La transgresión de los límites de la ética

La transgresión de los límites de la ética

Dominio, imperio, facultad y jurisdicción que alguien tiene para mandar o ejecutar algo. Es una de las definiciones de la palabra poder. El poeta y pensador cubano José Martí afirmaba que “el poder no es más que el respeto a todas las manifestaciones de la justicia”. Suele ocurrir con frecuencia con algunos ciudadanos que llegan a ocupar una situación de poder como representantes del pueblo o titulares de alguna repartición, que aprovechan que tienen mayores prerrogativas que sus representados para beneficiar a familiares y amigos.

En nuestra edición de ayer difundimos el caso del intendente de Tafí del Valle, que fue denunciado por un concejal por tener contratado como proveedor del municipio un negocio de propiedad de su pareja. El edil dijo que desde el Concejo solicitaron varias veces informes al municipio por el área social. “Siempre hemos tenido la expectativa de que nos respondan, pero ya pasaron muchísimos meses. Los concejales estamos para controlar los recursos de los vecinos... lo que hace está prohibido. No puede contratar como proveedor a un negocio que le es propio, prácticamente. Necesitamos una investigación”, dijo y agregó que la responsable de entregar esa asistencia a personas de escasos recursos, es la hija del jefe municipal, que es secretaria de Bienestar Social de la Municipalidad.

El intendente se justificó diciendo que el negocio en cuestión es el que mejores precios ofrece al municipio, según diferentes cotejos que se efectuaron. Señaló que las bolsas de comida que se compran en el comercio de su pareja se entregan mensualmente desde 2011 a personas sin recursos y que los solicitan en la Municipalidad. “A los proveedores los elegimos correctamente, y las cosas las hacemos bien. Pero sucede que este señor (por el edil) quiere ser intendente, y por eso recién ahora dice esto”, dijo el funcionario.

A fines de marzo, una camioneta del Ente Tucumán Turismo fue fotografiada en el interior de la propiedad en la que había montado su sede de campaña, el titular del Este de Turismo de Tucumán, candidato a intendente de Yerba Buena. “Es verdad. Pero no tenía la más remota idea de que eso había sucedido. Llevaron unas cosas sin mi autorización. Y reconozco también que ese no es un argumento válido, porque soy el presidente del Ente. No puedo decir nada, no tengo justificativos, no sé qué contestar. Me cuido como loco de que esto no pase”, afirmó el funcionario, que sólo fue reprendido de palabra por el gobernador.

En agosto de 2007, la entonces titular del Ente de Turismo renunció al cargo luego de que LA GACETA divulgó fotos en las que se veía a una persona descargando paquetes de alfajores de una camioneta de ese organismo público, frente al local de una franquicia de la marca, que pertenecía a su esposo. “Renuncio porque he cometido un error... pido disculpas por los errores que cometí. No fueron intencionales”, afirmó la funcionaria.

Con frecuencia, muchos de quienes ocupan un lugar de poder creen que no hay división entre lo público y privado, por lo tanto, su situación de privilegio les da derecho a hacer lo que quieran, incluso a transgredir los límites de la ética. Justamente, aquellos que están en la función pública deben ser un ejemplo de austeridad, seriedad y transparencia. Sería importante que la próxima administración fuera capaz de aprobar uno de los cinco proyectos de ley de ética pública que duermen desde hace tiempo en un cajón. Si así sucediera se daría un paso fundamental en la transparencia y en la democracia. “Todo poder es deber”, afirmaba el escritor francés Víctor Hugo.

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