La familia argentina debe hasta dos salarios brutos

La familia argentina debe hasta dos salarios brutos

Los tucumanos están en el décimo lugar en el ranking nacional de endeudamiento con entidades financieras. Según NOAnomics, hay condicionantes para potenciar el consumo con más créditos

DATO. Según el Central, el año arrancó con una suba del 1,6% en los créditos a hogares, impulsados por préstamos personales y tarjetas. archivo DATO. Según el Central, el año arrancó con una suba del 1,6% en los créditos a hogares, impulsados por préstamos personales y tarjetas. archivo
12 Abril 2015
¿Cuál es el nivel de endeudamiento de las familias tucumanas? A simple vista, puede observarse que la deuda per cápita de un asalariado formal (público y privado) de la provincia alcanzó a los $ 24.060 al cuarto trimestre de 2014, de acuerdo con los datos difundidos por el Banco Central (BCRA). No está en el “top five” de las más endeudadas”, aunque se acerca al promedio nacional de endeudamiento, que fue de $ 27.721. El tucumano está décimo en el ranking nacional de compromisos entre 24 jurisdicciones de la Argentina. El monitoreo de la evolución de los préstamos a los trabajadores formales (públicos y privados), bajo la figura de préstamos personales, prendarios y financiación de tarjetas de crédito es importante no sólo por su impacto en el consumo masivo y de durables, sino también por su efecto sobre el grado de endeudamiento de las familias argentinas, sostiene NOAnomics. De acuerdo al nivel de deuda es posible anticipar el mayor o menor efecto de medidas de expansión del crédito, entendiendo que un indicador de familias muy endeudadas será un limitante para el éxito de esas políticas y viceversa, dice la consultora que encabeza Félix Piacentini.

Al cuarto trimestre de 2014 el stock nominal de préstamos de todo tipo otorgado a personas en relación de dependencia llega a los $ 232.204 millones, con lo que el endeudamiento promedio del trabajador formal público y privado es de $ 27.721. Por jurisdicción, y como el año pasado, el primer lugar lo ocupa la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) con una deuda media de $ 43.845, siguiendo Tierra del Fuego con $ 42.026, Chubut ($ 33.511) y La Pampa ($ 32.460). En un escalón más bajo aparece Salta con $ 27.807. En el rango de entre $ 22.500 a $ 21.500 se puede encontrar a un pelotón de nueve provincias incluyendo a las grandes como Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba. Por su parte, en el extremo inferior se destacan Catamarca y San Juan como las que poseen las familias menos endeudadas del país con un promedio de $ 12.183 y $ 13.581 respectivamente.

Si se descuenta la inflación y se analiza el endeudamiento per cápita en términos reales, se obtiene que presenta una caída del 11,2% interanual en el último trimestre de 2014 luego de haber llegado a un máximo histórico en 2013, año hasta el cual la deuda promedio real había crecido un 146% desde 2004, remarca la consultora. Este descenso en el endeudamiento per cápita de las familias es el mayor de la última década, lapso en el que sólo se registraron tasas negativas (4,7%) para el cuarto trimestre de 2009 por efecto de la recesión.

Por provincia sólo las familias de Tierra del Fuego consiguieron ampliar su financiamiento medio en un 2,5% real entre el cuarto trimestre de 2014 y el mismo período del año anterior. Para el resto de las jurisdicciones sólo se contabilizan bajas en los préstamos per cápita otorgados a los trabajadores, con verdaderos desplomes del 29,4% en Formosa, 21,1% en Tucumán, 19,8% en La Pampa y 19,1% en Chaco. Donde menores repliegues se evidencian es en Santa Cruz (-1,8%), San Juan (-2,2%) y Catamarca (-2,6%).

¿Qué es lo que provoca estos resultados? Por un lado, obedece a una menor demanda de crédito por parte de las familias, consecuencia de la recesión, una capacidad prestable disminuida por salarios reales en baja e incertidumbre respecto al futuro; por el otro, dice la consultora, se debe a una menor oferta de las entidades bancarias que racionan en mayor medida los préstamos por las medidas impuestas por el BCRA en cuanto a techos de tasas de interés y comisiones, menores depósitos reales que reducen la “materia prima” de los préstamos y una rentabilidad más segura de colocación de fondos vía compra de instrumentos (Lebac y Nobac) al Central.

Ahora bien, como los préstamos a asalariados se pagan en su mayor parte con lo generado por sus sueldos es también relevante calcular el endeudamiento relativo expresado en cantidad de salarios. Al cuarto trimestre de 2014 las familias argentinas debían un promedio de 2 salarios brutos, siendo los distritos más comprometidos la CABA y Santiago del Estero (2,7), Salta (2,5) y Misiones (2,4). En el extremo inferior se ubican Río Negro, Catamarca, San Juan (todas con 1,1), Neuquén (1,2) y Mendoza (1,3). En función de este indicador el endeudamiento relativo de las familias retrocede 0,2 salarios con respecto al año pasado (cuarto trimestre de 2014 con respecto al cuarto de 2013) con la mayor retracción en Formosa, cuyas deuda promedio por trabajador se reduce en 0,7 salarios. Asimismo, mientras casi todas, menos Tierra del Fuego, presentaban disminuciones en valores absolutos reales, son siete las que aumentan su endeudamiento relativo medido en cantidad de sueldos (en estos casos bajaron más los salarios reales que los préstamos). Estos son los casos de Jujuy, Córdoba y San Juan (cada uno con 0,1 salarios) y Tierra del Fuego (0,2). En los casos de Santiago del Estero, Mendoza, Entre Ríos, Catamarca y Santa Fe no se registran cambios en el endeudamiento relativo a pesar de que el absoluto real se achica.

El promedio de cantidad de salarios adeudados por trabajador durante la última década es de 1,9 alcanzándose el pico en 2013, con 2,2 sueldos. Con una inflación de dos dígitos este nivel podría considerarse como el máximo alcanzable del “modelo” económico de la última década, razón por la que sin cambios relevantes en la política económica no podría esperarse mayor impulso al consumo por el lado de medidas que pretendan expandir el crédito, sostiene NOAnomics. Esto limitaría la reactivación del consumo más bien al crecimiento de los salarios, que con expectativas de una devaluación casi inevitable en el mediano plazo tampoco se asomaría como un escenario probable.

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