Cine: estamos tocando fondo

Cine: estamos tocando fondo

Mientras Buenos Aires disfruta una semana de estrenos entusiasmante, sólo dos películas renovaron la cartelera cinematográfica tucumana, y distan de figurar entre las mejores. Hay 19 salas -repartidas entre la capital y Yerba Buena- y casi ninguna flor. Una cosa es privilegiar el negocio, otra muy distinta cerrarle la puerta a cualquier producción que ose desafiar la cuadratura de la industria hollywoodense. Pantallas hay, lo que falta es voluntad y, sobre todo, amor por el cine.

No es que Buenos Aires sea una meca de la multiculturalidad cinéfila. Al contrario, también se notan las restricciones impuestas por las distribuidoras y por la política pochoclera de los complejos. De todos modos, hay margen para ver películas de las buenas. El jueves pasado se estrenó “Mommy”, lo nuevo del joven maravilla canadiense Xavier Dolan; “Puro vicio”, nada menos que el cruce entre Paul Thomas Anderson y Thomas Pynchon; y la alemana “Ave Fénix”, de Christian Petzold, de lo mejor que se verá este año en el país y en el mundo.

¿Y Tucumán? Apenas llegaron “The Gunman: el objetivo”, una de acción de medio pelo con Sean Penn en piloto automático, y la infantil “Home”, una animada de DreamWorks que aterrizó para convivir con “Los pingüinos de Madagascar”, “Bob Esponja” y “Cenicienta”. Los únicos que no pueden quejarse son los chicos.

Mientras tanto, el lugar para el cine argentino se mantiene en el limbo. El Espacio Incaa Tucumán es una promesa mil veces formulada y jamás concretada. El jueves se estrenó en Buenos Aires la elogiada “El 5 de Talleres”, de Adrián Biniez. La semana anterior había sido el turno de “Voley”, un esfuerzo de Martín Piroyansky orientado al público joven. De esos títulos, ni noticias por estas playas.

La pobreza de nuestra cartelera equivale a un empujón hacia la piratería. Lo que no se puede ver por derecha termina entronizándose en el altar del download/streaming. Se supone que internet es la puerta para acceder a cinematografías lejanas e imposibles, pero termina salvando la ropa de estrenos que insólitamente pasan de largo entre la multitud de salas tucumanas puestas al servicio de la mediocridad.

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