“Se busca dividir a la sociedad con odio”

“Se busca dividir a la sociedad con odio”

La joven politóloga guatemalteca advierte que tanto administraciones que se reivindican de izquierda como las de derecha adoptaron esa cuestionada forma de Gobierno. Durante una disertación que brindó en Tucumán, Gloria Álvarez criticó el concepto de Populismo, y lo confrontó con el de República.

EN LA GACETA. Álvarez saltó a la fama tras pronunciar una diatriba contra el populismo en Zaragoza, en 2014. la gaceta / foto de antonio ferroni EN LA GACETA. Álvarez saltó a la fama tras pronunciar una diatriba contra el populismo en Zaragoza, en 2014. la gaceta / foto de antonio ferroni
26 Abril 2015
“El populismo ama tanto a los pobres que los multiplica”, había ironizado la treintañera politóloga guatemalteca Gloria Álvarez, durante su discurso en el I° Parlamento Iberoamericano de la Juventud, que se celebró en Zaragoza (España), a mediados de setiembre del año pasado. El video de su diatriba contra esta forma de Gobierno -www.youtube.com- explotó las redes sociales. La semana que se despide visitó Tucumán, invitada por la fundación Federalismo y Libertad -con el auspicio de la Fundación Friedrich Naumann-, para disertar en el foro El Proceso Populista en Argentina. Desde el título, su exposición planteaba polémica: República vs. Populismo.

Álvarez sostiene que el populismo -al que, a su criterio, adhiere la mayoría de los Gobiernos de América latina, incluido el de la Argentina- es la antítesis de la república. “Si queremos república primero necesitamos ciudadanos empoderados; y eso significa que las personas no tengan miedo a ser libres; y que vean a su Gobierno no como un padre, sino como un árbitro que está para delimitar castigos a quien se porta mal, y premios a quien hace un buen trabajo”, afirmó, durante su visita a LA GACETA.

- Afirma que en América latina impera el populismo, como forma de Gobierno. ¿Se puede precisar una etapa histórica en la que comienza a instalarse?

- Son varias, porque la manipulación de una parte de la población que está necesitada económicamente existió desde siempre. De 1492 a 1810 y a 1821 -el período en que se da nuestra independencia-, se dieron miles de oportunidades para que se pueda incluir a diferentes poblaciones que no tenían derecho a la propiedad privada, que no podían votar ni legislar. Sin embargo, muchos presidentes o dictadores en esa época colonial, que podrían haber hecho el cambio, no lo hicieron. Luego, durante la era de repúblicas independientes, también se dan oportunidades para incluir a estos sectores; y algunos países lo logran: la Constitución de la Argentina, hoy pisoteada, en espíritu busca esa igualdad. Más adelante, en el Siglo XX se volvieron a enraizar las figuras de Emiliano Zapata, en México, de Fidel Castro y de (Ernesto) “Che” Guevara, en Cuba. Así, cada vez que hubo oportunidades de dar la inclusión, volvemos al caudillismo, al caciquismo, que no es ajeno a la genética política latinoamericana.

- ¿Cuál es la raíz del actual populismo en América latina?

- Es consecuencia directa de la caída del muro de Berlín y del fracaso de la Unión Soviética, cuando toda la izquierda latinoamericana -partidos políticos, asociaciones estudiantiles y civiles- se ven sin financiamiento. Pero no sólo eso: también sin la posibilidad de llegar al poder por la vía violenta; es decir, ya no será válido secuestrar, poner bombas. Si quieren llegar al poder deberán jugar el juego de la democracia. Porque la mayoría de los países estaban dejando atrás las dictaduras militares que, a su vez, dieron razón para esas guerrillas, para pasar a Gobiernos civiles. Entonces, cuando se delimita en el foro de San Pablo la agenda del Socialismo del Siglo XXI, la izquierda latinoamericana encuentra muy conveniente utilizar el populismo.

- Pero, ¿no cabe una cuota de responsabilidad a las administraciones anteriores, neoliberales?

- Ahí está nuestra segunda desgracia: los Gobiernos civiles que se habían creado juran en el consenso de Washington que implementarían políticas de libre mercado. Y cuando regresan a sus países, en lugar de hacerlo empiezan a privatizar las empresas del Estado. Pero no liberalizan esas industrias y, por ejemplo, convertir a los trabajadores en accionistas, se las dan a familiares, a allegados políticos, a monopolios privados. Y como el latinoamericano no comprende su historia, y siempre nos va atropellando antes de que entendamos lo que nos pasa, en el imaginario de la gente el capitalismo fracasó, y el neoliberalismo es lo peor que pudo haber pasado. Y en ese mismo imaginario surge un Hugo Chávez (ex presidente de Venezuela, fallecido en 2013), que dice: “¿ya vieron? los neoliberales tienen la culpa; entonces necesitamos el Socialismo del Siglo 21”.

- Los Gobiernos populistas se asocian más con una ideología de izquierda. ¿Es tan así?

- No. La mal llamada derecha ve que a la izquierda le funciona ser populista y se van a populistas ellos también. Y entonces hay casos de corrupción, como en mi país, donde nos gobierna un ex militar de derecha que se está portando peor que los peores populistas de izquierda. Entonces, ya ninguna ideología se acuerda de que lo que hay que hacer es inyectar intelecto en el ciudadano, y que este vaya subiendo su nivel de exigencia, para tener instituciones en vez de caudillos.

- Según usted, pueblo/antipueblo es dicotomía del populismo...

- En todos los países latinoamericanos el pueblo toma ciertas formas, características del país: obreros, indígenas, sindicatos de maestros, de salud. Antipueblos pueden ser los gorilas, los estancieros, la oligarquía, los yanquis, los cipayos. El objetivo es el mismo: dividir a la sociedad con odio. Entonces, todo lo que huele a pueblo es sinónimo de Gobierno; pueblo es todo lo que esté a favor y responda “amén” a lo que el Gobierno diga. Entonces, si no sos borrego del Gobierno no tenés derecho a ser pueblo; y si hacés protestas, como las que están ocurriendo en San Pablo (Brasil), viene el Partido de los Trabajadores y dice: “sí, dos millones de personas en la calle, pero ninguno es pueblo, todos son oligarquía, clase alta”. Estamos masificando al individuo, en pro de tener dos grandes grupos.

- ¿Y esta dicotomía, se transfiere a otros ámbitos?

- A la prensa, por ejemplo, que se alía al lado que mejor le pague, que mejor le convenga, que menos la extorsione. Entonces uno ve programas de TV que justifican que Nicolás Maduro (presidente de Venezuela) diga que Chávez le habla en la forma de un pajarito. ¿Dónde está la libre prensa? Asesinada, extorsionada, encarcelada. En mi país, este año -electoral- asesinaron a tres periodistas. No existe una prensa que esté en la tercera vía; tal vez uno que otro medio digital. Pero quien te lee sabrá si estás o no a favor del Gobierno.

- ¿Puede destacar algo bueno del populismo?

- Como todo en la vida, cuando uno cae en un pozo, se va a una crisis y toca fondo, lo único positivo de eso es que puede tener la oportunidad de levantarse, para fortalecerse. Veo el populismo como el final del pozo, donde estamos en una evidente crisis: hay escasez, estanflación, coerción de la libertad; cuando estás aplastado tenés la oportunidad de levantarte. Si algo positivo le veo al populismo es que nos llevó a ese punto, donde hay un fondo. Esa es la única oportunidad que le veo a este momento histórico.

- Esta forma de Gobierno, ¿tiene fecha de vencimiento?

- Se la ponen los mismos ciudadanos; y muchos sostenemos que el cambio es mental. A mí la gente me pregunta cosas, creen que tengo la bola de cristal y que les resolveré el asunto; y cuando les digo que depende de cada individuo me responden: “ah, o sea, ¿depende de lo que yo ponga en mi cuenta de Facebook, de lo que hago en mi cuenta de Twitter, de cómo me organice en mi comunidad?” Sí. Porque la gente siempre piensa en que debemos salir millones a la calle a cambiar esta cosa. No, no, no; esto cambiará conforme cada uno se cambie a sí mismo, y eso puede tardar 200 años o una década.

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