"A veces logro escribir de forma más fluida desde Benjamin Black que desde Banville"

"A veces logro escribir de forma más fluida desde Benjamin Black que desde Banville"

10 Mayo 2015

Por Paula Varsavsky - Para LA GACETA - Buenos Aires

Dicen, irónicamente, que los mejores escritores ingleses son los irlandeses. Más allá de los conflictos políticos de varios siglos en Gran Bretaña y que culminaron con la independencia de la República de Irlanda en 1922, la reciente afirmación muestra, una vez más, su veracidad: uno de los mejores narradores contemporáneos en lengua inglesa es John Banville (Irlanda, 1945).

- Usted es considerado un escritor exitoso. ¿Cómo vive esta situación?

- Gané el Premio Booker con mi novela El Mar. Una gran cantidad de gente cree que fue mi primer libro. En realidad, creo que es el decimoquinto. Siempre afirmé que los premios no tenían ninguna importancia. Esto es cierto en cuanto al aspecto artístico, no lo es si lo miramos desde el punto de vista comercial. Cuando comencé a escribir tenía siete lectores (mis familiares cercanos), luego aumentaron a 70, más tarde a 700.000. Sucedió gracias al Booker, ese fue mi primer y único éxito.

- En cuanto a la tradición literaria irlandesa, alguna vez ha dicho que Dublineses, la colección de cuentos de James Joyce, fue una obra influyente para usted. ¿Es así?

- Yo era un chico que vivía en un pequeño pueblo. Había leído solamente los libros que me daban en la escuela y además, Agatha Christie. Dublineses fue una revelación para mí. Ahí pude ver que la literatura podía tratarse de la realidad. Todavía vuelvo a esos cuentos, los escucho en audio, leídos por grandes actores. Me parecen lo mejor de la obra de Joyce.

- ¿Qué otros escritores fueron importantes a lo largo de su formación?

- Henry James resultó un gran maestro, por más de que mi prosa no se asemeje en absoluto a la suya. También lo fue el poeta W. B. Yeats.

- ¿Escribió poesía alguna vez?

- Sí, claro, espero que mis novias de la adolescencia la hayan destruido. Tengo un amigo que afirma que hay prosa, verso y poesía. Yo escribía versos carentes de poesía. En cuanto a la prosa, escribo con un alto nivel de intensidad. Para mí, es necesario que la oración inaugural de una novela tenga poesía.

- ¿De qué libros suyos se enorgullece?

- Del próximo. En el siguiente libro tratamos de llegar a la perfección, sin embargo, volvemos a fracasar. De esta forma, la próxima vez, podemos fracasar mejor. No suelo releer mis libros anteriores, más bien los odio. Me dan vergüenza, encuentro que no llegan al nivel que esperaba. Por otro lado, esta sensación es la que me lleva a intentar un nuevo libro. Quizá, si quedara completamente satisfecho con una novela mía, ya no escribiría más.

- ¿Cómo fue que surgió su seudónimo Benjamin Black y la escritura que lo caracteriza?

- Estaba por cumplir 60 años, tenía que hacer algo nuevo. Quería que Benjamin Black me hiciera ganar una fortuna. ¡Es increíble pensar que uno puede tener adentro otra personalidad desde la cual expresarse! A veces logro escribir de una forma mucho más fluida desde Benjamin Black que desde Banville. Cuando Banville cae en el terror, Black aparece. El primer libro que escribí bajo este seudónimo, El secreto de Christine, me resultó una experiencia divertida.

- ¿Cómo ve la literatura en la actualidad?

- No soy un snob en términos literarios. Me parece que hay buena y mala literatura. Me acuerdo que, en la década del 70, cuando mi mujer y yo compramos nuestro primer lavavajillas, el manual de instrucciones estaba maravillosamente escrito. Las oraciones fluían. También hay textos de historia cuya prosa me parece extraordinaria. Por ejemplo, el historiador británico Hugh Trevor-Roper es uno de los mejores narradores que he leído. Diría que se trata de una de las prosas más logradas del Siglo XX, está plagada de humor y musicalidad. Daría diez malas novelas por dos páginas de Hugh. Por otro lado, los novelistas, son tan arrogantes…

- Su escritura ha sido comparada con la de Vladimir Nabokov. ¿Encuentra alguna semejanza?

- Me parece que se trata de un escritor concentrado en las imágenes. La literatura irlandesa se encuentra más cercana a las canciones. Nabokov podía escribir maravillosamente bien en inglés, que no era su lengua natal. Sin embargo, no lograba cantar.

- En su novela El libro de las pruebas, ¿cómo se sintió escribiendo desde el punto de vista de un asesino?

- Justo después de que se publicó el libro, una mujer que pertenecía al sistema carcelario me preguntó si yo había estado preso. Claro que no, es pura imaginación. Esta posibilidad de los seres humanos es uno de los grandes dones que tenemos. Creo que la imaginación comienza a una edad temprana, en el momento en que advertimos que hay más gente, además de nuestros padres y nosotros mismos. Allí comenzamos a ubicar mentalmente maneras de sobrevivir en este mundo.

- En sus libros aparecen con frecuencia descripciones de olores. Parece fascinarle el tema…

- No entiendo por qué los escritores no se explayan en sus textos acerca de los olores. Me parece natural escribir sobre eso, es uno de los sentidos más fuertes que tenemos.

- Numerosos críticos, como por ejemplo George Steiner, han sido bastante escépticos respecto del futuro de la creación. ¿Cómo lo ve usted?

- A pesar de todas las evidencias, soy optimista. Somos los peores virus sobre el planeta Tierra, pero gozamos de una enorme creatividad. Quedaremos menos, como en la Edad Media, pero será una gran ayuda. El futuro me resulta oscuro, pero el pasado también lo fue.

- ¿Ha leído literatura argentina?

- En la década del 60, Jorge Luis Borges fue una revelación para mí, una nueva manera de escribir ficción. También Bioy Casares. He leído a Rodrigo Fresán. Es triste que se traduzca al inglés tan poca literatura proveniente de lenguas extranjeras. No tenemos idea de qué pasa en francés, español o italiano, por nombrar algunos idiomas de países cercanos. Por favor, traten de que sus ministerios de Cultura den su apoyo para que se hagan traducciones.

© LA GACETA

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PERFIL

John Banville nació en Wexford, Irlanda, en 1945. Con El libro de las pruebas (Alfaguara, 2014) fue finalista del Premio Booker, que obtuvo en 2005 con El mar, consagrada además por el Irish Book Award como mejor novela del año. Entre su obra se destacan también El intocable, Los infinitos y la Trilogía Cleave. Bajo el seudónimo de Benjamin Black ha publicado en Alfaguara, con gran éxito de público y de crítica, la serie de novela negra protagonizada por el doctor Quirke. En 2011 recibió el prestigioso Premio Franz Kafka, considerado por muchos como la antesala del Premio Nobel.

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