40 cajas repartidas en la ciudad para salvar corazones en jaque

40 cajas repartidas en la ciudad para salvar corazones en jaque

Habrá desfibriladores automáticos en bancos, teatros, en el aeropuerto y en la terminal de ómnibus para ayudar a personas que sufran un paro cardíaco

URGENCIAS. El teatro Mercedes Sosa ya tiene uno de los 40 desfibriladores externos que se repartirán en teatros, bancos y otros sitios públicos.  la gaceta / fotos de juan pablo sanchez noli URGENCIAS. El teatro Mercedes Sosa ya tiene uno de los 40 desfibriladores externos que se repartirán en teatros, bancos y otros sitios públicos. la gaceta / fotos de juan pablo sanchez noli
Por rápidos que sean, no basta con la urgencia del 107 o de cualquier otro servicio de emergencia. Cuando se produce un paro cardíaco, los segundos cuentan para hacer una maniobra de resucitación. Si el corazón permanece más de cinco minutos detenido, las posibilidades de seguir viviendo o de hacerlo sin secuelas son casi nulas. Si tenemos en cuenta el complicado tránsito del centro capitalino, no es descabellado pensar que los equipos de resucitación móviles no siempre consiguen llegar a tiempo.

Se calcula que casi la mitad de los que sufren infarto no llegan con vida al hospital (la tasa anual de mortalidad por infartos de miocardio en Tucumán es de 37 por 100.000 habitantes; es decir que aproximadamente cada año fallecen 555 tucumanos por esta causa).

La gran mayoría de los que mueren antes de recibir asistencia lo hacen porque sufren una fibrilación ventricular. Esta arritmia puede ser fatal si no se detiene. El corazón late tan rápido y de una forma tan caótica que deja de bombear sangre y termina por pararse. Entonces, sólo la descarga eléctrica que produce un desfibrilador permite poner en marcha ese corazón para evitar la muerte súbita.

Es la imagen que tantas veces hemos visto en las películas: un médico pone sobre el pecho dos planchas metálicas y, tras el clásico “despejen”, llega una descarga eléctrica. Se trata de una corriente de alto voltaje que detiene la fibrilación ventricular y permite que el corazón recupere su ritmo.

De ahí que estas pequeñas cajas son tan importantes fuera de los hospitales. En los próximos días, Tucumán tendrá 40 desfibriladores externos automáticos (se llaman DEA) repartidos en bancos, en teatros, en el Mercofrut, en el aeropuerto y en la terminal de ómnibus. También se está evaluando la posibilidad de ponerlos en estadios de fútbol y otras zonas que soportan un importante movimiento de personas.

El primer desfibrilador ya fue colocado en el pasillo central del teatro Mercedes Sosa. La Dirección de Emergencias de la provincia tuvo la tarea de capacitar a personal de esa insitución para saber cómo actuar ante una emergencia. Hay varios pasos a seguir, aunque los aparatos pueden utilizarse sin formación médica. Al colocar las placas en el pecho, el propio sistema realiza el diagnóstico y establece la intensidad de la descarga, sin riesgos para el paciente, detalla Juan Palavecino, director de Emergencias del Siprosa.

La persona que intente la reanimación sólo debe seguir unas instrucciones sencillas para salvar a la víctima de una muerte segura. El aparato explica, paso a paso, cómo reaccionar ante una pérdida de conciencia: comprobar el pulso, el nivel de conciencia, realizar maniobras de reaninación y, por último, realizar la descarga eléctrica si la víctima no responde a las técnicas de auxilio.

“Pese a que es un aparato sencillo para manejar, es mejor dar pequeños cursos (duran una mañana) de formación a las personas que trabajen en los centros donde se instalen los desfibriladores. De manera que, ante un desvanecimiento, siempre haya alguien capacitado para atender en pocos minutos y con todas las garantías a quien lo necesite”, resaltó Palavecino, quien aclaró que el programa de “ciudad cardioprotegida” fue ideado por el Programa de Salud Integrado (PRIS), del Ministerio de Salud provincial.

“El proyecto incluye armar estratégicamente un mapa de desfibriladores, de manera que estén en lugares claves y puedan servir en cualquier caso que ocurra en la vía pública”, explicó. En ese sentido, detalló que se prevé poner un aparato en una de las garitas policiales ubicadas sobre la peatonal Muñecas.

Cómo harán para evitar que los desfibriladores (cuestan desde $ 30.000 cada uno) sean víctimas del vandalismo es todo un tema. “No se podía poner un sistema de seguridad que complique su uso ante una urgencia. Así que se decidió que los DEA estén en una caja que al abrirla dispare una alarma”, concluyó.

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