El contrabando y sus efectos negativos

El contrabando y sus efectos negativos

30 Abril 2015
Un reciente operativo de la Gendarmería Nacional contra el tráfico de mercaderías provenientes de Bolivia reactualizó el debate en la opinión pública sobre una cuestión que no deja de alarmar: el contrabando. La crónica detalló que los agentes de la seguridad fronteriza, con el apoyo de la Policía provincial, debieron emplearse a fondo para desbaratar una carga ilegal de ropa, calzado y juguetes cotizados en más de $ 1 millón, que procedía de Bolivia.

El cargamento era trasladado por personas que se identificaron como comerciantes, quienes sin embargo intentaron eludir los controles y el procedimiento policial tomando un camino alternativo, aunque fueron finalmente detenidos: la mercancía fue secuestrada y puesta a disposición de la Justicia Federal y de la Administración Federal de Ingresos Públicos.

No es la primera vez que los que transportan mercadería ilegal buscan por todos los medios eludir la vigilancia, el control y la requisa de Gendarmería y la Policía de Tucumán; el celo y el compromiso en el servicio puesto en la ocasión por los agentes de seguridad fue determinante en la obtención del resultado señalado.

Pero aquel no fue un hecho aislado: se conoce también la existencia de los “tours” de compra que emprenden individuos dedicados a la compra y ventas de productos en general que trasiegan mercaderías desde las zonas fronterizas del vecino país. Un caso que quedó en los archivos policiales y en la memoria periodística por su espectacularidad, y que ocurrió en junio de 2014, fue bastante representativo de este dramático panorama.

Una caravana de entre 30 y 40 vehículos, formada por autos y ómnibus, forzó un control montado en conjunto por Gendarmería y la Policía de la provincia en la zona de Ticucho, a 30 kilómetros al Norte de San Miguel de Tucumán, sobre la ruta 9. En esa ocasión, el control derivó en enfrentamientos: hubo 10 detenidos luego de que los comerciantes arrojaran piedras contra los efectivos de seguridad, que secuestraron dos colectivos y una camioneta cargados de productos de contrabando.

Esos operativos que se distribuyen en la zona de Trancas, a lo largo de la Ruta 9, tienen el objetivo de redoblar la vigilancia sobre una práctica a todas luces ilegal y desleal para la actividad económica y laboral legalmente constituida y asimismo gravosa para el Estado por la evasión impositiva que conlleva.

Se conoce cabalmente que el contrabando es una de las fuentes principales de abastecimiento del comercio informal; una práctica contra la que los estados nacional y provincial vienen enfrentándose con bastante poco éxito. Es que las estadísticas señalan que Tucumán y el Norte del país son zonas donde la informalidad se enseñorea con el registro de valores de un 50 % del movimiento de las actividades económicas.

Aunque esa “economía en negro” que se origina con el tráfico ilegal desde Bolivia y desde otros países limítrofes, merece un particular y a la vez abarcador tratamiento por sus implicancias cada vez más nefastas sobre la calidad de vida, el consumo y el trasiego comercial responsable de nuestra población, no es menos cierto que la ciudadanía aguarda respuestas más integrales y de calado estratégico por parte de todos los gobiernos para resolver de una vez por toda una problemática social ilícita e irregular.


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