El costado social del estacionamiento callejero

El costado social del estacionamiento callejero

Desde hace muchos años, existe en las grandes capitales y en varias ciudades argentinas. El objetivo que el tributo obtenido le sirva al municipio para el mantenimiento de las calles o para otros fines que tuviesen que ver con mejoras en la ciudad. En su última sesión, el Concejo Deliberante de San Miguel de Tucumán aprobó un proyecto de ordenanza para regularizar el servicio de estacionamiento callejero pagado, pese a la oposición de miembros del Centro Mutual de Lisiados Unidos de Tucumán, cuya concesión estaba vencida hace muchos años.

La norma recoge la experiencia puesta en práctica por la ciudad de Mar del Plata, por la cual los usuarios abonarán el servicio a través de la emisión de un ticket, pagando las horas de estacionamiento en quioscos, telecentros o cualquier comercio, que deberán estar inscriptos en el municipio para poder operar. Podrán adquirirse horas de aparcamiento medido enviando un mensaje de texto a cualquiera de las tres compañías de telefonía celular, aquellos que no posean un teléfono celular podrán comprar las horas ingresando a la página web de la empresa que resulte adjudicataria del servicio. Esta modalidad se aplicará en 380 cuadras.

Ante la queja de los lisiados, los ediles les prometieron que presentarían un proyecto de ordenanza alternativo para que los lisiados pudieran gestionar el estacionamiento medido en la zona de los parques 9 de Julio, Avellaneda y Guillermina, así como también en algunas plazas que cuentan con una buena afluencia de público. Sin embargo, la idea no los conformó demasiado.

El estacionamiento medido es un problema irresuelto que se arrastra desde hace bastante tiempo. Una crónica de LA GACETA (22/2/2003) señalaba: “El Estado no recibe un solo peso por el estacionamiento callejero... las dos concesionarias que explotan el servicio ganan unos $4 millones por año... El Centro de Lisiados que explota el estacionamiento desde 1972 nunca cumplió con las obligaciones tributarias...” En mayo de 2010, un concejal denunció que la situación del estacionamiento medido en el centro era totalmente irregular. “Cualquier persona se para en una calle y cobra a los automovilistas. Hasta armaron cooperativas y entregan un ticket por el servicio sin estar autorizados por la Municipalidad. Es una cuestión voluntaria y unilateral”, sostuvo.

En esta nueva modalidad, hay algunas observaciones que podrían hacerse, como, por ejemplo: si a una persona le violentan el vehículo y le roban, ¿quién se hace cargo de la sustracción y de los daños? ¿La concesionaria o la Municipalidad? ¿O nadie? Lo mismo cabe preguntarse si alguien choca su automóvil estacionado.

¿Qué hará el propietario de un vehículo que debe estacionarlo en la calle, frente a su domicilio, porque no tiene una guardería cercana o no le alcanza el presupuesto para pagarla? ¿Deberá pagar un canon especial por dejarlo en la vía pública? ¿Qué beneficios tendrá el usuario que es quien sostendrá con su bolsillo esta actividad? ¿Solo deberá limitarse a pagar un nuevo impuesto?

Es razonable que la Municipalidad ordene una actividad de irregularidad crónica y desee recaudar a través del canon que les cobrará a los concesionarios, pero los concejales debieron pensar antes de aprobar una norma en brindar soluciones a estas personas con discapacidad que se verán afectadas al quedarse sin trabajo.

En todo negocio, la rentabilidad es importante, pero esta no debe estar por encima de las necesidades sociales porque se estaría atentando contra el bien común.

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