Mundo para hacer otros mundos
12 Mayo 2015

Mary Esther "Tina" Gardella - Titular de la carrera de Locución de la UNSTA y profesora de Radio de la UNT

Animarse a escuchar su propia voz grabada, elegir una canción para “pasarla” al aire, producir sonidos y ruidos que simulen acciones concretas, querer decir una palabra y pronunciar otra… Son algunos de los ejercicios radiofónicos con los que niños y niñas de nuestras escuelas y colegios públicos y privados construyen el universo de sentido que es una radio escolar. Los procesos de democratización de la comunicación han movido la escena de producción radiofónica. Las radios escolares se erigen así como uno de los nuevos actores que a fuerza de entusiasmo y apropiación de las lógicas sencillas de lo radiofónico, instalan la certeza de algo tan valioso como que se puede aprender sin perder el valor del juego y la experimentación. Los colores, los matices, los sabores, las tonalidades, los aromas, los “cantitos y tonadas”, los sonidos, las texturas, forman el lenguaje cotidiano de la vida y están por encima de los saberes y las reglas. Más allá de los contenidos disciplinares y de las formas pedagógicas, la radio pone al descubierto las costumbres cotidianas y triviales de nuestro orden social. También la radio en la escuela. Por lo que es un desafío para la estructura estructurante del sistema educativo, no quedar entrampados en la simplificación de considerar que la radio escolar es solo una “herramienta” para conseguir algunos objetivos inherentes a competencias propias de una currícula escolar. Porque si sólo fuera eso, se perdería la posibilidad de transformar esa herramienta en un actor socio-cultural-educativo que propicia la participación, fomenta el trabajo en equipo, estimula la creatividad, recupera el placer por el juego, genera espacios de intercambio y reflexión… En definitiva, permite anclar en materialidad la imaginación de mundos posibles en tanto esos mundos son relaciones, vivencias y experiencias posibles.

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