Historia familiar que narra el fin de la familia tal cual la conocemos

Historia familiar que narra el fin de la familia tal cual la conocemos

29 Marzo 2015

Novela

La familia

GUSTAVO FERREYRA

(Alfaguara - Buenos Aires) 

Gustavo Ferreyra es el escritor que en 2010 obtuvo el premio Emecé por Doberman. Es autor también de otras novelas consolidadas en la literatura contemporánea argentina, como El perdón, El amparo, El desamparo, Vértice y Piquito de oro.

La Familia, su última novela, cuenta la historia de la familia de Sergio Correa Funes, y está articulada en saltos narrativos que van desde principios del Siglo XX hasta el año 2106. Sergio Correa Funes, el protagonista y narrador, estudió en su juventud Licenciatura en Filosofía, pero luego eligió un trabajo de empleado bancario, cómodo y burocrático. Sergio Correa Funes finalmente se convertirá en un filósofo maldito y reverenciado por las generaciones futuras. En ese sentido, la novela, desde una perspectiva nietzscheana, arremete contra la institución que procreó y cultivó, que generó a ese ser hosco y renegado: su protagonista.

Los Correa Funes de los años 1920 son estancieros, un poco salvajes e intrincados. Los Correa Funes de los años 1940 ven a uno de sus integrantes pelear en la Segunda Guerra Mundial, es el padre de Sergio. El mismo que luego, irónicamente, se convertirá en ícono de un movimiento antifamiliar en un futuro cercano.

Así escribe: “¿Por qué estoy embretado en esta vida? ¿Cómo me las arreglé para llegar hasta acá, para estar metido en esta piel y tener que sostener todos estos compromisos y...? Y estar jaqueado por obligaciones para con los vivos y para con... Yo... No sé si hice elecciones. Si me remonto al pasado... ¡Pero el pasado es tan nebuloso!. Sí, hice elecciones. Es evidente. Pero las hice en estado de ignorancia.”

Sergio Correa Funes es el protagonista y narrador ácido y recalcitrante de La Familia. Acaso es el mismo de Piquito de Oro, otro portentoso conato literario de Ferreyra. La familia es una gran obra que busca plantear un futuro donde la familia ya no representa el asidero moral y social, el refugio ontológico desde donde se funda y construye la realidad, desde donde se aprende el lenguaje, las primeras metáforas, sino el incómodo seno donde refunfuña el individuo puro y duro del nuevo mundo.

La familia es una novela que, a riesgo de parecer un mamotreto plañidero y pseudo-filosófico de 570 páginas, y que como un alud verborrágico que entre sus lodos acarrea leños de pesimismo, de cinismo, de ateísmo, de invectiva antisocial, y que recorre tres generaciones en diferentes siglos para ensayar un futuro individualista de la humanidad, de una humanidad reducida por una óptica un tanto infantil fruto de lecturas incompletas o incomprendidas de Friedrich Nietzsche o de J. G. Fichte, comprende un verdadero desafío literario que nada tiene que envidiarle a otros megalomaníacos libros de nuestra literatura argentina.

© LA GACETA

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