Un cierre prometedor

Un cierre prometedor

La temporada de pesca de truchas fue buena y quizás sea mejor en 2016

UN ENTORNO MARAVILLOSO. Uno de los encantos que ofrece la pesca de truchas es que se concreta en medio de los bellos paisajes de nuestros cerros.  UN ENTORNO MARAVILLOSO. Uno de los encantos que ofrece la pesca de truchas es que se concreta en medio de los bellos paisajes de nuestros cerros.
18 Abril 2015
Los amantes de esta especialidad de pesca no recuerdan a ciencia cierta los años que debieron esperar para tener un cierre de temporada tan prometedor como 2015. Las truchas, después de muchos años de espera, reaparecieron con todo en los principales ríos de la provincia. Ahora queda esperar que las cuiden hasta octubre, cuando, posiblemente, se vuelva a autorizar su captura.

La Dirección de Flora y Fauna prohíbe, anualmente, entre marzo y octubre, la pesca deportiva de truchas. Esta medida tiene un solo objetivo: favorecer que la especie pueda realizar sin problemas su ciclo reproductivo. Que esta sea una medida basada en costumbres -ya que los ciclos biológicos no son siempre los mismos- y no medida en estudios concretos realizados por biólogos capacitados, es tema de otra discusión, pero no puede dejar de ser mencionada.

La temporada arrancó con todo. En ríos como El Grande, Pueblo Viejo y Los Sosa, que son los más visitados por los “trucheros” y los que se encuentran en medio de los cerros, que son difícil acceso, se pudo encontrar una buena población de truchas, aunque no así en tamaño. Y en eso tuvo mucho que ver la siembra que realizó la provincia en marzo 2014. Al caminar los arroyos que nutren a esos cauces también se pudo observar alevines de la especie, lo que significa que la reproducción también fue positiva.

“Hice muy buena pesca. En todas las excursiones que realicé siempre pesqué. Esa fue la mejor señal que pude haber recibido después de mucho tiempo”, explica David Redondo, fanático de la pesca de salmónidos. Benito Carlos Garzón, que hace más de 50 años se dedica a esta actividad, por un problema físico no pudo recorrer los ríos que se cansó de transitar. “Mis hijos lo hicieron y confirmaron que fue una buena temporada”, agregó.

Los buenos resultados se consiguieron tanto en el fly cast como el spinning. Los “mosqueros” se dieron el gusta hasta de capturar ejemplares medianos y chicos utilizan moscas secas, cuando en nuestros cauces es más común hacerlo con ninfas. Los que se inclinaron por la cuchara eligieron la conocida con el nombre de black fury, fundamentalmente negra con pintas amarilla.

Pero no todas fueron buenas noticias. Enzo Lauricella, pescador y colega, con su celular llegó a probar lo que se venía sospechando desde hace mucho tiempo: la presencia de los furtivos que, con sus redes, barrían con las truchas de Los Sosa. Las imágenes, como no podía ser de otra manera, generaron un escándalo, pero a las autoridades encargadas de hacer el control poco les importó. Ese sitio, que está en medio de una reserva, no es vigilado y los depredadores siguen mandando en esta zona. Y el daño no fue mayor gracias a las fuertes crecidas que impidieron su dañino accionar.

Y este no es un tema menor. Flora y Fauna, en la estación de salmonicultura de El Mollar, tiene unos 100.000 ejemplares de truchas juveniles esperando ser sembrados en los ríos donde ya habita la especie. Esas piezas, en futuro no muy lejano, aportarán grandes alegrías, siempre y cuando las autoridades se preocupen por cuidar los ambientes.

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