Ricardo Forster: “hay situaciones en la realidad argentina que no han sido aclaradas

Ricardo Forster: “hay situaciones en la realidad argentina que no han sido aclaradas

El filósofo argentino opina aquí sobre un amplio espectro de cuestiones: el Islam, el pacto de la Moncloa, la narrativa, los trenes y las perspectivas del género humano. “Hay situaciones en la realidad argentina que no han sido aclaradas. Y eso es lo que nos propusimos desde el primer momento”, afirma, al evocar los inicios de Carta Abierta

10 Mayo 2015

Por Asher Benatar - Para LA GACETA - Buenos Aires


- ¿Le interesa la narrativa?

- Sí, mucho. Podría decirle más que la filosofía.

- No lo imaginaba.

- Tomemos un género, el ensayo, por ejemplo. No me estoy refiriendo a monografías, papers, a documentación que uno tiene, por su trabajo, que leer obligatoriamente, subrayando, escribiendo en los márgenes. Hablo de algo distinto. Me refiero a otra clase de trabajos, donde el autor del ensayo generalmente desarrolla un acercamiento con la literatura, con la ficción. Lo que se afirma involucra casi siempre, además del contenido, la obtención de una forma que tiende a la belleza del lenguaje.

- Cuando escribe un ensayo, un artículo, ¿cómo busca el estilo? Le digo porque el estilo se obtiene tachando, suplantando, volviendo a escribir, todo lo que ahora se ha hecho más sencillo con la computadora.

- En eso sí que no estoy de acuerdo. No me atrae leer en pantalla.

- ¿Leyó la lista de preguntas que le mandé por e-mail?

- No es el formato que me interesa, me interesa lo que vamos a hacer, desarrollar una conversación sin planes.

- Bueno, aprovechando su condición de filósofo, quiero saber si usted es optimista con respecto a la suerte de la humanidad.

- Qué pregunta para inaugurar este diálogo. (Reflexiona). Yo, en la filosofía he tenido como basamento a dos figuras muy significativas: Walter Benjamin y Theodore Adorno. Ninguno de los dos tiene una idea optimista sobre el destino del género humano. Es famosa la frase de Benjamin en la que dice que todo acto de cultura es un documento de la barbarie. Entiendo que en el plano privado uno puede elaborar una opinión esperanzada. Soy grande, tengo 57 años, una hija de 31, un hijo de 18, me siento bien en la filosofía, ese conjunto de circunstancias se presta para ser privadamente optimista. Personalmente, me considero un privilegiado, por lo tanto me siento agradecido. En cuanto a la humanidad, analizándola como sociedad, no creo que haya demasiados motivos para tener una respuesta positiva.

- Sartre dijo que “la vida es una pasión inútil”, Cadícamo afirmaba que “es una herida absurda”

- Pueden intercambiarse. El de la pasión inútil es el Sartre radical de los 40. Yo lo aprecio mucho. En aquella época la angustia llegaba a todos.

- Aunque no estemos en los años 40, ¿se siente angustiado?

- Hay cosas que lo angustian a uno, pero puedo decir que no.

- Al analizar la vida en cuanto a su finitud y su brevedad, ¿podríamos decir que se siente estafado?

- Buena pregunta, pero ¿estafado por quién? Si fuera creyente podrá reclamarle a Dios, pero no siéndolo, no encuentro a quién. ¿Decepcionado por la naturaleza? No me parece. De la vida, aparte de la velocidad con que transcurre, me llama la atención su fragilidad.

- ¿Qué tipo de fragilidad?

- Varios tipos. Podría decirse la fragilidad de lo humano. Todo puede terminar en un segundo. Tal vez no sea algo malo, acaso esa característica general pueda resultar hasta fortalecedora.

- ¿Fragilidad en los sentimientos? Antonioni parecía un especialista en eso. (Sonríe) ¿Usted querría que la vida fuera más larga?

- No pretendo eso. ¿Más larga para qué? ¿Para no dejar un solo testimonio, para ver más televisión?

- ¿Usted creó Carta Abierta?

- No, yo integré el grupo que la fundó. Éramos seis o siete. Estaba Nicolás Casullo, Horacio González y algunos más. Era la época de la crisis con el campo por el famoso artículo 125. Nosotros considerábamos que se había creado un clima destituyente y escribimos esa carta. Convocamos a la primera reunión y asistieron unas 100 personas, a la segunda 1.500.

- ¿Comenzaron a probarse la sonrisa de Gardel?

- No, éramos todos intelectuales que queríamos dejar sentada nuestra posición. Y lo hacíamos pacíficamente y guardando los respetos constitucionales y democráticos. Hay situaciones en la realidad argentina que no han sido aclaradas. Y eso es lo que nos propusimos desde el primer momento.

- Qué opina de una sociedad que ejerce actos vandálicos sobre su propio patrimonio, por ejemplo, el transporte público más utilizado por las clases de menores recursos? Bah, dejémonos de eufemismos: por la gente más pobre.

- Vándalos hay en todo el mundo. Me parece sumamente reprobable, sobre todo si tenemos en cuenta que esa depredación está ejerciéndose contra algo que fue motivo de protestas por su abandono. Mi vida ha tenido siempre la proximidad de los trenes y conozco sus avatares.

- Ramal que para, ramal que se cierra. Una frase perversa que dijo Menem. Y después terminó cumpliéndola.

- Sí, pero la liquidación de los ferrocarriles viene de mucho antes. Estaba decidido en las alturas internacionales que la Argentina tomara el camino de las carreteras y de los hidrocarburos. Se ensayaron montones de argumentos para ir preparando a la gente a su desmantelamiento. Que no servían para nada, que era un transporte obsoleto. Así se continuó una especie de desaparición que ahora comienza a revertirse.

- Al contacto con esa palabra, desaparición, se me ocurre que diga algo sobre la dictadura.

- Que es la sombra más terrible que pudo haber ocurrido a este país. Y que este país actuó como no se había visto jamás en el mundo.

- ¿Qué opina del problema con el Islam?

- Primero, que hay que cuidar las palabras que se utilizan. Hace tiempo se acuñó una frase, la cuestión judía, que encerraba nada crípticamente, a otra frase: el problema judío, de una intención evidentemente perversa dicha una y otra vez por antisemitas. Estamos hablando de un colectivo de 1.500 millones de personas. No todos los islamitas, ni mucho menos, son integrantes de Al Qaeda o de Hezbollah, de modo que lo primero que hay que hacer es ordenar las ideas para eventualmente encarar este tema

- Mucha gente quería ver a la Argentina estructurando una especie de pacto de la Moncloa. ¿Cuál era su posición a ese respecto?

- Absolutamente opuesta. Moncloa fue una estafa que dio lugar a una realeza fraudulenta y que, finalmente llevó a España a una de las crisis más graves que pueda imaginarse. Además, los intereses financieros (nunca ausentes) hicieron uso de ella hasta el momento que les convino.

© LA GACETA

Asher Benatar - Literato, dramaturgo, ensayista y artista plástico.

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