Sin cartera en Barrio Sur
Vecinos, policías y funcionarios judiciales andan inquietos en Barrio Sur. Reclaman, actúan, se pelean, se mueven. Hay preocupación, operativos, patrullajes y allanamientos, pero los robos y asaltos se repiten y el susto no cede en el vecindario: “Duele reconocerlo pero uno tiene cierto temor cuando camina por el barrio y eso no es justo”, dijo concejal capitalino Ignacio Golobisky. Lo que más llama la atención es que el vecindario está siendo objeto de atención especial por parte de las autoridades, a partir de la movilización de los vecinos y del hecho curioso de que se trata de una zona en la que viven muchos funcionarios, políticos, miembros de la Justicia o familiares de todos, y en la que las custodias públicas y privadas abundan. Resolver el problema allí podría significar abrir un camino en el resto de la ciudad o en barrios similares.

Pero las visiones del problema son distintas. Los vecinos padecen. Reconocen que hay más presencia policial pero dicen que los ataques siguen -como contó Rubén Romano, a cuya casa entraron los ladrones- y que las calles siguen siendo escenario de asaltos. Pero han logrado que la Policía responda cuando la llaman y que escuche sus quejas en el Comité de Seguridad Barrial. “No me terminan de convencer”, dice la vecina Anahí Díaz, que hace dos semanas cruzó su camioneta en protesta frente a la Casa de Gobierno. Pero tiene esperanzas en un plan de prevención que, le dijeron, está en preparación.

La fuerza de seguridad, por su parte, no sabe bien qué pasa. “Por semana tenemos entre tres y cuatro aprehensiones. Y, de acuerdo a las estadísticas que tenemos, los robos se redujeron entre el 10% y el 15%”, dice el comisario Luis Omar Díaz, que destaca que hay 30 paradas fijas de vigilancia en Barrio Sur. Explica que, si los robos siguen, es por la cercanía de barrios periféricos a través de los cuales ingresan los delincuentes al sur del centro.

Pero entre las respuestas que se dieron a los vecinos también está que se iba a pedir un informe al fiscal Washington Navarro Dávila, quien fue encargado por el ministro Fiscal a fin del año pasado para estudiar lo que sucede en esta barriada. Esto generó una reacción de Navarro Dávila, que dijo que es el Gobierno el que le debe pedir explicaciones a la fuerza. “También podrían pedirle explicaciones al jefe de Policía acerca de por qué falla la prevención en Barrio Sur, porque la prevención del delito no es función de la Justicia sino de la policía”, reclamó. El fiscal volvió a tener ahora roces con gente del Ejecutivo, al reclamar que la Secretaría de Seguridad haya difundido imágenes de los allanamientos practicados el miércoles en una causa por vehículos robados. Este choque dejó la idea de que no hay una idea clara sobre las tareas que debe cumplir cada área del Estado, ni cómo debe ser la coordinación entre Justicia y Policía.

Este fiscal, por cierto, se está ocupando de las denuncias por delitos que hubo en Barrio Sur en 2014. Había 2.000 causas durmiendo en la Oficina de Autores Desconocidos de la Justicia, a donde habían ido a parar las denuncias vecinales por arrebatos, asaltos y robos en las casas, entre otras. Ninguna resuelta. El fiscal las separó, las clasificó y las envió a diferentes secciones policiales y les exigió investigar. De allí salieron los 14 allanamientos del 9 de abril y los del miércoles pasado. De allí surgió la lista de objetos -muchos celulares- recuperados que se puso en el facebook del grupo de vecinos autoconvocados para ver si se puede encontrar a los dueños, porque muchos objetos sustraídos no fueron denunciados.

De allí también surgió una línea de investigación novedosa, que es el vínculo entre arrebatadores y vendedores de droga. Se presume no sólo que hay conexión sino que muchos atacantes salen a robar para comprar droga. Y muchos dealers combinan la compraventa de estupefacientes y de celulares robados.

¿Significa esto un camino hacia la mejora en Barrio Sur? No se sabe. Ya hubo dos episodios de tensiones entre este fiscal y funcionarios del Ejecutivo. Hace días dijo que tras un oficio del 8 de diciembre, el jefe de la comisaría 2° le informó a diario de los delitos en esa jurisdicción hasta el 31 de diciembre y eso determinó que hasta fin de año no volvieran a ocurrir robos en domicilios particulares. “Pero después de ese plazo, evidentemente, se relajaron los controles y la prevención. La prevención del delito la tiene que dar el jefe de Policía, no un fiscal”, sentenció.

¿Por dónde va el camino hacia una mejora en Barrio Sur? Hay movimiento. Los vecinos creen que esta movida puede contagiar a los habitantes de todos los barrios, visto que la Policía, atada a sus viejos códigos, responde a las presiones, se aferra al 911 y sale a detener todo lo que puede. Pero los ciudadanos que viven allí siguen en duda. Y dudan porque el barrio ya cambió. Ahora, el encanto de las calles adoquinadas trocó en el pavor de las veredas en las que hay  mujeres que ya piensan que es mejor salir sin cartera, para aventar el riesgo de un ataque a pesar de los 30 puestos fijos de vigilancia.

Comentarios