"El sueño más elemental de los seres humanos es vivir una vida acorde con sus ilusiones"

"El sueño más elemental de los seres humanos es vivir una vida acorde con sus ilusiones"

10 Mayo 2015

Por Dolores Caviglia - Para LA GACETA - Buenos Aires

La ficción salva y la realidad mata. La frase, la idea, aparece no una ni dos sino varias veces a lo largo de la última novela de Javier Cercas, El impostor, como una especie de mantra que el narrador repite para entender a su protagonista, para comprender por qué escribe, para aceptarse a sí mismo, para captar la esencia del ser humano. Esta novela sin ficción intenta desentrañar las razones por las que Enric Marco, hoy un español de 94 años, se hizo pasar por alguien que no era, dijo haber vivido torturas que no padeció y llegó a ser presidente de la asociación española de los sobrevivientes, a dictar conferencias emocionantes, a recibir los más sinceros homenajes.

-Luego de entrevistarlo por horas y de reconstruir su vida, ¿por qué cree que Marco decidió fingir ser alguien que no era?

-Para que lo aceptasen, para ser querido. Él viola todas las normas, se inventa una vida, para cumplir el sueño más elemental de todos los seres humanos, que es vivir una vida acorde con sus ilusiones. Marco hace lo que quería ser, un gran héroe. Y lo consigue, aunque violando las normas.

- La defensa de este impostor es el mensaje que transmitía, la recuperación de la memoria y de una atrocidad silenciada. ¿El fin justifica los medios?

-Eso es disparatado y falso, porque lo que él contaba no era la verdad, sino el kitsch de la verdad, de la historia. Pero hay algo importante en este libro y creo que en todo: las grandes mentiras se construyen con pequeñas verdades. Una mentira pura no se la cree nadie. Eso Marco lo sabía intuitivamente mejor que nadie. Este también fue uno de los motivos por lo que yo temía escribir el libro. Es que nunca sabremos la verdad de este hombre, de un inmenso mentiroso. La trama es muy difícil de destejer. Yo he hecho lo que he podido.

- ¿Por qué ahora sí se decidió a contar esta historia?

-Este libro fue como un embarazo de siete años, por eso salió tan rápido cuando empecé a escribir, porque yo ya estaba gordísimo. Hice otros libros con esta historia en la cabeza, siempre supe que el libro estaba ahí. Desde 2005, cuando se supo la verdad sobre Marco, lo intenté dos veces y abandoné. Ahora me vi capaz de hacerlo. Me sentí preparado. Creo que también es clave el hecho de que este es un libro que escribí para mi hijo, que desempeña un papel fundamental en la historia. Yo acá le digo algo a él. Mi hijo es el protagonista secreto.

- Hay un diálogo ficticio casi al final que resulta curioso en algún punto, ¿por qué decidió incluirlo?

- Lo primero que escribí de este libro fue justamente ese diálogo, porque es el corazón de la historia. Está escrito desde hace años. Es un diálogo entre el protagonista y yo. Es un pasaje vital, en el que ocurre lo esencial del libro: que el lector no crea que le estoy contando una historia increíble del mejor impostor del mundo, que sí es verdad, pero no es sólo eso. Lo que más me interesa es contar qué tenemos todos los demás de este hombre y en primer lugar qué tengo yo. Enric Marco es un espejo monstruoso de lo que somos los seres humanos. Todos tenemos un poquito de él. El primero soy yo. La crítica empieza por la autocrítica y la ironía, por la autoironía. ¿Qué hay en el mal que puede llegar a pertenecerme? No todos somos como él, pero todos tenemos algo. Por eso Marco es interesante, porque es un tipo universal, eterno. Todos presentamos nuestra mejor cara a los demás, todos estamos hechos de máscaras.

- Al comienzo del libro, el narrador dice que su analista cree que él se siente libre cuando escribe. ¿Esto también le ocurre a usted?

-La literatura es la libertad, pero no es libertad absoluta porque tiene reglas. Es bueno que las tenga. Escribir un libro es como construir un juego. Lo inventas y tienes que crear normas. El escritor las reglas las descubre a medida que escribe; y el lector, si es listo y lee bien, las descubre a medida que va leyendo. Las reglas de cada libro deben ser distintas, porque cada historia formula una pregunta y cada pregunta debe ser armada de forma diferente. Si hay dos libros con las mismas reglas, uno de ellos es malo.

- ¿La literatura debe tener una misión?

- Creo que es la encargada de revelar lo que tenemos delante de las narices. Lo importante no es sacar a la luz lo que nadie ve, sino hablar de lo que está a la vista, pero por costumbre nadie mira. Desautomatizar la realidad. Permitirnos volver a verla como si fuese por vez primera. Si la literatura sirve para tranquilizar, en verdad no sirve. Es lo que pasa con Marco, tiene una verdad edulcorada. ¿Por qué logra engañar a todo el mundo? Hay muchas respuestas, pero una que sobresale es porque era un gran actor y contaba lo que la gente quería escuchar sobre el franquismo, el nazismo y la guerra. Pero la verdad nunca es tranquilizadora.

© LA GACETA

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PERFIL

Javier Cercas nació en Ibahernando, España, en 1962. Es doctor en Filología hispánica y fue profesor de las universidades de Illinois y Gerona. Publicó siete novelas. Soldados de Salamina vendió más de un millón de ejemplares. También es autor de un ensayo y de cuatro libros de carácter misceláneo. Su obra ha sido traducida a más de 30 idiomas. Recibió el Premio Nacional de Literatura, el Premio Grinzane Cavour, The Independent Foreign Fiction Prize y el Prix Jean Moner, entre otros.

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