Combatir a losviolentos es posible

Combatir a losviolentos es posible

La noticia tiene una dimensión enorme, más allá que su difusión pasó casi inadvertida. La Asociación Tucumana de Fútbol de Salón actuó con la rigurosidad que muchas veces las entidades nacionales y provinciales que nuclean a su hermano mayor, el fútbol, no lo hace. El presidente de la entidad, Nicolás Nanterne Giacchino, confirmó que todos los integrantes del equipo de Ramírez de Velasco, protagonistas de un lamentable caso de violencia, fueron suspendidos de por vida y no podrán jugar oficialmente en ninguna parte del país. Además, se desafilió a ese club tanto en Primera como en femenino.

La historia comenzó a escribirse el lunes 15 de diciembre pasado. Esa noche, en el gimnasio cerrado del club Central Norte, jugaba la formación de Barrio Modelo con la de Ramírez de Velasco. Casi al final del encuentro, un fallo del árbitro encrespó los ánimos de los simpatizantes y el entrenador de este último equipo. Fuera de control agredieron al referí y a su colaborador, que alcanzaron a escapar porque los integrantes del equipo de Barrio Modelo hicieron una suerte de un escudo humano.

El que no pudo salvarse de la furia de los violentos fue Ernesto González, el planillero del encuentro que intentó calmarlos y fue duramente golpeado: le patearon la cabeza y el cuerpo. Fue llevado al hospital Padilla, donde le practicaron una neurocirugía para extraerle un coágulo, formado a raíz de la golpiza recibida.

Los dirigentes que efectuaron la denuncia policial comprobaron luego que les habían robado sus pertenencias y las de unos 12 jugadores del equipo rival.

La noticia impactó tanto en la sociedad como en el ámbito del futsal, donde este tipo de agresiones no eran comunes hasta ese momento. Superado el susto por lo que le pasó a González, los dirigentes comenzaron a accionar para que la agresión no quede impune. Primero fueron a la Justicia. Llevaron testigos y denunciaron a cada uno de los agresores -15 jugadores y un técnico- con nombre y apellido. La causa avanza en forma lenta, pero los responsables ya declararon ante las autoridades judiciales. Paralelamente tomaron medidas disciplinarias en lo deportivo. Suspendieron de por vida a los jugadores y desafiliaron a Ramírez de Velasco. Pero no se quedaron con la sanción a nivel local. Enviaron el caso a la Confederación Argentina para que se extienda la pena a todo el territorio nacional. Eso significa que no pueden jugar oficialmente en ninguna liga del país. De alguna manera, les cerraron todas las puertas para que no vuelvan a actuar.

Las chicas pagaron los platos rotos. Tendrán que estar un año sin jugar. Una vez que cumplan esa sanción, se las autorizará a alistarse en otros equipos porque Ramírez de Velasco no será aceptado en competencias futuras.

Ahora sólo queda esperar que González pueda volver a hacer su vida normal. Ya dejó el hospital y se recupera en su domicilio, aunque por el momento no tiene el alta médica definitiva. Si bien su evolución permite ser optimista, le aconsejaron no realizar determinadas actividades. Lo importante es que no quedaron secuelas de la brutal agresión.

El futsal demostró que cuando hay voluntad se puede atacar y castigar a los violentos. Tal vez este caso deba ser tomado como ejemplo por otras disciplinas más populares, especialmente el fútbol, donde los actos de violencia son cotidianos y los responsables no reciben el castigo correspondiente.

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