Atlético estuvo flojito de mandíbula

Atlético estuvo flojito de mandíbula

Siendo dominador, el "Decano" igualó y perdió la memoria en la cancha. Video.

POR ACÁ, NO. Díaz, que ingresó por Menéndez, no pudo aportar demasiado. Estuvo flojo en el traslado de la pelota. la gaceta / foto de héctor peralta POR ACÁ, NO. Díaz, que ingresó por Menéndez, no pudo aportar demasiado. Estuvo flojo en el traslado de la pelota. la gaceta / foto de héctor peralta
Desde hoy y hasta la próxima presentación de Atlético en el torneo, el próximo miércoles ante All Boys, habrá poco tiempo para el lamento y mucho para encender la multiprocesadora mental y licuar hasta el último pensamiento que anoche convirtió a este grupo en un equipo agarofóbico. Atlético sufrió un ataque de pánico de la nada. En realidad hubo un hecho que volvió a marcarlo. Un nuevo error consumado en el 1-1 del clásico verdugo albiceleste: Matías Quiroga.

Y ese derechazo a colocar luego de que el flanco derecho se tropezara ante una picardía del tocayo de Matías, Marcos Quiroga, influyó tanto que al “decano” se le borró la memoria y toda aquella buena intención de triunfo que había desplegado con unas ganas similares a la de un líder de regimiento se evaporaron con agua en desierto.

Resulta insólito pensar en el pánico porque Atlético supo reponerse de momentos dispersos en partidos anteriores y salir a flote. Lamentablemente para ellos, ayer no pudo y la diferencia de un mismo Atlético de un tiempo a otro fueron tan grandes como China país.

De presionar arriba, bien arriba; de acorralar a Patronato; de reducirle tanto el campo que la solución era el pelotazo a tu torre Quiroga, Atlético pasó a bailar en una pista regada de aceite. Resultaba increíble ver cómo cambió tanto. Era difícil entender cómo en tres toques había llegado al 1-0 con justicia -salida con túnel incluido de “Pulguita”, recorrido largo de Menéndez, un pase atrás y un toque pasado por el cielo Franco Quiroga a la cabeza de un Leandro González que no falló- y después apenas si hilvanaba dos toques en el fondo seguido.

Una floja presentación se tapa si un puñado saca la cabeza por el resto. Pero cuando los que saben son los que no la pegan tiende a ser imposible tapar el sol con un dedo. Quizás si la suerte colaboraba con Cristian Menéndez, en lo que hubiese sido el 2-0, hoy se hablaría de otra cosa. No. La suerte no ayudó y para colmó volvió a castigar a un Atlético cambiante.

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