tus familiares”.

Si bien Grahl piensa que jugando en una posición cercana al arco rival, la suya, podría rendirle más al equipo en ataque, a su vez entiende que su hora no llegó. “Quiero jugar, pero sé que hay compañeros que están pasando un buen momento y a mí no me queda otra que esperar”, explica.

“Sé que no tenía un lugar ganado. Eso está demostrado porque ninguno lo tiene. Volví a empezar y ahora estoy trabajando duro para volver a estar entre los 18”.

Hay algo seguro: Grahl busca curar su herida y, por lo tanto, hará hasta lo imposible para lograr su cometido. “Nunca bajaré los brazos, nunca. Eso dalo por hecho”. Lo dice quien busca volver a ser importante en Atlético.

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