Una novela hecha con autos, carreras y campos de concentración

Una novela hecha con autos, carreras y campos de concentración

El libro nos hace pensar que puede conectarse el mito del progreso con el nazismo

UN RELATO DESDE UNA MIRADA ATÍPICA. Kappacher construye la novela “Flechas de plata” con el mito de la técnica, que encubre pasiones y horrores tras la idea de progreso. UN RELATO DESDE UNA MIRADA ATÍPICA. Kappacher construye la novela “Flechas de plata” con el mito de la técnica, que encubre pasiones y horrores tras la idea de progreso.
05 Abril 2015

Novela

Flechas de plata

WALTER KAPPACHER

(Adriana Hidalgo - Buenos Aires) 

La novela narra la historia de dos personajes: Mautner, joven periodista de carreras, y Windisch, célebre ingeniero dedicado a los autos. Ambos personajes narran sus propias historias desde puntos de vista diversos. Las perspectivas de un joven en crisis y de un anciano enfermo se refieren a distintos fenómenos: el mundo de los autos de carrera en la época de entreguerras, el accidente de Rosemeyer, la difícil situación de Mautner con su novia, el matrimonio fallido del ingeniero y la relación entre el deporte y la política.

El periodista Mautner vive una relación tortuosa con Matzuko, una joven fotógrafa de origen japonés. Ella está de viaje y no lo llama. Desde el centro de la descomposición de su vida sentimental, Mautner cuenta las peripecias para alcanzar una entrevista con Windisch. El ingeniero le cuenta no sólo una vida fascinante (llena de éxitos y desdichas) sino también la casi secreta relación de “Auto Unión” con Adolf Hitler. Mautner progresa en el vínculo con Windisch y se propone escribir un libro sobre la vida del ingeniero.

En la última parte, Kappacher desarrolla la zona clave de la novela. Como si le quitara peso a lo que cuenta, Windisch admite que trabajó en un pueblo en el que veía circular a los prisioneros del campo de concentración (es sintomático el tono de Windisch y la voluntad de contarlo todo, hasta los mínimos detalles). Windisch le dice a Mautner que nadie era del todo consciente de lo que estaba sucediendo en el campo. Y luego admite que se había enterado de que habían quemado vivo en una olla a un prisionero que había intentado huir. Esa vacilación, esa forma entre inocente y consciente de admitir la atrocidad, es lo que convierte al testimonio ficcional del ingeniero Windisch en un texto impactante. Lo que abruma es que el periodista no cuestiona las atrocidades sino que describe los hechos con cierta impasibilidad.

Flechas de plata narra el mito de la pasión por la técnica. En este sentido, Kappacher construye un relato desde una mirada atípica, desenfocada. Su novela no está hecha de literatura sino de autos y carreras, fábricas, campo de concentración y miseria. Flechas de plata narra, de alguna manera, de qué modo la técnica encubre otras pasiones. El mito de la técnica protege y ensalza el gran mito del siglo XX: la política de masas. ¿El fervor por la ciencia y la técnica no habían estado en el origen de la idea de progreso?

Flechas de plata hace pensar que no es imposible conectar el mito del progreso con el nazismo.

© LA GACETA

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Fabián Soberón

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