La obediencia debida se impuso en el Congreso de la década kirchnerista

La obediencia debida se impuso en el Congreso de la década kirchnerista

El sitio web www.decadavotada.com.ar difundió cifras que permiten saber cómo votó cada diputado y senador. Los “K” del recinto avalaron el 100% de las leyes.

Si hay algo que caracterizó los 12 años kirchneristas fue la polarización entre K y antiK en todos los ámbitos de la sociedad. El más natural de los espacios de debate político, el Congreso de la Nación, marcó a las claras esa pelea, que obligó a tomar posiciones extremas de encolumnamiento en uno y otro bando, más allá de la ideología o de la postura personal de algunos parlamentarios nacionales en temas puntuales.

La lucha por el poder y la división de posturas fue tal, que hubo legisladores que fueron a votar enfermos a algunas sesiones, otros que lo hicieron entre sollozos y algunos más que hasta fueron cuestionados por su propia comunidad religiosa (como el caso de Beatriz Rojkés, que votó a favor del pacto con Irán pese al pedido en sentido contrario de la comunidad judía).

Esa lucha por imponer proyectos a como dé lugar se avizora claramente en el sitio www.decadavotada.com.ar. Se trata de una página de internet creada por un grupo de desarrolladores informáticos, de politólogos y de comunicadores, que buscaron justamente dejar a la vista el comportamiento de los legisladores nacionales, en ambas Cámaras, durante poco más de una década.

Allí puede obtenerse información sobre cómo voto un diputado o senador en un proyecto determinado, a cuántas sesiones asistió y cómo se comportó respecto de la postura de su bloque político. También se elaboró un “Disciplinómetro”, que permite observar con qué frecuencia los legisladores individuales (que no pertenecen a un partido político nacional) se adhirieron a la postura del kirchnerismo, y un “Oficialómetro”, que calcula qué conducta tienen los legisladores respecto de la posición oficial ante un proyecto.

¿Libre pensamiento?

Analizar los datos de “década votada” es igual a comprobar con cifras irrefutables que el libre pensamiento está vedado en el que debería ser el más abierto de los ámbitos de deliberación política: casi nunca hubo “tercera posición” ni en los debates ni en las votaciones. Prueba de ello es el bajísimo nivel de abstenciones en las votaciones, que superó la decena en contadas ocasiones.

Otro dato singular es que los parlamentarios de la agrupación ultrakirchnerista La Cámpora son los más fieles a la hora de apoyar proyectos impulsados por la Casa Rosada. No es el caso de radicales y peronistas, que no exhiben un 100% en cuanto a obediencia partidaria, aunque ese porcentaje en casi ningún caso es inferior al 80%.

Aliados frecuentes

Con la “magia” del periodismo de datos (que permite utilizar interfaces y programas para procesar, comparar y visualizar números) también es posible establecer cómo se alían los diferentes bloques políticos a la hora de votar. En Diputados, por ejemplo, en alrededor de ocho de cada 10 votaciones nominales este año y el anterior, la posición mayoritaria de las bancas del PRO y de la UCR fue igual.

La coincidencia es casi total, además, entre el bloque radical y el GEN de Margarita Stolbizer. Otras bancadas que en más de un 50% de las votaciones votaron igual que la UCR y que el PRO son el ARI de Elisa Carrió y el Partido Socialista.

Pese a esa alianza que supieron forjar en reiteradas ocasiones los distintos bloques opositores, el oficialismo se impuso en la mayoría de las votaciones en la Cámara Baja.

Respecto del Frente para la Victoria, hay dos socios políticos que siempre dijeron presente para avalar su postura legislativa: el Frente Cívico de Santiago del Estero (que lidera el radical K y presidente provisional del Senado Gerardo Zamora) y el Frente Renovador de la Concordia, de Misiones.

Los tucumanos

Los diputados y senadores tucumanos que actualmente están en funciones no son ajenos a la tendencia nacional, aunque se muestran algunas particularidades. Tomando las votaciones de ambas cámaras del año pasado se puede observar, por ejemplo, que el “alumno K perfecto” es el referente local de La Cámpora Marcelo Santillán: participó de las 124 votaciones de Diputados el año pasado y el 100% de las veces lo hizo como lo solicitó el bloque oficialista del Frente para la Victoria. Ninguno de los otros ocho diputados nacionales ni de los tres senadores poseen igual nivel de coincidencia. De esta forma, entre los oficialistas, Santillán es el diputados más obediente, mientras que en la oposición, el que más votos coincidentes con la posición de su bancada posee es el radical José Cano (74%). La también camporista Mabel Carrizo ratifica el seguimiento ciego de ese movimiento hacia el mandato del a Casa Rosada: su índice de “oficialómetro” es del 99,2%.

Entre los oficialistas, el más “desobediente” respecto de la postura de su partido es el primo del gobernador José Alperovich, Benjamín Bromberg (60,5%), y entre los opositores, el radical Juan Casañas (18,7%). En ambos casos, se computa también como postura no igual a la de la respectiva bancada las ausencias de los parlamentarios en las sesiones. De allí lo bajo de los porcentajes de Bromberg y, en especial, de Casañas.

En el Senado, la situación es similar a lo que sucede en la Cámara Baja, siempre analizando la postura de los representantes tucumanos en el Congreso de la Nación.

La más “obediente”, en este caso, entre los coprovincianos respecto de la postura de su partido es la radical Silvia Elías de Pérez: el 97,3% de sus votos estuvieron a tono con la del bloque de la UCR.

Los índices de los dos senadores del oficialismo, Beatriz Rojkés de Alperovich y Sergio Mansilla, no son tan fehacientes como los de Elías de Pérez: son 87,6% y 78,8%, respectivamente. En ambos casos, al igual que con los diputados, el índice baja más por las ausencias de ambos senadores en votaciones que de una postura contraria al del bloque mayoritario.

Las cifras no mienten y son irrefutables, afirman los matemáticos. En este caso, sirven para analizar lo bueno y lo malo de quienes nos representan en el Congreso. Lo positivo sea, quizás, que en un promedio global muestran que se mantienen fieles a sus respectivos partidos políticos e ideologías. Lo malo es que la política de la “obediencia debida” impide que proyectos sensibles para la sociedad se debatan y que de esas discusiones surjan cambios. Impera, así, la aprobación o el rechazo a libro cerrado.

Comentarios