Los frutos ocultos de la droga: hijos de adictos que ya consumen a los 5 años

Los frutos ocultos de la droga: hijos de adictos que ya consumen a los 5 años

En el hospital del Carmen reciben cada vez más chicos con problemas de drogas. El abandono y la exclusión, principales detonantes

DURA REALIDAD. Cada vez más niños repiten la historia de sus padres; viven en la calle, son víctimas de la violencia y se drogan desde pequeños. cancunissimo.com DURA REALIDAD. Cada vez más niños repiten la historia de sus padres; viven en la calle, son víctimas de la violencia y se drogan desde pequeños. cancunissimo.com
Aprendió a drogarse antes de leer o escribir. Antes, incluso, de saber su nombre completo. Julia no se pone nerviosa cada vez que revive el momento de su entrada al infierno. Tenía cinco años. “Al mediodía me corrían de mi casa porque no querían darme de comer. Éramos 17 hermanos en ese momento. Ahora somos menos; dos se ahorcaron. Yo me iba con mi prima y ella se drogaba con porro y pegamento. Le pedí y así empecé”, cuenta.

Es de mediana estatura. Morocha de pelo largo. Ojos negros, penetrantes. Hay un piercing debajo de sus labios. Así está ahora Juliana, que acaba de cumplir 21 años y se encuentra internada en el hospital del Carmen. Está tratando de recuperarse. “Nunca creí que yo era una persona. Vivía en la calle, y casi todo el tiempo estaba ida. Me drogaba mucho. Me cuesta horrores estar sin la droga, hasta el día de hoy”, relata.

- Y ahora, ¿por qué te querés recuperar? ¿tocaste fondo?

“Vivía tocando fondo. Pero ahora es distinto. Los doctores me ayudaron a entender que puedo estar con mi bebé, me llevaron a verlo a la Sala Cuna. Voy todos los viernes. Es hermoso mi chiquito, tiene nueve meses. Si me recupero me lo van a dar”, describe.

Baja la mirada. Juega con sus dedos inquietos. “¿En qué pensás? ¿querés contarme?”, le pregunto. “Pienso en mi hijita. Siempre quise tener una nena. La tuve hace dos años, pero la di en adopción. Estaba muy mal, me drogaba mucho, no me podía hacer cargo de ella”, comenta.

“Y sabés que tengo otro hijo de cuatro años. A él lo está cuidando el padrino. A veces puedo verlo... por las fotos que me traen. Él es muy parecido a mí”, detalla. Y sale corriendo a buscar las imágenes que guarda en un cajón. Luego continúa dando detalles del horror que fue su vida. “A él, mi primer hijo, lo tuve por una violación”, reveló.

En su corta vida, la joven tuvo que ser internada varias veces. Primero fue en el hospital de Niños. “Llegaba muy mal. Siempre me traía la policía porque me encontraba en la calle tirada. Estaba sucia. Vivía bajo el puente Lucas Córdoba. Tenía que trabajar para drogarme. Hacía eso feo. Los viejitos me pagaban unos pesos. Con eso yo me compraba unos sobres de sopa instantánea para comer algo y después iba a buscar droga. Probé de todo; lo peor fue la pasta base. Desde los 11 fumaba ‘paco’. Eso me hacía reírme mucho”, recuerda Julia, que a los cinco meses de vida fue abandonada por su mamá. Nunca tuvo DNI. La última vez que ingresó al hospital acababa de ser madre.

El caso de Julia refleja una realidad que alarma a los expertos: cada vez es menor la edad de inicio en el consumo de drogas. La mayoría son hijos de adictos que empiezan a usar drogas a los cinco años. Cada vez llegan más mujeres con historias cargadas de dolor: el consumo, la violencia y la prostitución marcan sus vidas. Se convierten en madres siendo muy chicas. Esta situación obligó a las autoridades a abrir, hace un año y medio, un servicio especial en el hospital del Carmen, adonde se atiende a niños menores de 14 años y a mujeres adictas.

“Se detectó que es una población muy vulnerable. Cada día que pasa, el consumo se presenta a más temprana edad. Hemos tenido pacientes que llegan intoxicados a los 9 años. Pero habían comenzado a abusar de las drogas mucho antes, a los 5 y 6 años. A veces, nos sentimos realmente desbordados por la cantidad de consultas que llegan”, explica el Dennis Ríos Obando, jefe del servicio de asistencia a las adicciones del nosocomio.

Datos oficiales
La última Encuesta Nacional a Estudiantes de Enseñanza Media, realizada por la Secretaría de Programación de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar), mostró que en la edad de inicio en el consumo de sustancias ilícitas se redujo un año, al pasar de los 15 a los 14 años. Esto entre el 2001 y el 2011.

Sin embargo, el caso de Julia y el de otros tantos niños que a menudo se atienden en el hospital del Carmen y en el hospital de Niños rompe cualquier estadística. Que en los barrios más vulnerables (los que están en la periferia de la ciudad) haya bajado tanto la edad en el consumo de sustancias es preocupante porque tiene dos consecuencias graves. Por un lado, los daños en la salud de estos chicos: al estar en plena edad de crecimiento, las secuelas en sus cuerpos serán más graves.

El otro efecto está relacionado al narcotráfico: hoy muchos niños se inician en el consumo a los 10 y a los 11 años. Y los narcos (los traficantes minoristas, comúnmente llamados “transas”) se aprovechan de esa situación: convierten a estos menores en “soldaditos” para repartir y distribuir drogas. Les conviene porque como son tan chicos menores que caen presos e inmediatamente recuperan la libertad.

Esa es la realidad que describen los expertos, las madres de adictos y que confirma la propia Julia. Ella, al igual que muchos chicos, no conoció la infancia. Nunca jugó a las muñecas. Nunca se sentó a una mesa familiar a saborear un plato de comida caliente. Nunca tuvo sueños. Ahora sí los tiene: “cuando sea grande quiero ser una buena madre, quiero estudiar y ser enfermera. Y tener mi casa con mi hijito, los médicos me dijeron que me van a ayudar con eso”.

Comentarios