Por Fernando Stanich
06 Mayo 2015
Uno es radical; el otro, peronista. Uno es de River Plate; el otro, de Boca Juniors. Uno estaba triste por el resultado del superclásico; el otro, exultante. Ambos quieren suceder al gobernador, José Alperovich. En la noche del domingo, José Cano y Domingo Amaya dieron el primer paso en pos de un acuerdo electoral para competir juntos el próximo 23 de agosto.
La casa que el diputado por la UCR posee en calle Godoy Cruz al 1.200, en el barrio América, cobijó el primer encuentro de los principales referentes opositores, en medio de los rumores sobre un armado conjunto. Tanto Cano como Amaya habían acordado no dar difusión al mitin, pero operadores de uno y de otro confirmaron a LA GACETA que la reunión se materializó en la noche del domingo.
El intendente llegó a la residencia del radical cerca de las 22, justo en momentos en que el canal América transmitía un informe sobre la desnutrición en Tucumán. Amaya se bajó de la camioneta acompañado por su secretario de Gobierno, Germán Alfaro, y por el subsecretario de Servicios, Walter Berarducci. En el quincho ya esperaban a los invitados Cano, el legislador Ariel García, el ex parlamentario Jorge Mendía y el asesor Ramiro Garrocho. El anfitrión fue el encargado de hacer el asado criollo que había previsto para recibir a los amayistas.
Cuentan que el clima del encuentro fue distendido, que hubo chanzas de Amaya hacia Cano por el triunfo del “xeneize” en la Bombonera de un par de horas antes, y que de a poco la conversación fue girando hacia los asuntos políticos. Aseguran colaboradores de uno y de otro sector que hubo críticas a la gestión alperovichista, y coincidencias respecto de que la sociedad reclama un cambio a la clase dirigente. No obstante, remarcan los voceros, no hubo menciones explícitas acerca de las eventuales candidaturas. En público y en privado, Cano y Amaya aún afirman que no están dispuestos a relegar el primer lugar en una posible fórmula gubernamental. Pero no son pocos los integrantes de la mesa chica del amayismo que sostienen que, para llegar a un entendimiento, Amaya es quien debería aceptar el lugar de vicegobernador de Cano. Los radicales, en tanto, no están del todo convencidos sobre la conveniencia de dar como moneda de cambio la intendencia capitalina. Y especulan que cada sector podría presentar un postulante: Alfaro por el amayismo; y la senadora Silvia Elías de Pérez, por el radicalismo.
Por lo pronto, canistas y amayistas se fueron con la sensación de que un acuerdo para enfrentar al alperovichismo en agosto está más cerca. El próximo paso sería ya público y se concretaría dentro de poco tiempo: una foto en común y la firma de un documento “de gobernabilidad” en conjunto. La intención del radical y del peronista es dar indicios de madurez cívica ante la sociedad, por encima de la coyuntura electoral. Más allá de las chicanas políticas y de la rivalidad deportiva, Cano y Amaya empiezan a dar señales de unidad. ¿La concretarán?
La casa que el diputado por la UCR posee en calle Godoy Cruz al 1.200, en el barrio América, cobijó el primer encuentro de los principales referentes opositores, en medio de los rumores sobre un armado conjunto. Tanto Cano como Amaya habían acordado no dar difusión al mitin, pero operadores de uno y de otro confirmaron a LA GACETA que la reunión se materializó en la noche del domingo.
El intendente llegó a la residencia del radical cerca de las 22, justo en momentos en que el canal América transmitía un informe sobre la desnutrición en Tucumán. Amaya se bajó de la camioneta acompañado por su secretario de Gobierno, Germán Alfaro, y por el subsecretario de Servicios, Walter Berarducci. En el quincho ya esperaban a los invitados Cano, el legislador Ariel García, el ex parlamentario Jorge Mendía y el asesor Ramiro Garrocho. El anfitrión fue el encargado de hacer el asado criollo que había previsto para recibir a los amayistas.
Cuentan que el clima del encuentro fue distendido, que hubo chanzas de Amaya hacia Cano por el triunfo del “xeneize” en la Bombonera de un par de horas antes, y que de a poco la conversación fue girando hacia los asuntos políticos. Aseguran colaboradores de uno y de otro sector que hubo críticas a la gestión alperovichista, y coincidencias respecto de que la sociedad reclama un cambio a la clase dirigente. No obstante, remarcan los voceros, no hubo menciones explícitas acerca de las eventuales candidaturas. En público y en privado, Cano y Amaya aún afirman que no están dispuestos a relegar el primer lugar en una posible fórmula gubernamental. Pero no son pocos los integrantes de la mesa chica del amayismo que sostienen que, para llegar a un entendimiento, Amaya es quien debería aceptar el lugar de vicegobernador de Cano. Los radicales, en tanto, no están del todo convencidos sobre la conveniencia de dar como moneda de cambio la intendencia capitalina. Y especulan que cada sector podría presentar un postulante: Alfaro por el amayismo; y la senadora Silvia Elías de Pérez, por el radicalismo.
Por lo pronto, canistas y amayistas se fueron con la sensación de que un acuerdo para enfrentar al alperovichismo en agosto está más cerca. El próximo paso sería ya público y se concretaría dentro de poco tiempo: una foto en común y la firma de un documento “de gobernabilidad” en conjunto. La intención del radical y del peronista es dar indicios de madurez cívica ante la sociedad, por encima de la coyuntura electoral. Más allá de las chicanas políticas y de la rivalidad deportiva, Cano y Amaya empiezan a dar señales de unidad. ¿La concretarán?
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