Utilizan pañales, piernas ortopédicas y niños para llevar droga a los detenidos

Utilizan pañales, piernas ortopédicas y niños para llevar droga a los detenidos

El director de Institutos Penales admitió que no lograron evitar el ingreso de estupefacientes

28 Marzo 2015
“Sí, el flagelo de la droga está en todos lados y también en las cárceles”, admitió Guillermo Snaider, el director de Institutos Penales de la provincia. El problema tiene dos aristas. Por un lado la asistencia y tratamiento a los detenidos que son adictos a algún estupefaciente. Por otro, el ingreso de drogas al penal.

“Aún no hemos encontrado cómo reducir a cero la posibilidad de ingreso de psicofármacos, de droga, de sustancias prohibidas”, reconoció el funcionario. Las maneras de hacer ingresar estupefacientes a la cárcel son varias. Una de ellas es el conocido “vuelo de palomas”, que son paquetes que tiran a través de los muros. Este sistema necesita de la mirada al costado de algún guardiacárcel.

“Hasta acá no pude encontrar a nadie con los elementos suficientes como para iniciar una causa penal. Sí existen sospechas, rumores, pero para ir a la Justicia necesito pruebas contundentes. Si no podemos terminar con este sistema, tengo la esperanza de por lo menos reducirlo al mínimo”, manifestó el funcionario.

El otro mecanismo para ingresar drogas en la cárcel es a través de las visitas. “Lo hacen de la manera más extraña que puedan imaginarse”, dijo Snaider, y relató algunas formas de ingresar estupefacientes que vivieron en las requisas: a través de las partes íntimas de niños, niñas y de personas mayores, en los pañales de los bebés, en muletas de gente discapacitada y en piernas ortopédicas.

“La experiencia nos lleva a ser exhaustivos en los controles. Es inaceptable que una madre, que tiene a su hijo preso, trate de hacer entrar droga para el consumo o para la venta. No tenemos la tecnología para hacer una revisión en forma mecánica y tenemos que recurrir, dentro del respeto que las personas se merecen, a la requisa manual. Aquellos que no quieran someterse a ese control, se les invita a salir de la cárcel. En la medida de nuestras posibilidades tratamos de respetar la dignidad humana, pero debemos ser exhaustivos, generalmente con las personas de quienes se tiene alguna sospecha o que cuenta con algún antecedente de estas situaciones”, dijo Snaider.

En cuanto a la asistencia, el director comentó que trabajan con especialistas del Siprosa, que acompañan a los presos a los que se les detecta, a través de tests, si sufren de adicción a alguna sustancia. “También estamos formando al personal penitenciario para que sepan cómo tratar a los internos con estas problemáticas”, manifestó.

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